«Con una discapacidad también te puedes reír de ti mismo»

Entrevista a Marc Buxaderas, que hace pedagogía de la discapacidad desde el humor

03 diciembre 2019 09:23 | Actualizado a 03 diciembre 2019 09:37
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Marc Buxaderas (Terrassa, 1999) nació con parálisis cerebral tetrapléjica espástica. Su discapacidad no le ha impedido conseguir sus propósitos en la vida. Muestra de ello son sus monólogos que llenan teatros para verle sobre el escenario. Carcajadas y reflexión para que la discapacidad se normalice y aprendamos a convivir con ella. Este miércoles con motivo de la celebración de los 15 años del Grupo SIFU en Tarragona actúa en el Centro Tarraconense El Seminari a partir de las 18h.

¿Cómo empezó a hacer monólogos?

Empecé hace 3 o 4  años cuando tenía 17, pero antes ya había hecho varias obras de teatro en el colegio. En pleno siglo XXI las discapacidades no están bien tratadas socialmente y me planteé explicar la mía a través del humor y mi propia experiencia para que la gente las conozca mejor. 

¿Cómo es su forma de trabajar?

Intento adaptarme al público siguiendo un guión que tengo preestablecido. Ahora ya llevo varios años haciendo monólogos y sé qué gags funcionan mejor según el público. Así que los utilizo según convenga. Pero, por ejemplo, el que explico que un día mis neuronas se fueron a tomar un café y nunca han vuelto, lo pongo siempre. Expone de manera básica toda mi problemática con la discapacidad. 

«En pleno siglo XXI las discapacidades no están bien tratadas socialmente y me planteé explicar la mía a través del humor»

Es una forma de romper estereotipos.

Sirve para quitarle hierro al asunto. En este caso el gag es una exageración, una técnica artística que me han enseñado monologuistas con los que he trabajado. No me gusta que me digan pobrecito y me traten con condescendencia. Así, normalizo la situación y le quito importancia.

¿Con qué artistas ha trabajado?

Sobre todo con Víctor Parrado, que ahora está haciendo El Peliculero en el Club Capitol de Barcelona. Él es uno de mis referentes. 

¿A quién más admira?

Me gusta mucho Quim Masferrer. Es un referente como monologuista porque se adapta muy bien y en poco tiempo al público para hacer un monólogo.

He oído su chiste del restaurante, ¿usted basa su monólogo en situaciones reales?

Más o menos todas son situaciones reales, pero en esta ocasión ocurrió al 100%. Llamé a un restaurante para reservar para cuatro y dije que uno iba en silla de ruedas. Me dijeron que éramos tres y una silla. Yo les remarqué que éramos cuatro y uno de ellos en silla de ruedas. Intento exponer estas situaciones desde el humor para que la gente las conozca y reflexione.

El humor como vía de aprendizaje. 

Si me dedicara a dar pena, sería más difícil entrar en el subconsciente de la gente. El humor y las sonrisas son una distracción que aprovecho para colar mi mensaje y mi experiencia. Seguro que a partir de ahora si le llama otro discapacitado ya lo tratará de manera diferente. 

¿Cómo reacciona el público?

Generalmente mi público es muy variado. Pero me he encontrado con gente que no ha entendido el mensaje. En una ocasión, antes del monólogo, oí como un chico decía a sus compañeros: «Tengo una catana para inmovilizarle si se pone agresivo». Al acabar, me dijo que tras escucharme era uno de los suyos. Es importante que haya este cambio de chip, sobre todo en la gente joven que son quienes conducirán el futuro de la sociedad. 

«Si me dedicara a dar pena, sería más difícil entrar en el subconsciente de la gente, mientras que con el humor es fácil» 

¿Hay gente que no acepta su humor?

Alguna vez me ha pasado. Personas que creen que está mal visto hacer humor de una discapacidad, sobre todo si te ríes de otro. Pero creo que es aceptable reírse de uno mismo, aunque seas discapacitado. Quizá al principio la gente se muestra más cauta porque quieren ser respetuosos o mantener una distancia, pero poco a poco entran en el juego.

Hábleme del proyecto #PosaUnDiscapacitatALaTevaVida. 

Es el proyecto a través del cual hago pedagogía de la discapacidad con humor. Lo pude desarrollar gracias al programa Atípics. Para mí ha sido una gran experiencia personal y profesional porque me ha permitido estructurar y dar forma a mi idea. Además, también he recibido un premio de la Associació de Paraplègics i Discapacitats Físics de Lleida (Aspid) y otro de la ONCE.

Demuestra que con una discapacidad se puede hacer de todo.

En algún momento hablo de actividades que hago como surf, montar a caballo u otros deportes y cuento que estoy estudiando Periodismo en la UAB en Bellaterra a través de un programa de ayuda pionero. Yo tengo una discapacidad visible, pero todos podemos ser discapacitados en otras cosas que no se ven, que son más disimulables, como al que le cuestan las matemáticas o no sabe correr o ir en bici.

«Hablar de la discapacidad desde la distancia está bien, pero para entenderla te tienes que acercar a un discapacitado»

No para quieto. 

Intento hacer el máximo deporte que puedo y moverme mucho. Si eres una persona con discapacidad y no te mueves del sofá, te atrofias. Trato de vivir experiencias y salir de mi zona de confort. Luego lo aprovecho para mis monólogos porque son vivenciales. Me gusta mantenerme dinámico porque así puedo hacer de todo.

¿La gente se lo agradece?

Sobre todo madres y padres de personas con alguna discapacidad. Quizá porque los chicos no pueden hablar o expresarse y se acercan a darte las gracias por dar voz a aquellos que no la tienen. Que te digan esto es una alegría. Y que quede claro que no pretendo ser portavoz de nadie, pero es un placer poder aportar algo a este mundo desde mi punto de vista.

Hace charlas motivacionales.

A empresas o pequeños grupos de trabajo. Me llama la atención que una persona se ponga nerviosa cuando se le cuelga el Excel. Hay problemas mucho más grandes. Esto por suerte se puede solucionar.

«Yo tengo una discapacidad visible, pero todos podemos ser discapacitados en otras cosas que no se ven, como las matemáticas»

¿También en las escuelas?

Tengo el proyecto ‘Tots som persones’ para escuelas, con la intención de hacer una primera introducción a las discapacidades. La idea es explicarlas de tal manera que niños y adolescentes sepan cómo tratar a una persona con una discapacidad. También hablo del bullying porque fui víctima de ello y desde mi experiencia explico que el más débil es el que ataca a los otros. Así, si alguien está pasando por algo parecido le animo a que dé el paso para denunciarlo.

Pocas veces vemos a una persona con discapacidad hablando de ella. Aporta un valor especial.

Hablar de la discapacidad desde la distancia o a través de estudios está bien pero para entender la problemática te tienes que acercar a un discapacitado. Si no conoces ninguno, al menos durante un buen rato te puedes acercar a mí y te puedo dar una idea nueva, más allá de las teorías de expertos. 

¿Qué le resulta más difícil?

Intentar cambiar mentalidades. Cuesta mucho, pero quiero agradecer a las personas que han abierto sus mentes a mis charlas y monólogos para que les pueda ayudar. Se nota que la gente se interesa y quiere acabar con el discurso de la pena que está instaurado en nuestra sociedad desde hace mucho tiempo. Quizá en 45 minutos no se pueden cambiar mentalidades pero no nos rendimos. Es difícil sacar la espinita porque todos somos humanos y nos podemos equivocar.

 

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