Ambientalistas piden un estudio sobre dónde hay amianto en la ciudad

Se puede encontrar este material tóxico en las tuberías de desagüe de viviendas construidas en los años 60, en naves industriales del polígono Francolí y en depósitos de agua 

27 abril 2019 08:08 | Actualizado a 29 abril 2019 15:36
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¿Dónde hay amianto en Tarragona? La respuesta es que no se sabe. Pero hay sospechas fundadas sobre cuáles son los principales focos con más riesgo en la ciudad. Según los expertos y técnicos de medio ambiente, las naves industriales del polígono Francolí y los almacenes de la Part Baixa podrían contener amianto. Los ambientalistas piden a las administraciones que se elabore un mapa sobre cuáles son los edificios que se construyeron con este material tóxico. «De esta manera, podremos enfrentarnos a la realidad y no a la sospecha continua sobre si los tarraconenses estamos en peligro», explica Toni Peco, técnico ambiental. 

El polígono Francolí es uno de los puntos que más preocupa a los ciudadanos. Algunas de las naves que hoy en día están en funcionamiento se construyeron en los años 60 y 70. Se utilizaba uralita –nombre comercial con el que se conoce el fibrocemento de amianto– para fabricar las cubiertas. Unos años más tarde, cuando empezó a conocerse la toxicidad del material, muchas de estas naves optaron por cubrir el tejado con chapa metálica, cosa que desaconseja totalmente la Generalitat. Otras en cambio, se encuentran en estado de abandono. 

«Hace días que observo cómo las gaviotas hacen su nido en los tejados de naves», asegura Antonio García, usuario de uno de los equipamientos del polígono Francolí. «Si te fijas puedes ver perfectamente cómo levantan el polvo. Existe un peligro real, tanto para el centro de la ciudad como en los barrios de Ponent», añade. La situación se agrava teniendo en cuenta que en el polígono no solamente se pueden encontrar naves industriales. Desde hace unos años, también hay gimnasios, equipamientos para jugar al pádel y escuelas de danza.

Por otro lado, técnicos de medio ambiente aseguran que algunos almacenes de la Part Baixa con la cubierta de fibrocemento también podrían contener amianto. «Si nos colocamos justamente en el mirador de la calle Caputxins, podemos ver algunos tejados sospechosos», explica Peco, quien añade que existe una normativa europea que obliga a elaborar un plan de fibrocemento de todos los municipios. «Y lo peor de todo es que se siguen dando permisos para hacer actividades en este tipo de naves y almacenes», explica otro ambientalista.

Otro de los equipamientos donde podría haber amianto es en la Ciutat de Repòs i Vacances, en la cubierta del aparcamiento. El complejo, propiedad de la Generalitat, se construyó en el 1957 y desde el 2011 está cerrado al público. Aunque hay un vigilante las 24 horas del día, la apariencia es de abandono total. La cubierta del aparcamiento está a pedazos desde hace muchos años. 

También en las tuberías

Constructores y arquitectos aseguran que el amianto se usó en los años 50 y 60 para hacer las tuberías de los desagües. Es habitual ver patios de luces con bajantes que contienen fibrocemento y que podrían ser tóxicos en caso de manipularlas. A partir de los 70, el fibrocemento se sustituyó por el PVC. «Aún no sabíamos que era tóxico. Cambiamos a PVC por comodidad», asegura un constructor. Por su parte, Josep Anguera, técnico del Col·legi d’Aparelladors, Arquitectes Tècnics i Enginyers d’Edificació de Tarragona (COAATT), explica que «nos encontramos con amianto cuando iniciamos un proyecto de derrumbe de algún edificio». Anguera asegura que «aquellos bloques que se construyeron en los 60, podemos estar seguros que contienen este material. Ahora bien, el único problema del fibrocemento es si se manipula y genera polvo. Si no, no hay peligro». Anguera añade que existe un protocolo concreto en caso de encontrarse con amianto. «Hay pocas empresas que se dediquen a esto», explica Anguera.

La cubierta del parking de la Ciutat de Repòs i Vacances podría contener amianto

Miguel Bueno es comercial de una empresa de gestión de recursos. Bueno asegura que «trabajamos bastante en la ciudad de Tarragona, sobretodo en temas como antiguos depósitos de agua o bajantes en comunidades de vecinos», y añade que «nosotros solamente retiramos pequeñas cantidades de amianto cuando, por ejemplo, hay un vendaval. Si se trata de una cubierta, viene una empresa de Barcelona». El material tóxico se transporta a una depuradora especial  y es enterrado bajo tierra. Las pastillas de freno de los coches, las paredes de los parkings y las antiguas estufas también podrían contener este material tóxico.

Conscientes del riesgo

El amianto está compuesto por fibras microscópicas que pueden permanecer en suspensión en el aire el tiempo suficiente para que representen un riesgo respiratorio. Este material tiene propiedades aislantes, mecánicas, químicas y de resistencia al calor y a las llamas. El simple hecho de estar en contacto con el amianto no supone casi riesgo para la salud, pero la situación cambia cuando el contacto es prolongado y se manipula el material, de manera que las fibras pasan al aire y son fácilmente respirables. Esto sucede en derribos, trabajos con taladros o cuando el material está muy envejecido. El amianto puede provocar enfermedades en el aparato respiratorio, destacando el cáncer de pulmón. 

El arquitecto tarraconense Enric Casanovas asegura que es necesaria una analítica microscópica para saber si el fibrocemento contiene amianto o no. Con una prueba visual no es suficiente. La principal recomendación de Casanovas es que «todas aquellas personas que hagan obras en edificios construidos entre los años 60 y 80, deben ser conscientes que existe riesgo tóxico». 

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