La CUP recupera su escaño rebelde en Tarragona

Crónica. Laia Estrada dejará el Ayuntamiento y asumirá su nuevo rol en el Parlament. La tarraconense recupera la representación perdida en 2017

14 febrero 2021 23:53 | Actualizado a 15 febrero 2021 10:09
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Laia Estrada se mostró cauta, prudente, sin querer lanzar las campanas al vuelo hasta que las matemáticas de la noche electoral pudieran confirmar lo que se intuía desde la primera hora del recuento: la CUP recuperaba terreno en Tarragona y Catalunya y aumentaría sus escaños en el Parlament. La rebeldía y el inconformismo de la formación, que tan bien representa Estrada, no se dejaban traslucir bajo la mascarilla protectora de «Unitat Popular».

Le costó convencerse a sí misma de que los miles de votos que sumaban en la demarcación garantizaban el escaño que habían perdido cuatro años antes. Y fue entonces, con el 70% del escrutinio ya oficial, cuando empezó asimilar que su paso por el Ayuntamiento de Tarragona tenía los días contados y que su siguiente etapa se abría en el Parlament junto a ocho compañeros y compañeras del resto de Catalunya.

Y con el nuevo rol en proceso de asimilación, habló públicamente empezando por agradecer «el trabajo descomunal» realizado por los militantes para poder llegar al 14-F y lograr el éxito deseado: «En la CUP lo que decimos lo hacemos. Lo que hacemos, lo decimos», soltó a bocajarro.

La todavía concejal tarraconense empezó a esbozar la hoja de ruta que la formación realizará en la presente legislatura. Comenzó criticando al PSC (ganador de los comicios) por forzar unas elecciones que vulneraban los derechos de las personas en situación de riesgo y «poniendo en juego la vida» de electores y mesas por culpa de la Covid-19.

También tiró de las orejas a las fuerzas de izquierdas, en las que se incluye la CUP, por permitir que Vox tuviera una noche de ensueño con 11 escaños, 2 de ellos en Tarragona. «Debemos empezar a ser valientes y aplicar políticas sociales para salvaguardar el interés de la población». Aviso para navengantes de que las políticas populistas son las que han calado en las clases más afectadas por la crisis y han dado su apoyo a la candidatura de la ultraderecha.

Y para rematar su primer discurso como futura diputada, Estrada dejó claro que las políticas municipalistas que han consolidado la candidatura en toda Catalunya serán las mismas que defenderán en el Parlament. La CUP no será «muleta de nadie» y se puede hacer igual de bien el trabajo para las personas desde el Govern «o desde la oposición». Por si alguien ya daba por hecho  los nueve escaños en los pactos postelectorales.

La CUP no quiere ceder en ninguno de sus dos mandamientos. Uno es el independentismo y el otro, las políticas sociales. En el primero puede encajar con ERC y Junts per Catalunya, pero las políticas «neoliberales» en algunos de los temas hacen más difícil que la izquierda independentista cuaje y encaje de forma perfecta como tripartito.

Estrada admitió que la CUP no tiene líneas rojas, pero sí ciertos temas innegociables. Y a título de ejemplo tarraconense dejó claro que el «rescate» de los terrenos de la Caixa para que Hard Rock pueda aterrizar en la Costa Daurada no son «admisibles» cuando hay una crisis económica y sanitaria en Catalunya o faltan sensores de alerta en la petroquímica.

La CUP recuperó ayer una voz inconformista para los intereses de Tarragona en el Parlament.

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