El traslado del Museu Arqueològic al Tinglado se aplaza medio año

La reforma que se planteó inicialmente será mucho más ambiciosa ya que en el edificio de la Plaça delRei no hay escalera de emergencias y, detrás del falso techo, aún hay cañas

27 julio 2017 19:33 | Actualizado a 30 julio 2017 15:45
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La reforma del Museu Nacional Arqueològic de Tarragona (MNAT) no seguirá el calendario inicial previsto. El motivo es que la intervención tendrá que ser mucho más ambiciosa de lo que se planteó inicialmente, debido al estado en el que se encuentra el inmueble de la Plaça del Rei después de tantos años sin ninguna intervención.

Si en un primer momento se había fijado el día 1 de septiembre como la fecha en la que cerraría el edificio para comenzar el traslado de las piezas, ahora se retrasa medio año. No será hasta «finales de febrero, principios de marzo», cuando cerrará el museo. Así lo confirma Xavier Llovera, responsable de la división de actuaciones de Museus i Monuments de la Generalitat, quien ha seguido las negociaciones con el Estado.

Las condiciones del inmueble son peores de lo que se esperaba

La redacción del proyecto de reforma ya ha sido más lenta de lo inicialmente previsto. «Tenía que acabar en mayo y hace tan solo cuatro o cinco semanas que lo tienen, lo que ha cambiado todo el calendario», dice Llovera.

La licitación será entre mediados de octubre y de noviembre, por lo que después tan solo faltará que Bombers de la Generalitat y el Ayuntamiento den su visto y bueno a la intervención.

Detrás de la demora está que desde que se aprobó su remodelación «han empezado a sortir problemes com a bolets». Las condiciones del inmueble, propiedad del Estado, son mucho peores de lo que inicialmente se pensaba y aunque los expertos aseguran que no hay riesgos estructurales, no se ha hecho una intervención de mejora de calado desde principios de los noventa.

‘Es escandaloso’
Entre los problemas está la aparición de goteras, la ausencia de una escalera de emergencias y la necesidad de cambiar el techo. Y es que una de las sorpresas con que se han encontrado al plantear la intervención es que detrás del yeso del falso techo aún están las cañas de cuando se construyó el inmueble. «Es lo último que nos imaginábamos. El estado de abandono en el que mantuvo el museo el antiguo director (Jordi Terrades) es mucho peor de lo que pensábamos. Es escandaloso», lamenta Llovera. Denuncia el riesgo «inflamable» al que expone los materiales, por lo que su sustitución se ha convertido en una emergencia. También lo es la instalación de un sistema de climatización.

Y, de hecho, de aquí parte el proyecto de reforma del museo. Fue a partir de una sentencia judicial dictada en 2014 en la que se reconocían las deficiencias del edificio y las malas condiciones laborales que los trabajadores tenían que padecer. Obligados a estar expuestos a temperaturas de entre 3 y 4 grados en invierno y más de 40 en verano, los trabajadores se quejaron en reiteradas ocasiones. Hasta que Inspección de Trabajo obligó a la Generalitat –administración que gestiona el museo– a tomar las medidas necesarias para mejorar las condiciones de los empleados.

Por lo que la reforma obliga a la instalación de un sistema de climatización y la sustitución de las ventanas, que son de los años sesenta, y no permiten el aislamiento térmico del edificio. Además, la alimentación del nuevo sistema obliga a la instalación de un nuevo transformador que incremente la potencia. «Ahora mismo el MNAT va con pilas, falta iluminación y luz, y con el sistema actual no se puede seguir», dice Llovera.

El nuevo proyecto ha sido redactado por parte del Ministerio de Cultura y Deportes, que ya contempla los trabajos adicionales que deberán hacerse en el museo. Con todo, la intervención será más costosa y más larga de lo que se estimó en un primer momento.

Más de 3,2 millones
La inversión inicial se había cuantificado en 2,7 millones de euros y ahora, con la sustitución de los falsos techos, llega a los 3,2 millones. Una partida adicional que aportará el Estado, teniendo en cuenta que éste es el último museo que tiene.

La Generalitat va a hacerse cargo de los gastos del traslado

Por su parte, la Generalitat va a asumir los gastos del traslado al Tinglado número 4 del Moll de Costa. Una operación que tendrá un coste de 200.000 euros y que después de verano ya estará completamente definida. 

No todas las obras podrán exponerse en el nuevo espacio de 900 metros cuadrados de superficie, por lo que una parte de la colección será almacenada y el resto se aprovechará para su restauración. Los trabajos van a hacerse en un taller del MNAT en la Necròpolis, por lo que la administración catalana va a invertir otros 200.000 euros en dicho concepto. No obstante, la partida más significativa que aportará la administración catalana debe permitir la modernización de la museografía (1,1 millones de euros) y de la utilización de nuevas tecnologías (más de 40.000 euros).

Objetivo: los Juegos
Ya se está trabajando en el traslado de las piezas. «Debemos tener en cuenta que el museo no cierra, cambia de sitio», dice Llovera. Las primeras reuniones para organizar la logística del traslado ya se han celebrado. «Tenemos un primer programa y estamos con los detalles, ya que la planificación debe tenerse del todo definida a partir de septiembre».

La intervención se prolongará por espacio de dos años y medio

Y es que la administración catalana quiere tenerlo todo completamente definido para que ningún contratiempo impida llegar a la fecha señalada en rojo en el calendario: el Museu Nacional Arqueològic de Tarragona provisional debe tener sus puertas abiertas en junio, coincidiendo con la celebración de los Juegos Mediterráneos.

De hecho, ya está definida la exposición que lo reabrirá y que Llovera asegura que «será una apuesta de primer nivel» pensada de cara a los miles de visitantes que se espera que lleguen a la ciudad durante la celebración de este evento deportivo.

Con la apertura del nuevo espacio, podrá darse comienzo a las obras. Será entre el 1 de junio y el 1 de julio del año que viene y su duración superará los dos años y medio, con lo que algunas de estas piezas no volverán a exponerse hasta mediados de 2021, cuando el conjunto de la colección vuelva a la Part Alta.

Llovera se muestra claro con el cumplimiento de los plazos. «Es un calendario técnico, por lo que si no hay un imponderable extraño, lo que está en el documento va a misa».

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