Caminos seguros para las ardillas de la Móra-Tamarit
Cuerdas entre los árboles. El barrio de Llevant ya cuenta con cinco cables que permiten a las ardillas cruzar las calles sin el riesgo de morir. Cada año fallecen alrededor de 15 ejemplares atropellados por coches

Miguel y Hernández, ayer, delante de uno de los carteles de precaución instalados.
El proyecto que en 2017 empezó como una prueba piloto ya está consolidado a día de hoy. La Móra-Tamarit cuenta con un total de cinco cuerdas que, de árbol a árbol, cruzan cinco calles del barrio con el objetivo de que las ardillas que habitan la zona boscosa de Llevant no tengan que cruzar la carretera. El hecho es que durante los últimos años ha sido constante la aparición de cadáveres de ejemplares que mueren atropellados al querer pasar de un lado a otro por el mismo espacio por el que circulan los coches. Así, se calcula que cada año han fallecido alrededor de 15 ardillas por este motivo.
Fue hace cinco años cuando los vecinos de la Móra-Tamarit alertaron al Ayuntamiento de Tarragona de esta situación y el consistorio, con la colaboración de la asociación medioambiental la Sínia, que se encarga de la custodia de la zona del Riu Gaià, decidió colocar dos cuerdas en dos puntos de la calle Conca de Barberà para ver si las ardillas las utilizaban para cruzar. Con la instalación de una cámara pudieron comprobar que el sistema era efectivo. Uno de los dos primeros cables fue derribado por un camión porque estaba mal colocado. Ahora han instalado cuatro más en los ‘puntos negros’ detectados por los vecinos. Además, también se han colocado una serie de carteles por el barrio para pedir a los conductores que reduzcan la velocidad y vayan con cuidado ante la posibilidad de que alguna ardilla cruce la calle.
Hèctor Hernàndez, de la Sínia, explicaba que «con este proyecto hemos buscado la continuidad de las masas forestales que quedan cortadas por estas calles». Estas cuatro cuerdas añadidas recientemente se encuentran en la calle Conca de Barberà, en el paseo del Esquirol, en la avenida del Blauet y en la calle Foixarda. Los primeros cables se pusieron de árbol a árbol, pero algunos no tienen las condiciones adequadas, con lo que los nuevos se conectan de un árbol a una farola, cruzando la calle hasta otra farola, y de ésta a otro árbol. Además, las primeras conexiones eran de cuerda, y en las nuevas se mantiene este material entre árbol y farola, pero de poste a poste se han hecho con dos cables de acero trenzados protegidos con funda, que según Hernàndez «da la estabilidad necesaria para que la ardilla circule sin problema, mientras que la cuerda se acababa destensando». «Ahora tocará ver si este sistema funciona, en primer lugar viendo si sigue habiendo atropellos o, por otra parte, colocando cámaras para ver si realmente los animales lo utilizan o no», comentaba el responsable de la Sínia, que añadía que «se trata de un proyecto vivo y se irán instalando más conexiones si aparecen nuevos puntos críticos donde se atropellan ardillas». Tampoco descartaba aplicar este proyecto en otros barrios con zonas boscosas, como Cala Romana o Boscos, si se detecta el mismo problema.
Por su parte, Eva Miguel, concejala de Medi Ambient en el Ayuntamiento, celebraba que «es una iniciativa que da resultados» y defendía que «hace que el impacto antrópico no sea tan devastador y permite que se pueda mantener toda la riqueza en biodiversidad».