Francesc Núñez: 'Somos más reacios al compromiso'

¿Cómo se explica que se tengan tantos hijos fuera del matrimonio?
Estamos ante la modernidad líquida, la liquididad de todas las instituciones, que diría el sociólogo Zygmunt Bauman. Todo lo sólido se desvanece en el aire. Esas realidades fijas y férreas, como el trabajo y el matrimonio para toda la vida, ya no son firmes. Aunque, pese a eso, hay que decir que en España el matrimonio sigue siendo una institución más o menos sólida, en cuanto a manera de vivir, a la monogamia.

¿En qué sentido?
La institución sigue manteniéndose con relativa buena salud en el imaginario colectivo. Otra cosa es que no se concrete de una forma legal en los juzgados, pero sigue siendo el espacio donde se tienen los hijos. Como todas las instituciones, va perdiendo consistencia de forma legal. 

Pero todavía sobrevive. 
Aún se tiene ese contexto de pareja, aunque hayan surgido más formas de familia. Ese 50% no legalizado no pone en duda el matrimonio como espacio. Hay muchas parejas que son de hecho y tienen hijos o algunas que, después de la maternidad, acaban casándose. 

¿Qué implicación sociológica conlleva tener hijos sin estar casado?
Responde a una reserva de no comprometerse. Somos más recios. Es una forma de no comprometerse para toda la vida y de mantener la puerta abierta, a pesar de que convivas con alguien. Significa que dices que quieres estar con alguien hasta que se acabe el amor, por ejemplo, o hasta que cambien las condiciones. 

Todo es más liviano. 
Entronca con lo que decía otro sociólogo, Anthony Giddens, que hablaba del amor confluente, un modelo que aparece con la revolución sexual de mediados del siglo XX, por oposición al amor romántico, que era el esquema dominante hasta entonces. 

¿Cuál es la consecuencia?
La lectura sociológica es que esta deslegalización es un cambio a la hora de entender el amor y las relaciones personales. Estás viviendo con alguien e incluso tienes hijos pero aún quieres mantener esa autonomía. Es algo de los individuos modernos. No quiere decir que quieras menos a los hijos ni que tengan menos importancia, por supuesto, pero significa que de alguna manera no cierras puertas y facilitas la salida de unas relaciones que son más fluidas. 

Luego hay otro factor en el escenario: la debacle de las bodas por la Iglesia. 
Eso tiene que ver más con la falta de afección religiosa. Hay menos practicantes y menos creyentes. Han surgido, además, unos rituales paralelos a la Iglesia que permiten tener esa legalidad. Mucha gente se continúa casando y no ha tenido esa necesidad de pasar por el ritual cristiano.