La falta de financiación compromete la nueva Facultat d’Educació

Cuando está pendiente de adjudicarse la segunda fase de obras, falta el compromiso de la Generalitat para aportar siete millones

24 octubre 2018 07:49 | Actualizado a 24 octubre 2018 07:56
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El traslado de las Facultats de Ciències de l’Educació i Psicologia al Campus Catalunya no está garantizado debido a la falta de financiación para terminar el proyecto, ahora en construcción. Según explicó la rectora, María José Figueras, tras el consejo de gobierno, hay dinero para construir el edificio, pero faltan unos siete millones de euros para terminar toda la obra. Con este dinero, sin embargo, sólo se podría garantizar el traslado de Educación, y no sería antes de 2022. 

Figueras apuntó que los pasos a seguir a partir de ahora es «madurarlo» con la comunidad universitaria. Entre las posibles opciones estaría la de acondicionar, de momento, una parte del edificio que ahora se está construyendo para evitar que quede inutilizado durante un período de tiempo. No obstante, si el edificio de Sescelades debe seguir albergando estos estudios, deberá acondicionarse.  

La segunda fase de las obras está en proceso de adjudicación, que se hará dentro de un mes y medio. A partir de ahí se levantará el edificio sobre los cimientos de la fase 1, se iniciarán las obras, con una duración de unos 11 meses. Esta segunda fase cuenta con un presupuesto de 2 millones de euros, garantizados. La incertidumbre se abre a partir de ahí. La rectora apuntó que la Generalitat les dio a entender que deberán seguir trabajando con los presupuestos congelados en 2020 y que no hay obras previstas a corto plazo.

Uno de los escenarios a considerar a partir de ahora es si vale la pena el traslado y, si se descarta, qué se debe hacer en el viejo edificio del Campus Sescelades. Las facultades implicadas «tienen un listado de 14 puntos de cosas a arreglar para dejar esta temporalidad en la situación más digna posible», especificó Figueras.

Otra opción es valorar si, terminada la fase 2, se habilita la parte superior del edificio –por aulas de seminario, por ejemplo– para no mantenerlo cerrado y cuál es la inversión que en este caso se debería hacer. Éste es el objeto de un estudio que se presentará. En este caso, la rectora no descarta recurrir a inversores externos, que se ofrecen a las universidades a intereses bajos. «Tendrá que ser la universidad quien decida si se quiere hipotecar», sugirió. Por ahora, «hay dinero para levantar el edificio, pero no para conectarlo con el otro, hacer aulas de despachos o de urbanización». Con siete millones de euros, se desplazaría Educación pero Psicología quedaría fuera, «o deberían estar muy estrechos».

La rectora reconoce que la decisión a tomar no es fácil y admite que ella tampoco lo tiene claro, y por eso quiere madurarlo con la comunidad universitaria. Tampoco quiere perder de vista la posibilidad de que el Govern cambie de políticas, ya que hasta ahora «siempre se habían financiado desde la Generalitat». En este sentido, dijo que entiende la decisión del anterior equipo rectoral, a quien había criticado por «falta de previsión», y razonó que «tienes que acabar arriesgando» o caer en el «inmovilismo». 

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