Caídos por la sinrazón terrorista

José Jiménez Mayoral, un guardia civil retirado nacido en Montblanc, estaba casado y era padre de tres hijos. Fue asesinado mientras esperaba un autobús el 9 de octubre de 1982 para trasladarse a su domicilio, en el barrio de Behobia, en la localidad guipuzcoana de Irún. Es uno de los 243 guardias civiles asesinados en actos terroristas. Las fotografías de todos se pueden encontrar en la exposición La Guardia Civil frente al terrorismo, por la libertad, por las víctimas, que hasta el próximo 4 de marzo se puede ver en el vestíbulo de la Subdelegación del Gobierno de Tarragona. Una provincia que ha sufrido en las últimas décadas numerosos ataques terroristas, desde el primero en 1987 contra el rack de Enpetrol –y el posterior de 1990– hasta el ataque kamikaze contra el cuartel de la Guardia Civil de Sant Carles de la Ràpita o los atentados contra intereses turísticos en Salou y Cambrils, e incluso contra el aeropuerto de Reus.

En la inauguración de la exposición, de carácter itinerante y que próximamente se podría ver en Estrasburgo, estuvo presente el ministro del Interior. Jorge Fernández Díaz, ante un vestíbulo de la Subdelegación repleto, destacó el papel que la Guardia Civil ha jugado en la lucha antiterrorista y la muestra «es un fiel testimonio» de ello. Aunque la exposición refleja a las víctimas de todas las bandas terroristas, el ministro centró su intervención en ETA, cuyos miembros, dijo, «fueron derrotados por el Estado democrático y de derecho, por el comportamiento de las instituciones, por la cooperación internacional, etc». Sobre dicha banda apuntó que es un cadáver al que sólo le falta expedir el «certificado de defunción» en el momento de su desaparición.

La muestra se inicia con dos paneles que reflejan el primer y último atentado sufrido por la Guardia Civil, así como una proyección sobre los demás atentados. Uno de los paneles, dedicado al funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, muestra la crueldad de los terroristas que lo mantuvieron viviendo en condiciones infrahumanas en un reducidísimo agujero sin ventilación.

En esta exposición se pueden visionar documentos audiovisuales de la lucha de la Guardia Civil contra el terrorismo, los medios de los que dispone y las consecuencias de los diferentes atentados terroristas de la historia de España.

Fernández Díaz, arropado por la delegada y subdelegados del Gobierno en Catalunya, además de numerosas autoridades locales y nacionales, agradeció en dos ocasiones al Ayuntamiento el homenaje a Miguel Ángel Blanco y la conservación de la placa.

Medallas y diplomas

Pero durante la visita del ministro a Tarragona, además de visitar la Comandancia de la Guardia Civil y la sede del Partido Popular en la Rambla Nova, se entregaron una serie de diplomas y medallas. Una de éstas, la de plata al Mérito de Protección Civil con distintivo rojo, a título póstumo, a Antonio Fernández Jiménez, un vecino de Cunit que el 27 de junio de 2013 se lanzó al mar para salvar a su nieta de nueve años y a un amigo de ésta que eran arrastrados por la corriente. El hijo de la víctima –cabo primero de la Guardia Civil– y la nieta del fallecido recogieron la medalla. El agente agradeció a las autoridades «por la rápida respuesta», a la vez que alabó que la sociedad «se acuerde de sus ciudadanos y de sus héroes anónimos». Afirmó que el reconocimiento de ayer era «muy importante» para la familia.

El ministro impuso una medalla de bronce al Mérito de la Protección Civil al coronel de la Guardia Civil Mariano Martínez, que había estado al frente de la Comandancia de Tarragona. También se entregaron diplomas a los voluntarios de la Red Radio de Emergencias de Protección Civil (Remer) que llevan más de 25 y más de 30 años de servicio.