Alarma al dispararse el número de fallecidos en la carretera

Este año han muerto 14 personas en la red viaria de la demarcación, frente a las cuatro del mismo periodo del año pasado. Trànsit anuncia un plan de choque para frenar el incremento

27 marzo 2018 18:41 | Actualizado a 31 marzo 2018 13:38
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El número de personas muertas en las carreteras de Catalunya –principalmente en las demarcaciones de Tarragona y Barcelona– se ha disparado este año respecto al mismo periodo del año anterior. Lo apuntaba el domingo día 18 la directora del Servei Català de Trànsit, Maria Eugènia Domènech, a la vez que anunciaba que se tomarían medidas –ha pasado una semana y todavía se desconoce en qué consistirán– para revertir la situación. Y es que Catalunya es la comunidad autónoma donde más crecen los muertos en accidentes de tráfico, según apunta el RACC. La subida ha sido del 81 por ciento, mientras que la media de España se sitúa en una disminución del 6,5 por ciento.

Hasta el pasado 21 de marzo, un total de 14 personas habían perdido la vida en las vías interurbanas de la demarcación de Tarragona, una cifra sólo superada en el 2016, cuando fueron 16. Sin embargo, aquel año se produjo el tráfico accidente de autobús en Freginals en la AP-7, donde fallecieron 13 estudiantes de Erasmus cuando volvían de València.

Las 14 víctimas mortales son aproximadamente la mitad de las registradas en todo el año pasado, según datos de Trànsit. En 2017, la demarcación de Tarragona cerró el año con 29 fallecidos en las vías interurbanas, 16 más en los tramos urbanos.

Unas cifras muy negativas que este 2018 ya se han dado cuando apenas acaba de comenzar el periodo vacacional de Semana Santa, cuando se incrementa notablemente la movilidad de personas, tanto las que realizan un largo viaje como las que se mueven por el interior del territorio, principalmente con los vehículos que están de paso por la autopista AP-7, señala el jefe del Servei Territorial de Trànsit de Tarragona del Servei Català de Trànsit (SCT), Eusebi del Olmo.

Semana Santa

Añade que también se incrementa el volumen circulatorio por las carreteras del interior, que comunican con el Valle del Ebro, como Aragón, Navarra o Lleida.

Un primer análisis de los accidentes mortales de este año indica que no hay una vía que destaque muy por encima de las otras. A la cabeza de la trágica lista se sitúa la autovía A-7, con tres accidentes mortales, dos de ellos en el término municipal de Mont-roig del Camp. Le sigue la N-340, con dos. Sin embargo, en uno de ellos –ocurrido en el término municipal de El Vendrell– hubo tres víctimas mortales. El resto ocurrieron en la C-14, la AP-7, la T-11, la C-37, la TP-2124 y un camino. 

Del Olmo asegura que en este incremento de la mortalidad en la carretera ha influido tanto la velocidad como el aumento del volumen del tráfico. «Nos preocupa la distracción por el uso del teléfono móvil». Y añade: «Es difícil luchar contra la distracción porque no podemos tener un mosso vigilando en cada punto de las carreteras».

«Alarma social»

La siniestralidad vial en Catalunya está llegando a niveles de «alarma social», con un importante repunte de los accidentes y de las víctimas mortales. Por este motivo, el Servei Català de Trànsit (SCT) y Mossos han activado un «plan de choque» de vigilancia «intensiva» en todo el territorio para evitar más siniestros, aunque no se dará a conocer hasta hoy miércoles. Durante el 2018 ya han perdido la vida 44 personas en las carreteras catalanas, cuando durante en el mismo período del año pasado fueron 24.

La directora del SCT, Eugènia Domènech, señaló que hay que hacer un «toque de atención» a todos los usuarios de la red viaria porque la accidentalidad está siendo «dispersa y multifactorial». Esto significa que no hay ningún colectivo concreto –sean motoristas, conductores o peatones– ni franja de edad, ni tipo de vía  –carreteras secundarias o autopistas– o ámbito territorial en que se concentren los accidentes. Por ello, el plan de actuación activado el mismo viernes tras una reunión entre Trànsit y mandos de los Mossos tiene como finalidad actuar «de una forma coordinada y general», señala Domènech.

De esta manera, una mayor presencia de patrullas policiales debe servir para disuadir a los conductores de realizar conductas de riesgo, como superar la velocidad máxima permitida, no llevar el cinturón de seguridad o el casco, mirar el móvil mientras se está al volante o conducir bajo los efectos del alcohol o las drogas. «Más control de todo tipo», concretó Domènech, recordando que «el factor humano» está detrás del 90% de los accidentes de tráfico, por lo que es «indispensable» dar un «toque de atención». «Podemos evitar esta realidad, que es muy cruda», añadió.

Sobre la relación entre el aumento de la movilidad y el incremento de la siniestralidad, Eugènia Domènech explicó que la recuperación económica ha favorecido la proliferación de vehículos, después de años en los que el tráfico había disminuido por la crisis. «Hay más actividad, más coches y, por tanto, más riesgo», señaló la directora del SCT. «Pero esto no debe ser sinónimo de más víctimas. No debemos permitir que sea así», sentenció.

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