El exorcista de Tarragona

El cargo se concede a un sacerdote con licencia expresa que consulta con expertos antes 

12 agosto 2018 18:58 | Actualizado a 13 agosto 2018 17:14
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El arzobispado de Tarragona cuenta con una figura específica dedicada a realizar exorcismos. Esta especialidad, que se conoce como el ritual mediante el cual se pretende expulsar ente sobrenatural que se considera que ha tomado el control de un objeto o  ser vivo, recae en la figura del padre capuchino Pere Cardona, que es la persona designada para realizar este tipo de actos cuando se sospecha de posesión en localidades que atañen a la zona de Tarragona.

Tal como confirman fuentes del arzobispado, el responsable de las tareas de exorcismo debe tener un perfil en el que predominen «cualidades como la vida de piedad, paciencia, la prudencia, la integridad y la preparación para este servicio». 

Después de las noticias publicadas recientemente en varios medios de comunicación, que se refieren a este cargo dentro de la iglesia en varios obispados de Catalunya, los responsables del arzobispado de Tarragona confirman que este cargo «no es de nueva creación» y que «es lógico» que cada obispado disponga de una persona encargada de las tareas de exorcismo, de la cual se tiene conocimiento dentro del territorio y también en el Vaticano, ya que el ministerio de exorcizar endemoniados se concede a un sacerdote «que obtiene licencia expresa del obispo o arzobispo diocesano correspondiente». 

Fuentes del arzobispado de Tarragona reiteran que esta tarea se encuentra «muy lejos del tópico que han transmitido de esta responsabilidad medios como el cine o la televisión», y destacan que la realización de exorcismos se basa en la realización de oraciones y ritos «que sirven para conjurar el maligno y obligarlo a salir de la persona de quien se ha apoderado, siempre teniendo en cuenta que no se pueden expulsar demonios sino hay una preparación previa mediante la oración y el ayuno». 

Desde el Arzobispado se aclara que la prudencia es una cualidad básica para prestar este servicio, ya que los encargados de ocuparse de este tipo de asuntos deben, en muchas ocasiones, aprender a distinguir entre un caso real de posesión y una personas que padece cualquier tipo de alteración psíquica.

«Es básico distinguir los casos reales de la falsa opinión de aquellas personas que creen ser víctimas de un maleficio, a las que se debe ayudar orando, pero sin exorcizar», declaran desde el arzobispado, que reitera que las tareas del exorcista són también mantener el secreto de confesión, así como consultar a expertos -también médicos y psiquiatras si se da el caso- antes de realizar cualquier ritual y siempre que se tenga la certeza que la persona que acude a pedir este servicio pueda padecer cualquier enfermedad física o psicológica.

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