La URV, la universidad catalana con más docentes temporales

Solo tres de cada diez profesores son fijos. En los últimos años el centro ha crecido en estudios y en alumnos, pero el presupuesto para contratar no lo ha hecho

27 abril 2021 18:10 | Actualizado a 28 abril 2021 05:48
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El curso pasado (2019 -2020) solo el 28,51% de los profesores de la Universitat Rovira i Virgili era ‘permanente’ es decir, era funcionario o tenía un contrato fijo, se gún los datos del Ministerio de Educación. Además, en el caso de las profesoras mujeres, las que están en situación permanente solo llegan al 24% frente al 33% de los hombres.

El último estudio de la Fundación Conocimiento y Desarrollo destaca, además, que es la universidad catalana con menos profesores permanentes. Y también se queda muy lejos del conjunto de las universidades españolas donde el 54% del personal docente es permanente.

Atados por el presupuesto

Domènec Puig, Vicerrector de Programació Acadèmica, Docència i Professorat de la URV aclara, de entrada, que estas tasas de temporalidad no responden a una política ‘ad hoc’ de la universidad, sino que son la consecuencia de una ley de presupuestos del Estado que deja a las universidades públicas muy por debajo de sus necesidades de financiación.

Se ha dado además la circunstancia de que en los últimos años la universidad ha ido creciendo tanto en estudios ofertados como en número de alumnos. «Y para atender esa demanda necesitamos más profesores». Pero el presupuesto no solo no ha crecido sino que ha coincidido en el tiempo con los recortes que se iniciaron tras la crisis del 2009.

Las cifras, de hecho, muestran como el número de docentes ha aumentadi cada año los últimos cinco cursos, pero siempre a costa de más profesores temporales.

Antoni Martínez Ballesté, presidente del Comitè de Empresa del PDI de la URV, coincide con Puig en lo que se refiere al origen del problema. «La URV ha crecido en cuanto a diversidad de titulaciones sin poder incrementar el presupuesto de personal. Así pues, la nueva fuerza docente ha sido básicamente a partir de profesorado asociado. Esta situación no es exclusiva de la URV, pero somos los peores posicionados porque ya hace 10 años no disponíamos de una plantilla docente holgada como era el caso de otras universidades», explica.

En este sentido Puig admite que en la universidad, para poder cumplir con las necesidades se ha abusado de la figura del profesor asociado que, en teoría es un profesional de un determinado ámbito del conocimiento que trabaja en otro sitio y dedica unas horas a la docencia. Según los datos del ministerio, el año pasado el 70,68% de los profesores de la universidad estaba a tiempo parcial.

La realidad, reclama Martínez, es que el profesorado asociado percibe salarios muy bajos. «El precio por hora de clase se sitúa muy por debajo de las retribuciones en sectores que no requieren titulaciones superiores. Además, la actividad docente implica preparar materiales, evaluar prácticas y exámenes, así como la importante tarea de atender a las dudas de los estudiantes. Con la pandemia, la cantidad de trabajo para llevar a cabo la docencia online supuso mucho más trabajo y presión». Asegura que hay titulaciones donde la base de las clases se sustenta en los profesores asociados, «que hacen el mismo tipo y cantidad de docencia que los permanentes».

Insiste, además, en que no es un tema de calificación, porque parte de este profesorado asociado son personas con currículum suficiente para formar parte del profesorado permanente. El curso pasado el 32,28% de los docentes con contrato temporal tenían un doctorado.

‘Ajustar’ en horas de clase

El vicerrector de docencia asegura que la universidad está haciendo un esfuerzo por tratar de revertir la situación, pero sin más dotación presupuestaria es complicado. Una de las medidas que están explorando es tratar de ajustar las horas de docencia por crédito. Es decir, por cada crédito los alumnos deben recibir un número varianle de horas de clase. La idea es reducir este número dentro de lo posible y complementar con materiales y actividades que los alumnos puedan hacer por su cuenta, algo sobre lo que se ha adquirido experiencia en la pandemia. Este ‘ahorro’ de horas se traduciría en hacer fijos a profesores que ahora son temporales.

También recuerda que la universidad hace una apuesta importante por contratar a un centenar investigadores predoctorales «una buena herramienta para generar cantera», algo que ha permitido que la universidad suba en los rankings de investigación. Estos investigadores pueden hacer, por ley, hasta seis créditos de forma voluntaria.

Martínez señala que el comité de la URV está identificando cuántas personas del profesorado asociado son asimilables a tiempo completo, «personas que imparten 10 horas o más de clase a la semana, con acreditaciones de la AQU (Agència per a la Qualitat del Sistema Universitari de Catalunya) o ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación) para ser contratados a tiempo completo. La URV debería poder incrementar el gasto de personal y sacar plazas a tiempo completo para estas 35 personas. Hay un compromiso de las universidades para presionar al futuro Departament de universidades para que ponga solución. Ahora bien, si llega este escenario, en la situación actual no está claro que las plazas las ganasen los que llevan años con contratos precarios. Los borradores sobre profesorado universitario que se están elaborando en Madrid de momento no son prometedores».

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