El mercado de Bonavista vuelve con control de acceso y solo quince paradas

Se registraron colas de gente que iba a comprar y algunos paradistas decidieron quedarse en casa, ya que en un primer momento se había apuntado que se ocuparía el Parc de la Coma

27 abril 2020 10:09 | Actualizado a 27 abril 2020 10:18
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Tras seis semanas suspendido por el coronavirus, ayer volvía el mercado de Bonavista. Aunque la apariencia que ofrecía la explanada donde montan sus negocios los marchantes nada tenía que ver con el bullicio, los gritos y el ambiente que se respira los domingos por la mañana. 

Tan solo había quince de las 600 paradas que habitualmente montan en este espacio, por lo que el mercadillo se ubicó en uno de los extremos de la zona de asfalto. Aunque este no era el único cambio que percibieron los vecinos, que ayer salían de sus casas para ir a comprar. Y es que, para evitar que se formaran aglomeraciones, que pudieran convertirse en un foco de contagio, la empresa de mercados Espimsa había adoptado importantes medidas de seguridad. Consistían en un sistema de vallas que perimetraban toda la superficie del mercado. De esta forma, tan solo se dejó una puerta de entrada y otra de salida. Mediante este sistema los vigilantes de seguridad podían ir controlando que tan solo hubieran cincuenta personas dentro de la zona habilitados. «Es la cifra que hemos calculado que cabe en este espacio para que pueda garantizarse que la gente no se acerque demasiado a las paradas y pueda mantenerse la distancia de dos metros», explicaba un trabajador municipal.

Esto hizo que en determinados momentos se formaran colas de espera para acceder dentro de la superficie del mercado. Sobre todo, a partir de media mañana, cuando algunos vecinos empezaron a salir con los niños, que podían volver a pisar la calle tras más de cuarenta días de confinamiento. «Realmente yo me esperaba que hoy esto sería campo y playa, pero veo que la gente se está comportando. Ya se verá», decía Yolanda García. 

En la puerta también había dos voluntarios de Protecció Civil que entregaban mascarillas a las personas que no la llevaban. «No debemos olvidar que aún estamos en confinamiento», decía ECO 02.

Naina había salido con su hijo Diego, que no podía parar quieto con la bicicleta. «Estaba harto de estar en casa, porque no tiene hermanos, y hemos aprovechado para salir y comprar unas aceitunas», explicaba la madre. De acuerdo con las medidas de seguridad establecidas por la Direcció General de Protecció Civil, tan solo se permite la venta de fruta, verdura, productos de alimentación e higiénicos. Asimismo, se obliga a adoptar un conjunto de medidas para que los clientes no puedan acercarse al género y tenga que ser el vendedor el que lo manipule. Algunas de las paradas ya estaban preparadas. Es el caso de la que regenta Melisa Hernández, especializada en la venta de aceitunas y salazones. «Nosotros siempre lo hemos llevado con vitrina y hemos atendido con guantes», decía. En cambio, la mayoría de paradas de fruta y de verdura habían colocado unos plásticos protectores.

Aunque no todos los vendedores autorizados decidieron volver a sus puestos. El colectivo, que incluye a Gitanos.cat, Marxants de la província de Tarragona, Marxants TGN y la Taula de Comerç de la FAVT se quedaban en casa. «Nos habían dicho que íbamos al Parc de la Coma y no puede ser, porque aquello no tiene unas condiciones mínimas. No puede es estemos con la comida y ni siquiera está asfaltado», lamentaba el presidente de la Federació d’Associacions de Veïns deTarragona, Alfonso López. Temen que si la semana que viene hay más marchantes, se les vuelva a ofrecer la otra alternativa. Así es que mantener la ubicación en la explanada paralela a la calle Veinte es condición sine qua non para que este colectivo vuelva a sus puestos. Asimismo, exigen a la empresa Espimsa y al resto de ayuntamientos que se cancele el pago de tasas para todo el año. «No nos sirve de nada que nos digan que no vamos a pagar los días en los que no hemos parado. Si no se ponen en marcha nuevas ayudas no vamos a subsistir», argumentaba López. Y es que, uno de los temas que más preocupa a los vendedores ambulantes es que, aunque se hayan recuperado los mercados de Sant Salvador, Sant Pere i Sant Pau, Torreforta y Bonavista, el nivel de ventas no es el de antes. «Si tan solo puede venir la gente de Bonavista, porque estamos confinados y representa que la gente de los barrios o del centro no pueden moverse hasta aquí, las ventas no son las mismas y habrá mucha gente que no podrá sobrevivir», apuntaba López. 

A media mañana, Melisa Hernández hacía las primeras cuentas. «Supongo que haremos entre el 30 y el 40% de la caja. Aguantar será muy complicado porque llevamos un mes y medio sin facturar nada, con dos niños y pagando todo igual, pero seguiremos luchando», lamentaba.

Tomàs Reverté, por su parte, defiende que «es el momento de salir adelante todos juntos para sacar adelante el mercado». Él y todos los empleados de su parada iban equipados con una máscara protectora de plástico y debajo la mascarilla. «Al menos así si te acercas más a la gente o lo que sea, no tienes que estar todo el rato pendiente», decía. Este vendedor de Alcanar lleva más de treinta años subiendo todos los domingos a Bonavista. «La gente tiene ganas de volver a una normalidad y nosotros vamos a estar ahí», decía.

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