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Catalina López estaba en una cuneta boca abajo. Uno de los equipos de familiares y amigos (en total 16 personas se reunieron en la noche de ayer para seguir la búsqueda) la encontró alrededor de las 22 horas. Habían buscado en las inmediaciones de la parada de autobús de la carretera del Pont d’Armentera, una de las pistas que tenían y que habían medio descartado porque los Mossos ya estuvieron allí y no habían encontrado rastro de la anciana de 74 años.
Sin embargo, la linterna enfocó un vestido floreado, el que llevaba Catalina, y las sospechas de que el cadáver fuera ella fueron confirmadas a los pocos minutos. Las tareas desesperadas de búsqueda de la anciana habían terminado de la forma más triste y con la impotencia de que la pista que habían descartado los Mossos –según la versión familiar– era válida y verídica.
La localización del cuerpo movilizó a Mossos, Guàrdia Urbana, Bombers y una ambulancia. El descubrimiento del cuerpo no sólo trajo tristeza a familiares y amigos, también mucha rabia y enfado con los cuerpos de seguridad, sobre todo con los Mossos, de los que lamentan el escaso interés que habían puesto en la búsqueda de Catalina.
El principal argumento del enfado, que explotó tras localizarse el cadáver, radica en el cierre del operativo poco antes de las 21 horas, explican fuentes cercanas a la víctima. Los Mossos, según la misma familia, descartaron seguir la búsqueda por la noche argumentando que era ineficaz y emplazando a la mañana de hoy a seguir peinando la zona con perros rastreadores. No será necesario, la familia encontró a Catalina una hora después.
