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«Cada domingo, la misma historia», se lamenta un vecino que vive cerca del Parc del Francolí al ver en la zona del parque donde acostumbran a jugar niños de diversas edades los restos de una noche de botellón: cajas con pedazos de pizza, un montón de latas de cerveza y refrescos, botellas de distintos licores con bebida aún en su interior y muchos, muchos cristales rotos.
«Esto es un peligro. Algún día un niño se cortará o beberá un trago de una de estas botellas y ocurrirá una desgracia. Una cosa es que se reúnan y que tomen una cerveza, pero por lo menos que tengan la decencia de recoger y no dejen todo esto al alcance de los pequeños», añade el vecino. A sus comentario se unen enseguida varios usuarios del parque, que se quejan del estado de suciedad en el que se lo encuentran cada domingo cuando llevan allí a sus hijos a jugar. «Suele ser en las escaleras de hormigón, pero a veces también ocurre en la zona de la carpa e incluso en la arena del barco. Sin ir más lejos, el otro día andaba un niño jugando con un cristal roto que había en la arena», critica un abuelo que empuja a su nieto en el columpio. Los responsables del chiringuito también denuncian la situación. «Entran por la noche en la carpa y luego tenemos que limpiarla. Y da igual que avises a la Guàrdia Urbana; no aparecen nunca».
Los vecinos comienzan a estar hartos de la situación. Ellos también piden más presencia policial para erradicar el incivismo en el parque. «Bastaría con que realizaran algunas patrullas a pie de vez en cuando por aquí, tanto de día como de noche. Su presencia tendría un efecto disuasorio. Al fin y al cabo, sólo pedimos que hagan cumplir la ordenanza que está en vigor. Para otras cosas bien listos que andan; aparca mal para que veas lo pronto que llegan para retirarte el coche con la grúa y ponerte una multa», se queja amargamente una usuaria del parque.
