Campclar, una zona vetada para los repartidores

Seur es una de las empresas que no opera en algunas calles del barrio de Ponent como 
consecuencia de haber sufrido varios episodios de robo y agresión hace ya algunos años

28 abril 2021 17:20 | Actualizado a 29 abril 2021 05:27
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A veces lo cotidiano provoca que lo excepcional deje de serlo sin motivo alguno. Esto es el caso que sufren los vecinos de Ponent que han visto como el hecho de no recibir un paquete, una carta o una pizza se ha interiorizado ya como algo absolutamente normal sin que esto lo sea. Uno se sorprende cuando explica que los paquetes que espera de Seur o las pizzas que pide en Telepizza no las recibe en su casa, sino que no tiene otra posibilidad que ir a buscarlas a la nave central de estas empresas.

¿El motivo? Algunas calles de Campclar sufren el veto del reparto. Como si se tratase de una zona de guerra, antiguos conflictos y agresiones a repartidores en un pasado han dibujado este contexto. El tiempo y los años pasan y nada cambia. La esperanza de que pueda hacerlo ya ni existe. Resignación es la palabra para unos vecinos que sufren un episodio de marginación. ¿Cómo se ha podido llegar a una situación tan extrema y que perdura en el tiempo?

«Desde hace siete años no repartimos por Campclar. Hubo varios incidentes de agresión y robo a los repartidores y Seur lo decidió a raíz de eso. Los clientes tienen que venir a recoger directamente a nuestras naves», así lo explica una de las trabajadoras de la empresa líder en envíos de paquetes y mensajes nacionales e internacionales cuando es preguntada el motivo por el que no se reparte en Campclar. Prefiere el anonimato, aunque nos revela que entiende el enfado de los vecinos de Ponent, pero también defiende que algunos de sus compañeros han tenido problemas en un pasado a la hora de repartir.

La situación es extraña y no solo esta empresa lo ha decidido en los últimos años. Campclar se ha convertido en una especie de oasis. Un territorio aislado, que parece que no existe y en el que el servicio de recogida de comida o paquetes no siempre es tan sencillo. Algunas empresas no ponen problemas, pero otras como ya la citada Seur o Telepizza dijeron basta hace ya unos años y la situación no ha variado un ápice ni hay indicios de que lo vaya a hacer.

Comportamiento incívico

El comportamiento incívico de algunos vecinos del barrio ha provocado que la decisión haya sido drástica y mantenida en el tiempo. «Es una lástima que por culpa de unos pocos tengamos que pagar el resto. Tengo que ir a recoger los paquetes a la nave de Seur (situada en el 228 de la carretera Valencia) o si por ejemplo me apetece una pizza, pues tengo que ir a recogerla porque no me la traen. A veces lo máximo que me han ofrecido es quedar en Torreforta y que el motorista me la dejé allí», explica uno de los vecinos de Ponent.

Dentro de esta rareza, algún vecino aboga por el optimismo, entendiendo la situación e incluso viéndole su punto positivo: «Yo prefiero tener el paquete en espera en Seur, ya que puedo ir a recogerlo en cualquier momento y así no tengo que estar intranquilo o sin poder salir de casa porque estoy esperando un paquete. Además, yo entiendo este veto, ya que recuerdo que de pequeño robaron una moto de Telepizza y se tiró varios días pululando por el barrio y acabó destrozada».

Una postura que se entiende para una persona que no tiene problemas para desplazarse y puede ir sin problemas a recoger un paquete. ¿Pero qué pasa con una persona mayor que tiene dificultades para caminar? ¿Y en tiempos de confinamiento total, que sucedió si uno no podía recibir un paquete y tampoco podía ir a recogerlo, ya que la nave se encontraba sin atención al público?

Confinamiento complicado

Pues lo cierto es que, en el confinamiento total, la situación se volvió todavía más extrema, tal y como explica un joven de Ponent: «Me acuerdo de que pedí una máquina de cortar el pelo a una tienda con sede en las Canarias que realizó desde allí el envío mediante Seur. Para mi sorpresa pasaban los días y el paquete no llegaba. Yo era consciente del veto de reparto, pero entendía que en tiempos de coronavirus habría excepciones. No fue así y llamé a Seur y me dijeron que por Campclar no repartían y que el estado de excepción del país no variaba su postura. La única solución que me dio fue la de dar otra dirección de envío, ya que en aquel momento tampoco se podía ir a buscar el paquete a la nave. Total, que al final tuve que dar la dirección de mi hermana que vivía en Vila-seca», explica el vecino de Ponent.

A lo que añade: «Claro que entiendo que no repartan después de los episodios que han podido vivir, pero no entiendo como no hicieron una excepción en unos tiempos tan convulsos como los del confinamiento total».

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