Dolors Comas d'Argemir: «Ha puesto en valor a los cuidadores»

Catedrática de Antropología Social de la Universitat Rovira i Virgili

14 noviembre 2020 10:01 | Actualizado a 16 noviembre 2020 13:43
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25 voces representativas del Camp de Tarragona y las Terres de l’Ebre reflexionan sobre las lecciones positivas que puede dejar la pandemia y lanzan un mensaje de aliento para el futuro.

La lista es más larga de lo que pudiera parecer en un primer momento y va desde haber cuidado más las relaciones cercanas a la respuesta ciudadana en términos de beneficencia, para ayudar al que lo está pasando mal, tanto económica como anímicamente. 

A veces no se trata de aspirar a grandes gestas, sino de valorar esas pequeñas cosas como tomar el vermut con los amigos o abrazar a un familiar. Con la vacuna en un horizonte aún incierto pero más o menos cercano, estas voces tarraconenses apuestan también por dar un mensaje de ánimo y de esperanza, y por aguantar durante unos meses más hasta recuperar la vida normal que nos arrebató el virus.

Aunque no parezca algo positivo, según Dolors Comas, «la pandemia nos ha hecho tomar conciencia de que somos personas vulnerables e interdependientes». Y eso, para ella, es positivo porque nos ha hecho darnos de bruces con la realidad: que vivimos en una sociedad que pone en el centro a las personas adultas, sanas, productivas, autónomas e independientes, representadas sobre todo por hombres y que deja al margen todo lo que suene a dependencia, vulnerabilidad, a diferencia.

Para la catedrática de Antropología Social de la URV, la crisis del coronavirus ha puesto en evidencia que eso es absurdo. Primero porque ha demostrado nuestra fragilidad y que nos necesitamos los unos a los otros, subrayando la necesidad de cuidarnos a nosotros mismos en primer lugar pero también a las personas de nuestro entorno.

Segundo, porque ha puesto en valor lo fundamentales que son las tareas relacionadas con el cuidado de las personas, a menudo invisibles e incluso infravaloradas por el sistema. «Si no nos cuidásemos a nosotros y a las personas que no nos rodean no habría vida. ¿Nos imaginamos dejar de cuidar a una criatura o a una persona que no puede valerse por sí misma?», afirma. 

«Las crisis son duras pero también aleccionadoras y seguramente ésta nos hará mejores personas, más sensibles a las necesidades de los demás y más conscientes de que la solidaridad es la mejor manera de superar las dificultades. Además valoraremos mucho más las cosas que no hemos podido hacer por las restricciones desde lo que significa poder visitar a nuestros mayores a reencontrarnos con los amigos». 

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