La República atacada

Historia. Hoy se cumplen 85 años del golpe de Estado. En TGN los militares pasaron horas entre dudas pero no se sublevaron

17 julio 2021 16:20 | Actualizado a 18 julio 2021 16:01
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«No cal negar que en el curs dels esdeveniments durant aquests dos dies tan intensament dramàtics, el poble tarragoní ha copsat tota la importància i tot el perill pel qual travessava la República. Tothom vivia pendent de les noves difoses per les emissores de ràdio». Así empezaba la crónica del ‘Diari de Tarragona’ del martes 21 de julio de 1936.

Tres días antes, el sábado 18 de julio, justo hoy hace 85 años, los militares se habían sublevado contra la II República. El golpe de Estado triunfó en media España y en la otra media fue sofocado por las izquierdas. En Tarragona no hubo conflicto porque el ejército no se sumó, tras horas de dudas, a la rebelión.

La prensa de la época, guardada con mimo en la Biblioteca Hemeroteca Municipal, ubicada en la antigua Tabacalera, permite seguir las viviencias de los ciudadanos en unas horas angustiosas, que, según el ‘Diari’, no lo fueron tanto: «Amb tot, però, els tarragonins no han donat cap sensació de temença ni molt menys de pànic. Ben al contrari, dissabte al vespre i diumenge tot el dia el poble es llençà al carrer amb plena serenitat, donant i volent donar la sensació que pesi al que pot passar en altres llocs, a Tarragona l’ordre i la normalitat més absoluta era allò que imperava».

Mientras «el orden y la normalidad imperaban» en las calles, en el Regimiento Almansa número 15 se decidía el destino del golpe. Según explica Jordi Piqué i Padró en su libro La crisis de la reraguarda, «el regimento acuartelado en la ciudad será uno de las pocas unidades militares catalanas que se mantendrán fieles a la República y se colocará, con la casi totalidad de sus efectivos, bajo las órdenes directas de la Generalitat».

Piqué detalla en su libro el timing del (no) golpe de Estado. El coronel al mando del Almansa, Ángel Martínez Peñalver, monárquico y católico, había sustituido dos meses antes a otro coronel, Julio Ridera Atienza, «un fogoso enemigo del régimen republicano», según lo definió la Historia de la Cruzada Española.

A las 2 de la madrugada del sábado 18, un telegrama informa a la Comandancia Militar de Tarragona de la sublevación de las tropas de África. Militares partidarios del golpe se desplazan a Barcelona en busca de instrucciones. La consigna transmitida a los civiles de la Comunión Tradicionalista y la Falange, que apoyan el ataque, es que la guarnición de Barcelona se rebelará la madrugada del domingo y la de Tarragona la seguirá dos horas más tarde.

A las 6 de la mañana del domingo 19 de julio, un oficial del Estado Mayor de Barcelona llama a Martínez Peñalver para que proclame el Estado de Guerra en Tarragona. Peñalver se niega si la orden no la transmite directamente el jefe del Estado Mayor.

Los golpistas esperan ansiosos, Unos 350 requetés y falangistas se han concentrado en la ciudad provenientes de Valls, El Pla de Santa Maria, Constantí, El Morell, Solivella, Tortosa y Tivissa. La presión al coronel Martínez Peñalver es máxima. Intenta ganar tiempo, pero otro coronel, Julio Castro Vázquez, le da un plazo de dos horas para sumarse al golpe.

Poco antes de que venza el plazo, el general Manuel Goded, líder de la asonada en Barcelona, es detenido y admite por radio su fracaso. El regimiento Almansa decide no sublevarse en TGN.

Los elementos derechistas se sentían seguros. Así lo explica el ‘Diari’: «Els grups de coneguts elements feixistes i simpatitzants que es reunien en alguns llocs, es concentraven en uns altres i fins passejaven pels carrers en un pla altiu, retador, com si volguessin donar a entendre que la victòria era ja seva i que ens perdonaven, de moment, la vida».

Pese a que los militares (al menos la mayoría) no se sumaron al golpe, las fuerzas revolucionarias desconfían. De ahí que la prensa reproduzca la alocución del coronel Martínez Peñalver: «En estos momentos en que el alma popular vibra intensamente de emoción, me complazco en señalar la actitud republicana francamente decidida de las fuerzas del Regimiento de Infantería Almansa núm. 15 y demás de esta guarnición, las que, desde el primer instante, amparando el prestigio de España y evitando días de luto a hogares de compatriotas nuestros, se colocaron al lado de los poderes legítimos de la República».

«En julio de 1936 había tres diarios en la ciudad: el propio ‘Diari’, ‘La Cruz’ y ‘Catalonia’. Estos dos últimos fueron clausurados. Inmediatamente comenzó a publicarse el ‘Front Popular’. En su número 1, del 23 de julio, asegura que «els revolucionaris no som una banda de malfactors, vulgars com algú, poc equànim en les seves apreciacions, podria pintar-nos. Som uns homes que creiem possible donar al món una organització més justa que l’actual».

Al día siguiente, lanza una ‘sugerencia’: «El Front Popular de Tarragona recomana als propietaris de cotxes que els tenen amagats, els ofereixin espontàniament, per tal d’evitar-los les possibles molèsties».

‘Front Popular’ recrea la marcha de una columna de voluntarios tarraconenses, guardias civiles, guardias de asalto, carabineros y militares del Almansa al frente de Aragón: «Tarragona, la vella, l’arqueològica, la històrica, però també la brava, la heroica ciutat, no podia mostrar-se insensible als afanys d’alliberació del poble de Catalunya, que són també els seus (...) Adéu, germans, Tarragona espera la vostra tornada victoriosa per a donar-vos l’abraçada més plena del goig infinit». No hay victoria. Tres años después, el 15 de enero de 1939, los franquistas entran en la ciudad. Atras quedan la represión, la guerra civil dentro de la Guerra Civil, los bombardeos fascistas y dolor, mucho dolor. Pero todo esto es otra historia.

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