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El incremento desde hace un mes de robos en viviendas de El Morell ha hecho saltar las alarmas vecinales y también el clima de inseguridad ciudadana. La zona más afectada es la urbanización Moreretes, que se encuentra en la entrada a la población por la carretera de Reus. Sus vecinos decidieron en asamblea –bastante tensa y a la que asistieron el alcalde y dos concejalas – comenzar a realizar patrullas nocturnas en el coche de Protecció Civil, con un voluntario de dicho cuerpo y un vecino. Pero la sorpresa saltaba a últimas horas de la tarde de ayer cuando el alcalde, a través de un comunicado dirigido a los vecinos, anunciaba que desde hoy martes una empresa de seguridad privada se encargará de vigilar el municipio durante 12 horas –habitualmente de seis de la tarde a seis de la madrugada–.
Un clima de miedo se ha apoderado de una parte del núcleo urbano de El Morell, una localidad de unos 3.600 habitantes. Los ladrones han actuado principalmente en las casas adosadas que hay entre las carreteras de Reus y Vilallonga del Camp, como las calles Les Bòbiles, Mossèn Manyé, Trull o la avenida de la Pau.
La situación ha llegado a tal punto que, por ejemplo, este fin de semana una vecina ha tenido que pedir a una amiga que se fuera a dormir a su casa por miedo ya que su marido estaba trabajando.
El primero de los robos fue cometidos a principios de noviembre en la calle Les Bòbiles, la más afectada –han entrado en cuatro adosados y lo han intentado en otros dos–. Mientras la dueña se encontraba en el cercano tanatorio acompañando a un familiar, los ladrones accedieron a su vivienda escalándola. A esta vecina era la segunda vez que le entraban a robar.
A partir de este momento se han ido sucediendo los asaltos a las casas en esta misma calle. En uno de los robos, el dueño se encontraba solo en la planta baja de la vivienda. Los ladrones treparon por los aparatos de aire acondicionado hasta llegar a la segunda planta para acceder al interior. Y posteriormente, saltaron al balcón de al lado para entrar en otro domicilio.
Posteriormente, ha habido también diferentes robos en casas adosadas de la cercana calle Mossèn Manyé. En uno de los casos, los delincuentes treparon por la pared, se colgaron de la valla que da al patio lateral –donde no hay ninguna construcción– y desde allí saltaron al balcón posterior de la terraza. Seguidamente se introdujeron en la casa forzando las ventanas. El mismo sistema que el mes anterior usaron en una casa contigua.
El día anterior, otras dos casas adosadas situadas en la avenida De la Pau –la carretera que va hacia Reus– también fueron visitadas por los ladrones. Al parecer, una mujer habría visto a una persona vestida de negro y con gorra saliendo de la parte posterior de una de las viviendas. Otros vecinos hablaban de tres jóvenes que habían salido huyendo del lugar.
Persecución vecinal
El pasado viernes, los delincuentes entraron en una casa de la calle Les Bòbiles y saltaron al interior. Los vecinos comenzaron a perseguir a uno, pero consiguó huir.
Los robos suelen tener un patrón común. Han sido cometidos entre las siete de la tarde y las nueve de la noche y siempre en casas adosadas, las cuales tienen un patio posterior que da a la calle o un descampado, facilitando así su trabajo de entrada y huida. El botín sería principalmente dinero, joyas y pequeños aparatos de electrónica.
Asamblea vecinal
Ante este clima, el pasado sábado los vecinos de la urbanización Moreretes así como otros de calles adyacentes asistieron una reunión en el parque de dicha zona, a la que acudieron unos 90 vecinos. Se presentó también el alcalde y dos concejalas. Debido al gran número de asistentes, finalmente la reunión se desarrolló en la biblioteca municipal.
Durante el encuentro vecinal, los asistentes se mostraron muy indignados por la situación. Alguno llegó incluso a poner de manifiesto que en su casa tenía escopetas. Otro apuntaba que si volvía a ver un coche de un determinado modelo –supuestamente utilizado por los delincuentes– lo reventaba.
Por el parte, el Ayuntamiento explicó el tema de los prometidos vigilantes municipales, que todavía no están en marcha. Finalmente, se acordó que se iniciaran patrullas ciudadanas con el vehículo de Protecció Civil de que dispone del municipio. En el mismo van un voluntario de dicho cuerpo y un vecino. Y el pasado domingo comenzaron a realizar rondas por las zonas más problemáticas.
Para coordinarse y realizar los turnos de patrullaje, los vecinos han creado un grupo de Whats-app, del que forman parte unos 150 integrantes.
El Diari intentó ponerse en contacto ayer con el alcalde y con algún miembro del Equipo de Gobierno para dar su opinión del tema, sin conseguirlo. Eloi Ballet, a través del comunicado dirigido a los vecinos, aseguraba que los robos en las últimas semanas han ido in crescendi. Añadía que el pasado día 20, el Ayuntamiento se reunió con los Mossos d’Esquadra para pedir «más vigilancia y presencia» de las patrullas. Pero a pesar de ello, añadía, «se han continuado produciendo robos o intentos en la misma zona y con un modus operandi muy similar».
El alcalde asegura que «no puedo tolerar que por culpa de unos hechos puntuales, pero intensos, el vecindario continúe viviendo en un estado de tensión sostenida y que por tanto hay que encontrar una solución que pueda remediar o revertir la situación».
Desde hoy y hasta nuevo aviso, una empresa de seguridad privada paseará por las calles del municipio. Un vigilante, con un vehículo debidamente logotipado y equipado, hará el servicio de guardia por todas las calles, intensificando el patrullaje por las zonas más afectadas por los robos.
