El presunto asesino de Miami Platja podría haber ido al tanatorio a buscar a su exmujer

Mossos le imputa dos delitos de homicidio consumados (Mont-roig y Vilanova i la Geltrú) y otros tres en grado de tentativa: los dos policías locales y el de la propietaria de un bar

08 julio 2017 14:30 | Actualizado a 08 julio 2017 14:47
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Las incógnitas que giran en torno a los asesinatos de Miami Platja y Vilanova i la Geltrú con el tiroteo del jueves en Gavà van dilucidándose a medida que se conocen detalles y parentesco del detenido con las víctimas y los heridos.

Mossos d’Esquadra envió ayer un escueto comunicado confirmando que a Jorge Casas Cordero, de 44 años, se le imputan dos homicidios consumados: Miguel Martín Vargas, de 63 años y residente en Miami Platja, y a un trabajador de nacionalidad húngara que trabajaba en el bar de la Cooperativa de Vilanova i la Geltrú.

A su vez, la Policía Autonómica también le atribuye tres homicidios en grado de tentativa por los disparos a los dos agentes de la Policía Local de Gavà, uno de ellos todavía en estado crítico, y a la propietaria del bar de Vilanova, que también resultó herida de bala en el tiroteo de hace unos días.

El hilo conductor para imputarle los delitos es la coincidencia de la munición usada en los tres escenarios y el rifle VZ 58 Sporter 222 Remington.

Parentesco
Pero además de las pruebas científicas que sitúan a Jorge Casas en los diferentes escenarios, ayer se conoció una posible motivación para perpetrar estos asesinatos cuando el presunto autor carece de antecedentes. El hombre asesinado a tiros el domingo en su casa de Miami Platja, Miguel Martín, era el exsuegro de Jorge Casas, el veterinario pistolero detenido el jueves por la tarde en Canyelles tras haber protagonizado un tiroteo en el tanatorio de Gavà.

La antigua relación entre víctima y autor del disparo provoca que la hipótesis de que el pistolero actuó guiado por un ánimo de venganza familiar cobre fuerza. Casas, que tenía permiso de armas para la práctica del tiro deportivo, utilizó en los tres asaltos la misma arma larga, una réplica de subfusil AK-47, con una munición muy concreta y específica, del calibre 22, utilizada en los tres escenarios. Los Mossos d’Esquadra ya sospechaban, antes del incidente de Gavà, que los tiroteos de Vilanova y el de Miami Platja estaban vinculados, porque se había utilizado la misma munición, aunque no había pistas de quién estaba detrás.

 

Declarará al salir del hospital
Una de las hipótesis que manejan los investigadores es que el detenido estaba merodeando por los alrededores del tanatorio de Gavà esperando a que saliera su expareja para abordarla. No se descarta que sus intenciones fueran las mismas que para su exsuegro. Llevaba ayer encima dos cargadores, que le fueron intervenidos junto a su subfusil.

La policía catalana registró la vivienda del detenido en la urbanización Muntanya del Mar de Canyelles, a escasos metros de la zona montañosa donde ayer se refugió en su huida. Los investigadores también registraron el vehículo Alfa Romeo con el que el hombre se fugó y otro coche de su propiedad.

De momento, Casas está recuperándose de las dos heridas de bala en pierna y brazo en el Clínic. Está previsto que cuando reciba el alta declare ante la autoridad judicial.

Amante de los gatos demasiado callado

Evitaba aplicar la eutanasia a los animales. Un día, trabajando en la clínica veterinaria de Calafell, pidió descartar la eutanasia  para un gato moribundo e intentar salvarle la vida mediante una complicada intervención. 

El animal se recuperó. Y Jorge Casas lo adoptó y se lo llevó a casa. Porque él vivía rodeado de gatos a los que adoraba y cuidaba con pasión.
El presunto asesino de dos personas y sospechoso de dejar heridas a tres más no tenía la misma frialdad con los animales. Durante un año trabajó en la clínica veterinaria de la calle Mallorca de Calafell.

Amante de los animales
Sus compañeros recuerdan el cuidado que tenía con los animales. Pedía evitar ser quien aplicase eutanasias y se preocupaba de las anestesias durante las operaciones para que los animales no sufrieran

Fue despedido de una clínica veterinaria de Calafell la pasada Semana Santa

Jorge Casas, de 44 años, trabajó un año en la clínica de Calafell hasta que la pasada Semana Santa fue despedido. No por mal veterinario, sino porque no encajaba en un trabajo en grupo. Era buen profesional, pero muy cerrado y reservado. No trabajaba  bien en equipo, relatan en el centro.

Vendió una clínica
Casas empezó en la clínica de Calafell tras presentar su curriculum. Había sido propietario de otra clínica en Corbera de Llobregat y según explicaba le iba bien, pero la vendió. Sin embargo, el comprador no le pagó y Casas explicaba que aquello le había dejado en una situación precaria. Y el comprador aún la vendió a un tercero. Además, coincidió con su separación.

Tuvo otra clínica veterinaria en Vilanova i la Geltrú que decía que funcionaba pero que también cerró. Aunque no explicaba los motivos. Porque

Casas era de pocas palabras.  A veces no respondía a preguntas de trabajo de sus compañeros de Calafell y eso generaba tensiones en la empresa. Fue el motivo de su despido.

El jueves agentes de paisano de los Mossos acudieron a la clínica. El personal  sabía lo sucedido y estaban estupefactos. Los mossos creían que en cualquier momento de su huida, Jorge Casas podría regresar a su anterior puesto de trabajo. Un dispositivo policial en el interior de la clínica y otro de forma discreta en el exterior   vigilaban una posible llegada del prófugo.

Sin antecedentes policiales, sorprende por qué pudo ser autor de dos muertes con disparos a quemarropa y de un tiroteo en Gavà

No fue necesario esperar mucho. A través de las emisoras se informaba de que había sido detenido  en Canyelles. «Busco venganza», dijo a los Mossos cuando fue detenido. 

Sin antecedentes policiales, sorprende por qué pudo ser autor de dos muertes con disparos a quemarropa y de un tiroteo en Gavà. Los compañeros del presunto asesino siguen asombrados con el desenlace de esta película muy real. No se explican qué ha podido pasar a ese «buen profesional muy sensible con los animales».   
Concluyen que«quizá explotó».

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