Doce monumentos de TGN han sufrido actos vandálicos en el último año

Su eliminación requiere en la mayoría de las ocasiones de un tratamiento especial, lo que sitúa el coste medio en unos 700 euros. En el último mes, los episodios se han disparado

23 julio 2021 05:21 | Actualizado a 23 julio 2021 09:05
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Las pintadas son uno de los principales actos de vandalismo y, aunque en momentos de tensión política y de protestas es habitual que los mensajes reivindicativos proliferen, hay momentos en los que de repente la ciudad despierta con las paredes llenas con todo tipo de consignas. Esto es lo que pasó hace unos días en la Part Alta. Sin embargo, sus autores no tan solo no se conformaron con garabatear en las paredes y persianas de negocios, sino que incluso se atrevieron con las mismas gradas del Circ, en la Plaça dels Sedassos. 

La estructura de madera, que aún no se ha abierto al público, apareció con un mensaje escrito con pintura roja en el que podía leerse: «La vacuna contra el capitalisme és l’organització» y, a continuación, el nombre Arran TGN. Días más tarde, el espacio pudo limpiarse y ya no queda ni rastro  de la inscripción. No obstante, este era el segundo ataque de vandalismo que se ha registrado en este mismo espacio en el último mes.

No son casos puntuales. Según datos del Ayuntamiento de Tarragona, tan solo en el último año se han registrado hasta doce episodios de pintadas en monumentos. Y aquí tan solo se incluyen aquellos casos en los que ha tenido que activarse un protocolo específico desde Patrimoni, para hacerse cargo de los trabajos de limpieza. 

El vandalismo en monumentos ha ido a más en este mes de julio. Además de las gradas de Sedassos, se ha repetido un nuevo episodio en la Font del Centenari, donde una de las figuras del conjunto apareció con dos manchas de pintura azul en el pecho y las siglas ACAB en la base, que corresponden al acrónimo All cops are bastards. No es la primera ocasión en la que el conjunto escultórico de Josep Viladomat sufre un ataque de estas características y en 2018 incluso aparecieron algunas figuras con la cabeza o algunas de sus piezas rotas. También este mes de julio, se registró otro acto vandálico en el monumento del Doctor Ferran, en el Camp de Mart, que se suman a otros tres que se reportaron en el mes de junio y que afectaron tanto a la muralla como a la Falsa braga del Camp de Mart y el pozo de la Quinta de Sant Rafael.

La lista es larga e incluye también la fuente de las escaleras de la Catedral, los depósitos y el fortín de la Oliva, la Creu de Terme del Passeig de Sant Antoni y los porches de la calle Mercería, entre otros. 

Según explica el Àrea de Patrimoni del Ayuntamiento de Tarragona, en estos casos la limpieza se encarga a conservadores-restauradores de Béns Culturals, con una formación específica, para evitar que la tinta se extienda y que la acción de limpieza no sea perjudicial para el monumento. Con todo, la administración municipal asegura que en estos casos, los trabajos de limpieza y reparación supone un gasto medio de unos 700 euros por actuación.

La lista de bienes afectados aún es más extensa. Uno de los figurantes del Monument del Castells también apareció con las nalgas pintadas de rojo, recientemente, o la Església de la Trinitat, en la Plaça del Rei, que hace unos días tenía dos pintadas, una en cada uno de los laterales de la puerta, también hechas con spray del mismo color. Esta misma semana ya se habían borrado, pese a ello, aún puede verse el rastro de la pintura. En este caso, la actuación fue a cargo de la brigada de limpieza de carteles y pintadas, que forma parte del contrato con la empresa de la basura. Para dicho fin, la administración local destina anualmente una partida de 50.000 euros. En lo que va de año, tan solo la Guàrdia Urbana ha reportado 23 casos de pintadas, cifra que no incluye aquellas situaciones denunciadas a través de otros canales, como pueden ser la aplicación EPP o la Omac.

Y es que el problema de las pintadas es un tema que afecta a todas las ciudades y que incluso llegó a abordarse en una de las reuniones del grupo de ciudades españolas Patrimonio de la Humanidad. La decisión que se tomó fue la de afrontarlo a través de «concienciación» ciudadana y no con «medidas coercitivas», ya que se consideró que estas no solucionan el problema del vandalismo. 

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