Adolescentes, más híper conectados que nunca

Los expertos ven el confinamiento como una oportunidad para abordar la dependencia

02 abril 2020 18:07 | Actualizado a 02 abril 2020 18:09
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El teléfono, el ordenador y las redes sociales, se erigen estos días como herramientas imprescindibles para garantizar la comunicación. A pesar de que los expertos evitan demonizarlas, avisan de que, sobre todo ahora, hay que hacer un uso responsable. «Hace falta que el uso no se convierta en un abuso porque esto puede dejar una impronta difícil de borrar», señala el psicólogo clínico Jaume Descarrega

El cierre de las escuelas e institutos ha comportado que los alumnos tengan que hacer ahora un uso más intensivo de los dispositivos electrónicos para estar conectados a sesiones ‘online’ o tener acceso a los deberes y ejercicios que les encargan. Pero si estas herramientas también se utilizan durante el ocio, las horas se multiplican.

Según Descarrega, profesor asociado del Departamento de Psicología de la URV y miembro de la Junta del Colegio de Psicólogos de Catalunya, es evidente que hay que suplir de alguna manera «el aislamiento» que propicia el confinamiento. Aun así, avisa que «si los adultos no hemos sabido acompañar los niños a integrar este mundo digital de manera adecuada, ahora será más complicado».

Sin que se hayan puesto límites ni pautas, la situación se puede convertir en un riesgo, asegura. «No se trata de prohibir las redes, porque tienen una función socializadora, pero hace falta que regulemos el uso», plantea. 

Y ¿que pasa con aquellos que están «enganchados»? Según el psicólogo este tipo de situaciones excepcionales dan pie al análisis. «Si uno es capaz de darse cuenta que esto ocupa un porcentaje muy grande del tiempo de su hijo, y lo puede vivir en directo durante el confinamiento, es momento de hacer un replanteamiento y de señalar los límites», apunta.

Seguir de cerca

Paqui Serra, directora del Equipo de Asesoramiento Pedagógico (EAP) del Baix Ebre, constata que la mayoría de familias a las cuales asesoran reportan un consumo de horas «excesivo» de los adolescentes, pero admiten que no saben muy bien «donde entran, que consultan o qué se bajan». «El confinamiento lo tenemos que ver como una oportunidad para vigilar el tiempo de consumo que hacen y, de forma más disimulada o menos agresiva, tener un control de donde acceden», explica.

Según la psicopedagoga, en función del nivel de consumo la intervención será más o menos complicada. «Hay que valorarlo y hablar abiertamente», apunta, a la vez que advierte que, muchas veces, los padres que se quejan de los hijos y no son conscientes de que ellos «están haciendo lo mismo» y pasan horas en el WhatsApp, por ejemplo.

La directora de la EAP explica que a los adolescentes convendría limitarles el tiempo diario de uso del teléfono y de redes a una hora y media, o dos horas como máximo. Y a los más pequeños, «como mucho media hora».

En una situación de confinamiento en casa también hay que tener en cuenta las dimensiones del domicilio o si la familia tiene que compartir dispositivos como los ordenadores. Por todo ello, apunta, lo más recomendable es acordar un horario, preferiblemente entre todos los miembros de la familia, para organizarse. 
Según la psicopedagoga también es recomendable que los niños y jóvenes dispongan de un diario donde poder anotar los sentimientos y el estado anímico. En el caso del abuso de las nuevas tecnologías, por ejemplo, esto puede servir para que hagan autoanálisis e identifiquen qué consumo hacen y qué visitan, y si esto los satisface. 

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