Casi 400 bebés de la provincia no se vacunaron de difteria en 2014

Alrededor del 10% no recibió la triple vírica que protege del sarampión, la rubeola y las paperas

19 mayo 2017 22:35 | Actualizado a 22 mayo 2017 17:58
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El año pasado el 5% de los niños catalanes menores de un año no recibió las primeras tres dosis recomendadas de la vacuna DTPa (contra la difteria, el tétanos y la tos ferina). Joan Guix, director del Servei Regional en el Camp de Tarragona de la Agència de Salut Pública, explica que los datos, aunque se refieren al conjunto de Catalunya, son muy uniformes en el territorio, por lo que serían perfectamente extrapolables a la región de Tarragona.

Este 5% equivalía, el año pasado, a 383 niños en la demarcación de Tarragona, es decir, uno de cada 20; al menos uno por cada clase, si no cambian las cosas, cuando lleguen a la escuela.

La cifra de no vacunados, además, crece a la par que lo hacen los niños. En el caso de esta misma vacuna, los que no recibieron el refuerzo entre los 1 y 2 años fueron el 6,3% y el de los 4 a 6, el 9%.

Los datos han vuelto a tomar relevancia a propósito del caso del niño de seis años de Olot, el primer paciente de difteria en casi 30 años en España, que ayer seguía «estable dentro de la gravedad».

Enfermedades ‘antiguas'

No obstante, a pesar del revuelo causado estos días, impulsado por la gravedad del caso, hay otras vacunas que también protegen de enfermedades potencialmente mortales y que tienen una cobertura aún menor. Es el caso de la Triple Vírica (sarampión paperas y rubeola). El año pasado el 9% de los niños no recibió la primera dosis entre los 12 y los 15 meses y al 11,5% no se le administró la segunda a los cuatro años.

Entre las vacunas de más reciente llegada, como es el caso de la del Virus del Papiloma Humano, VPH, llega al 14,6% las chicas que no la reciben.

Las cifras, con todo, son bastante similares a las de 2010, incluso algún punto más altas. Guix reconoce que detrás de la mayoría de los niños que no han sido vacunados hay, en general, personas que no están bien informadas y que han mezclado el rechazo al afán lucrativo de los laboratorios farmacéuticos con la seguridad de las vacunas.

A los niños que no son vacunados por expresa decisión de sus padres se suman, además, los procedentes de otros países donde los calendarios de vacunación son distintos o, simplemente, no hay acceso a las vacunas.

Una de las consecuencias previsibles ha sido el retorno de enfermedades que, a priori, suenan antiguas, como es el caso de la tos ferina (1.106 casos en Catalunya durante el 2014), el saram

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