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Cuando ya han pasado más de dos años y medio de la apertura del nuevo Mercat Central, siguen vacíos diez establecimientos –entre paradas y locales– del interior del equipamiento. La mayoría se encuentran en la planta baja, al lado del Mercadona. En un primer momento, el consistorio aseguraba que se trataba de una circunstancia temporal, pero después de tantos meses, se puede afirmar que la planta baja del edificio no resulta atractiva para los empresarios tarraconenses.
La parte más exterior del equipamiento, donde estaba previsto que abrieran bares y restaurantes, solo está ocupado un local por la marca Veritas –tienda de alimentación ecológica–. Los otros dos están vacíos. Dentro del edificio, entre el Mercadona y los lavabos, de los cinco locales que hay, solo uno está en funcionamiento. En tres cuelga el cartel de Local disponible, y en otro abrió un restaurante de sushi, que duró tan solo tres meses.
El único establecimiento abierto es el de Projectes i Equipaments Tarraco S.A., una empresa que se dedica a vender maquinaria de hostelería. «Nosotros damos servicio, sobretodo, a los paradistas. Estamos bien situados. Nos gustaría que hubiera más vida en esta planta, pero tampoco nos afecta, ya que normalmente no vendemos directamente al público», explica Sheila Santana, trabajadora de la empresa Projectes i Equipaments Tarraco S.A.
En la primera planta del edificio –donde hay las paradas del mercado–, solo cuatro de los 48 locales están desocupados. Una de las tiendas que no se adjudicó está dedicada a La Teca i la Meca, un espacio donde se hacen talleres y degustaciones en épocas festivas. Otro de los locales ha sido remodelado hace unos días, como espacio de restauración. Se han instalado unas botas de vermut que funcionan como mesas. Y es que el espacio dedicado hasta ahora para comer o tomar algo ha quedado ya pequeño.
En breves, la licitación
Según fuentes de Espimsa –empresa que gestiona el Mercat Central–, estas cuatro paradas saldrán a licitación de forma inmediata. El precio a pagar es de 7.800 euros al metro cuadrado, con una concesión administrativa de 50 años.
A diferencia de las paradas –que se adjudican a través de un concurso público–, en el caso de los locales, Espimsa negocia con la empresa interesada un contrato privado. Las licencias pueden ser de 15, 25 o 50 años.
‘Showcookings’ o ‘chikiparks’
La presidenta de la Associació de Concessionaris del Mercat Central de Tarragona, Montse Bertran, propone que alguno de los locales de la planta baja se convierta en un centro de cocina, donde poder hacer talleres y showcookings. «Esta es nuestra propuesta. De todas maneras, pedimos que se facilite el acceso a estos locales, si es conveniente reduciendo el precio», opina Bertran.
También hay paradistas que proponen adaptar los locales para hacer actividades dirigidas a los más pequeños. «Hacer una ludoteca o una especie de chikipark, como hay en el Carrefour, para que los niños se queden mientras los padres compran», decía Cristina, de Pesca Salada Pitarch.
