Detenidos cuatro búlgaros por clonar más de 200 tarjetas en cajeros

Los datos obtenidos los enviaban a Sudamérica, donde otros individuos compraban material informático y cámaras

19 mayo 2017 19:43 | Actualizado a 21 mayo 2017 20:32
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Los Mossos d’Esquadra han detenido a cuatro ciudadanos búlgaros que formaban parte de una banda que en cuatro días consiguió clonar más de 200 tarjetas de crédito en cajeros automáticos de Tarragona, Reus, Cambrils y Miami Platja. Para ello instalaban un dispositivo, con lo que conseguían los datos de la banda magnética y también el número secreto, lo que se conoce como método skimming. La información era facilitada a unos compinches de Sudamérica, que realizaban compras por internet y presencialmente. Se desconoce el importe del fraude porque en algunos casos las entidades bancarias bloquearon las tarjetas al detectar el ataque informático. Según los investigadores, dicho grupo formaría parte de una red mucho más amplia que ya habría actuado en Girona y Barcelona. En esta última ciudad se habrían producido tres detenciones –ver recuadro inferior–..

La banda comenzó a actuar en Tarragona el sábado 26 y el domingo 27 –en cuatro cajeros–. Su radio de acción era la zona centro. El modus operandi en todos los casos era siempre el mismo. Entre las 16.30 y las 20 horas un individuo con gorra entraba en el cajero automático, siempre de la misma entidad bancaria. Colocaba una cámara al lado del teclado para captar el número pin, y a la vez instalaba un dispositivo en la ranura de la tarjeta de crédito para leer la banda magnética. Y por la noche volvía y retiraba los dispositivos con un gancho. El delincuente tardaba entre dos y minutos en instalar el dispositivo y uno en retirarlo. El mismo pasaba completamente desapercibido porque estaba incrustado en la ranura para las tarjetas de crédito.

El dispositivo

El lunes la banda se desplazó a Reus; el martes, a Cambrils, y finalmente el miércoles a Miami Platja. Durante estos días, la entidad bancaria afectada había coordinado sus esfuerzos con los Mossos d’Esquadra, que seguían la pista de los sospechosos. Por ello, aquel día agentes de la Divisió d’Investigació Criminal (DIC) del Camp de Tarragona se apostaron en uno de los cajeros de Miami Platja tras detectar que habían instalado su dispositivo sobre las cinco menos cuarto de la tarde.

Finalmente, el despliegue policial dio sus frutos sobre las nueve y media de la noche, cuando un individuo fue a recoger el dispositivo. Cuando salió de la sucursal los agentes lo salieron y vieron que se dirigía hacia una furgoneta Volkswagen Touran de color negro, donde le aguardaban cinco individuos más –los encargados de controlar la entrada al cajero y si llegaba algún vehículo policial–. Los agentes lograron detener a cuatro de ellos: tres hombres y una mujer. No ofrecieron resistencia. Dentro del vehículo, de matrícula búlgara, los agentes encontraron unas 30 tarjetas originales –robadas– pero con los datos de la información clonada así como los dos aparatos que acababan de retirar del cajero.

Tras pasar a disposición del Juzgado de Guardia de Reus, dos de los hombres –los que las cámaras captaron poniendo o sacando los dispositivos de los cajeros– ingresaron en prisión, mientras que las otras dos personas quedaron en libertad con cargos. Están acusados de los delitos de estafa continuada, falsificación de documento mercantil y usurpación de identidad.

Extracto del banco

Muchas de las víctimas se percataron que habían sido víctimas de la estafa cuando les llegaba el extracto del banco con compras que ellos no habían realizado. Hasta el momento se han presentado en los Mossos d’Esquadra una treintena de denuncias, todas de ciudadanos tarraconenses. También la entidad financiera afectada ha denunciado el caso.

La banda se alojaba en hoteles con identidades diferentes. Se hacían pasar por turistas y pasaban totalmente desapercibidos. Los cuatro ahora detenidos no tiene antecedentes policiales.

Los Mossos d’Esquadra desconocen todavía el importe global de la estafa. Sí materializaban el envío de la información a Sudamérica, allí se realizaban compras normalmente de entre 2.000 y 3.000 euros, hasta que el límite que disponía la tarjeta original. En uno de los casos el valor de lo estafado alcanzó los 6.000 euros. Compraban principalmente material informático, cámaras de foto y teléfonos móviles, nunca joyas.

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