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«Patrullaje con un objetivo bien definido: ser vistos y mejorar la sensación de seguridad». Es uno de los objetivos de la Policía de Barri que se puso en marcha hace tres semanas, en parte por la presión de las asociaciones de vecinos, que pedían a la Guàrdia Urbana que se hiciera más visible y próxima a los ciudadanos. Se cumplen tres semanas de la puesta en marcha de este servicio y el concejal Javier Villamayor hace un balance muy positivo. Se han cumplido un 80% de los objetivos marcados. En este sentido, los agentes han visitado 112 establecimientos y han hablado con sus dueños y trabajadores, a los que se ha informado de este nuevo dispositivo policial.
Cada día, de lunes a viernes, las dos furgonetas de la Unitat de Proximitat se desplazan a cuatro barrios diferentes –dos por la mañana y dos por la tarde–, además del mercado de la Plaça Corsini. Dejan el vehículo en el punto asignado, que a la vez sirve de oficina de denuncias y de recepción de quejas. Pero si no hay nadie recorren a pie la ruta asignada, donde hablan con los establecimientos, con especial atención a los de más riesgo –supermercados, joyerías, etc–. De cada uno se le abre una ficha, con sus datos y, si ya la tiene, se actualiza. Asimismo, se le da una pegatina con el número de teléfono y el correo de la unidad.
Los agentes han recogido dos denuncias penales: por el hurto de una cartera el pasado viernes en el mercado de Sant Pere i Sant Pau y el pasado martes el hurto de un monedero del bolso de mano de una mujer en una tienda de la Rambla Nova. Por su parte, el número de denuncias por infracción de las ordenanzas municipales ha sido cero. Porque, tal como recalca el concejal, el objetivo no es multar. En cambio, ha habido seis en materia de tráfico. Se han hecho 73 vigilancias de parques y nueve del patrimonio municipal.
Las quejas
Entre las quejas recibidas por los agentes está la de un vecino de La Floresta sobre que los coches aparcan en zona de minusválidos en la Anella Mediterrània. Otra hacía referencia a los niños que juegan a pelota en la Plaça de la Constitució de Bonavista o la de un perro en la calle Penedès de Torreforta que ladraba y se meaba en el balcón, cayendo los orines a la calle.
Pero además de los barrios –ver recuadro de la derecha–, los agentes de la Unitat de Proximitat también patrullan por la zona del Serrallo y la Part Alta.
Javier Villamayor asegura que con los agentes actuales «se están cumpliendo los objetivos» y añade que «haremos lo necesario para mantener el servicio». Sin embargo, no quiso apuntar si al ser una prioridad –fue votado por unanimidad en el pleno municipal– van a aumentar el número de efectivos. «Las entidades, lo que nos piden, es que perdure en el tiempo». El concejal, en la reunión de valoración mantenida esta semana, destacó el esfuerzo de la Divisió de Proximitat «para tener un nivel muy alto de las oficinas móviles».
