Condenado por maltratar a su pareja y hacer amago de tirarla por el balcón dos veces

La Audiencia Provincial le ha impuesto dos años y medio de prisión y una orden de alejamiento

06 junio 2020 19:10 | Actualizado a 08 junio 2020 15:54
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Un hombre que durante la mayor parte del tiempo que mantuvo una relación sentimental con su pareja la sometió a malos tratos –incluso hizo amagos de tirarla por el balcón– ha sido condenado ahora a una pena global de tres años y medio de prisión como autor de cuatro delitos de maltrato habitual, con las atenuantes de embriaguez y de dilaciones indebidas. Durante once años no podrá acercarse a menos de 500 metros de la víctima ni comunicarse con ella.

El fiscal, al finalizar el juicio, pidió que el tribunal condenara al procesado a siete años de prisión por un delito de tentativa de homicidio, dos años y diez meses por tres delitos de malos tratos en el ámbito de la violencia de género y tres años más por maltrato habitual. Por su parte, la defensa pidió su absolución.

La denunciante y el acusado –de nacionalidad rumana– iniciaron una relación en 2016, que duró cuatro meses. Los dos últimos estuvieron conviviendo en el domicilio de ella, junto con el hijo de esta.

Al cabo de un mes de haber iniciado la relación, y hasta el final de la misma, la mujer comenzó a ser objeto de agresiones físicas y verbales por parte del acusado, de quien tenía una gran dependencia emocional y sentía un gran temor. Tales episodios se producían cuando el hombre estaba bebido, tanto en el domicilio común como en otros lugares. Recibía puñetazos, bofetadas, empujones, tirones de pelo e insultos, como «puta», «desgraciada» y «perra». Y ello hasta que a raíz de unos hechos acontecidos en julio de 2016 presentó denuncia.

Tres semanas antes del 11 de julio de 2016, cuando la pareja se encontraba en el domicilio común, él –que estaba ebrio– pidió un cigarro. A la mujer se le cayó el paquete de tabaco debajo de la cama. El acusado la volteó así como también el colchón. La denunciante fue a colocar un listón de madera de la cama. Él lo cogió y le golpeó con él en las piernas, al mismo tiempo que le llamaba, entre otras cosas, «puta» y «desgraciada». Ese mismo día el encausado hizo un ademán o amago de tirarla por el balcón.

El 11 de julio la mujer dejó a su hijo en casa de su madre. Cuando llegaron al domicilio familiar, sobre las nueve de la noche, se produjo una discusión entre la pareja –él también estaba ebrio–. La obligó a traerle la bebida y no la dejaba moverse del sofá. Y si se levantaba, le pegaba. Cuando ella le dijo que no era una perra, él la cogió del pelo, la agachó al suelo y le dijo: «Esto sí que es ser una perra». Ella insistió en levantarse y en irse a dormir. Pero él se levantó, la cogió del pelo nuevamente y la llevó hacia el balcón. La sujetó del tórax, mientras ella estaba cogida de la barandilla. Él hacía el amago de tirarla, mientras la víctima gritaba.

Le dijo a la mujer que podía dar las gracias al vecino, a lo que ella respondió que no había visto a nadie. Sobre las 6.30 horas sonó el timbre y eran los Mossos d’Esquadra, que habían sido alertados. La mujer abrió la puerta. Pero como estaba siendo observada por el procesado, no dijo nada, ante el temor que sentía hacia su pareja. Durante todo este tiempo, el encausado bebió al menos un litro de cubata y después, coñac.

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