Explorar Tarraco en vacaciones

Seguir las pistas. El Museu Nacional Arqueològic de Tarragona propone esta actividad para toda la familia

29 julio 2019 06:10 | Actualizado a 08 agosto 2019 08:11
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Una aventura singular para los amantes de la historia y el patrimonio. El taller ‘Vacaciones en Tarraco’, organizado por el Museu Nacional Arqueològic de Tarragona (MNAT), permite descubrir en familia cómo era la ciudad hace 2.000 años.

Brinda, a grandes y pequeños, la oportunidad de convertirse en exploradores por un día. Comienza la aventura. «Busca a la vitrina tres elements que formin part dels espectacles públics. Recordes què es feia a cada lloc?»; «Com vosaltres, he fet un viatge a Tarraco al segle II dC. La meva visita va ser a l’hivern. Sóc un personatge que mana molt!»; «Esteu envoltats d’inscripcions. Aquí podeu trobar el nom de l’actual Tarragona, que en época romana es deia Colonia Iulia Urbs Triumphalis Tarraco»; «Es el pare de molts dels déus. Aquí està representat amb banyes. Busca’l». 

Estas son algunas de las pistas que avivan el espíritu inquieto de padres e hijos. «Debéis buscar por el museo la pieza que penséis que coincide con cada una de las pistas. Después nos transformaremos en exploradores para descubrir qué explica cada pieza», indica a los participantes Maira, educadora de Auriga Serveis Culturals en el MNAT. El taller ‘Vacaciones en Tarraco’, que se organiza todos los miércoles de julio y agosto de 11 a 12.30 horas, permite indagar en la exposición de síntesis TARRACO / MNAT, ubicada en el Tinglado 4 del Port de Tarragona. «Es un recorrido por el museo y una manera de descubrir Tarraco más lúdica y divertida», explica.

Los hermanos Àngel y Marc y sus padres, César y Maria del Mar, emprenden la aventura. «Estamos de vacaciones en Altafulla y aprovechamos los días para hacer actividades con los niños. El año pasado vistamos la Vil·la romana dels Munts», explica la familia. Se atavían con los sombreros de exploradores e inician la aventura para localizar cada una de las piezas. Salen en busca de los tesoros de la antigua ciudad y que aguardan el paso del tiempo en el museo.

Pista tras pista

El punto de partida es el Mare Nostrum, el mar Mediterráneo. «Estamos delante de un mosaico donde se representan peces y animales marinos», explica Maira. Desde un pez espada hasta varios delfines, pasando por un pulpo o una mantarraya escenifican la diversidad de especies marinas.

Más adelante, Bru lee: «Esteu envoltats d’inscripcions. Aquí podeu trobar el nom de l’actual Tarragona, que en época romana es deia Colonia Iulia Urbs Triumphalis Tarraco». El joven participa en el taller junto a su hermana y sus padres. «Somos de la Seu d’Urgell y siempre buscamos actividades para realizar en la zona donde estamos de vacaciones, así conocemos el entorno», explica la familia. Todos los exploradores se sitúan frente a la inscripción que hace referencia a la estatua de plata que soportaría el pedestal y que estaba dedicada al Genio de la Colonia Tarraco.

El siguiente reto, al que se enfrentan los exploradores, es buscar a un emperador del siglo II dC, «un personaje que manda mucho y cuyo nombre empieza por ‘A’». Se trata del emperador Adriano. «Fue un emperador muy importante que visitó Tarraco. Revolucionó la moda, fue un ‘influencer’ de su época, porque llevaba barba y tenía el cabello rizado», relata como curiosidad Maira frente al retrato oficial del emperador, que formaría parte de la galería de personajes ilustres de algún espacio público de Tarraco. La expedición familiar continua en busca de varios elementos que formasen parte de los espectáculos públicos que, durante la época romana, se celebraban en el teatro, el circo y el anfiteatro.

«En el teatro, generalmente, los actores iban con máscaras y en la época romana no podían actuar las mujeres; en el anfiteatro se hacían las luchas de gladiadores y, por último, en el circo se organizaban carreras de caballos», recuerda Maia.

Mientras, el pequeño Àngel advierte que «cuidado porque, os pongáis donde os pongáis, os estará vigilando. Dicen que si miras a los ojos de Medusa, y te vas moviendo sin dejarla de mirar, te sigue con la mirada». Ahora, todos los exploradores admiran el mosaico de Medusa, mientras Maia hace mención al relato del mito de Perseo.

«Estamos llegando casi al final de nuestra aventura. Solo quedan dos piezas», afirma Maira. Unos pasos más adelante, los aventureros vuelven a detenerse. En esta ocasión, están frente a diferentes juguetes y juegos de la época romana, como las tabas. «Cogemos una taba y la lanzamos al aire, e intentamos cogerla con el dorso de la mano», explica Maira.

Tras descubrir diferentes utensilios que se utilizaban para comer y cocinar en la época romana, la expedición está a punto de llegar a puerto. Antes de despedirse, a los exploradores les espera una última sorpresa. La oportunidad de vestirse como en la época romana. Y para recordar el intrépido viaje hasta Tarraco, todos los aventureros confían sus recuerdos a Mnemosine (diosa de la Memoria) quien les ayudará a no olvidar esta aventura en familia.

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