Carlos Enrique Bayo: «Para ser periodista hay que tener dos cosas: el don y buenos maestros»

Cuarenta años de oficio se dicen pronto. Con una mirada crítica, el reconocido corresponsal y periodista de investigación habla de cómo ha evolucionado la profesión y de la libertad de expresión

05 marzo 2019 11:11 | Actualizado a 05 marzo 2019 11:21
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Carlos Enrique Bayo no puede entender la vida sin el periodismo. Dejó sus estudios de Física para ser periodista. Trabaja para el diario Público, pero antes ha sido corresponsal en Moscú y Washington, responsable de Internacional de cinco diarios y enviado especial en conflictos como Afganistán, Camboya, Próximo Oriente y Armenia-Azerbaiyán. Ha cubierto hechos históricos, como la caída del Muro de Berlín o la matanza de Tiananmen. Ayer dio una charla en la Casa Canals de Tarragona  dentro del ciclo de conferencias ‘Experiència de periodista’.

¿Con qué se queda de todo lo que ha aprendido estos años?
Que el periodismo no es ninguna ciencia. Eso de la ciencia de la información o la comunicación es un invento de los catedráticos o doctores de periodismo que quieren tener su propio chiringuito. El periodismo es un oficio, no es una ciencia. Nada que se pueda estudiar como la medicina o el derecho, porque procede del olfato, de la empatía con los compañeros y sobre todo de los maestros que te enseñan. Hay que tener dos cosas para ser periodista: el don y buenos maestros.

¿Quién fue su maestro?
Miguel Ángel Bastenier. Me enseñó cómo se hace el periodismo y cómo hay que trabajar como periodista. Él tiene varios libros, uno de ellos es El blanco móvil, porque el periodista es como un cazador que caza algo que se está moviendo. Lo que busca el periodista está en movimiento y tú tienes que ir y darle. Fue el mejor profesor de la escuela de El País que haya tenido nunca. Era brutal y tajante. Decía: «Sólo hay dos tipos de periodista: los rápidos y los que no son periodistas, así que eso lo terminas ahora». Son enseñanzas más de música o arte marcial que de ciencia.

«El periodismo no es ninguna ciencia, es un oficio que procede del olfato, de los buenos compañeros y también de los maestros»

¿Y el periodismo de datos?
El periodismo siempre ha sido periodismo de datos. Sin ellos no puedes hacer periodismo. Lo que se ha descubierto es que hay ordenadores que manejan datos que te cagas y el big data es un fenómeno que con un software haces búsquedas cojonudas. Pero son más herramientas. La raíz no cambia. 

¿Cómo ha cambiado el periodismo?
Mucho, porque el durante mucho tiempo el periodismo fue heroico, de los corresponsales, cuando he ido a dar clase en universidades siempre digo: «Imagínate cómo puedes hacer de enviado especial en una guerra cuando no existe internet, ni los móviles, ni hay líneas telefónicas». Puedes tener la mayor exclusiva del universo pero si no la puedes publicar te la comes con patatas. 

De todos los lugares y medios que ha estado, ¿en cuál se ha sentido más a gusto?
Sobre todo cuando los compañeros con los que trabajaba eran buena gente, porque entre los periodistas lamentablemente ha habido muchas malas artes y una competencia muy insana. 

Las redes sociales dan pie al periodista ególatra.
Los periodistas famosos siempre han sido muy ególatras. El gran referente de internacional Robert Fisk o Bob Woodward, son muy ególatras. Muchos han hecho periodismo pensando que lo que querían ser no era un reportero en la guerra que informara sobre ello o descubrir una realidad y difundir la verdad, si no sobre todo aparecer en los medios y ser una persona conocida.

«Los periodistas famosos siempre han sido muy ególatras, algunos más centrados en aparecer en los medios que de informar»

Usted que ha trabajado el ‘procés’, ¿qué valoración hace?
Yo que he hecho muchos temas sobre los ámbitos judiciales y sobre todo de la cloaca de Interior, de las maniobras de juego sucio, tanto antes como durante y después del 1 de octubre. Se les está cayendo en pedazos la acusación de rebelión. 

«Imagínate cómo hacer de enviado especial en una guerra sin teléfono, puedes tener la mayor exclusiva del universo y comértela con patatas»

¿En España hay libertad de expresión?
Salimos en muchísimos de los informes de Amnistía Internacional y de otras organizaciones mundiales de vigilancia democrática como un lugar donde la libertad de expresión está amenazada por cosas como la Ley Mordaza. La hacen precisamente para frenar la libertad de expresión. Casos como el de Valtonyc o muchos otros demuestran que están intentando coartarla. Lo que pasa es que en la era de las redes sociales es muy difícil pararla. Pero el problema es que en este país no hay libertad de prensa, hay libertad de expresión de los grandes imperios, bancos o multinacionales como las eléctricas, que se han enriquecido con la crisis y se han hecho con el poder, el control y la propiedad de todos los grandes medios de comunicación. 

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