El entorno del Mercat no ha notado una mejoría

Los comerciantes del entorno de la Plaça Corsini esperaban ansiosos la reapertura del Mercat Central. Sobre todo querían dejar de oír ruidos de máquinas haciendo obras y querían dejar de ver las vallas con las que han convivido tantos años.

Queda claro que han sido los más perjudicados durante los trabajos del remodelado edificio.

Pero el mercado ya hace un año que abrió y ellos aseguran que las ventas no han mejorado ni un poco.

Aun así, tienen la esperanza de que la urbanización de la Plaça Corsini y la llegada del mercadillo suponga un revulsivo para estos héroes, que llevan años aguantando su negocio.

En los últimos meses han sido muchos los comerciantes que han bajado la persiana.

El motivo es que los propietarios de los locales han creído oportuno subir el precio del alquiler después de la reapertura del Mercat Central. Los inquilinos no pueden hacer frente al precio y deciden cerrar.

En su lugar, abren bares y restaurantes. Actualmente, en la calle Reding se están haciendo obras en dos locales, que acogerán bares.

Esta proliferación de establecimientos de restauración en la zona preocupa, tanto a comerciantes como a vecinos, y piden que «la Plaça Corsini no se convierta en una Plaça de la Font 2».

Calles sin luz

«En la caja no se ha notado ningún cambio desde la reapertura del mercado», explica Yolanda Rovira, de la cafetería Croissant d’Or. Por su parte, Anna Álvarez, de la tienda de decoración El Desván, asegura que «diez años de obras han pasado factura a la zona», y añade que «tampoco ayuda que a las seis de la tarde las calles estén a oscuras. No pasa nadie».

Josep Maria Juan, president de la Unió d’Empresaris del Voltant del Mercat, pide paciencia y augura una etapa de éxito muy pronto.