La foto final de Terry Richardson

El fotógrafo habría aprovechado su influencia para mantener relaciones con modelos. El escándalo sale a la luz en plena campaña de concienciación contra el acoso a mujeres en Hollywood

02 noviembre 2017 19:15 | Actualizado a 02 noviembre 2017 19:19
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Los últimos escándalos han dejado más que retratado al fotógrafo de moda Terry Richardson. Tan idolatrado como vilipendiado, han querido posar para él artistas de la talla de Lady Gaga, Miley Cyrus o Johnny Depp. Pero tras años de rumores, esta semana han salido a la luz graves acusaciones sobre su método de trabajo.

Lo recoje ampliamente la periodista Irene Crespo en El País. Su profesionalidad ha sido el pretexto para esconder sus acciones. Hasta ahora había dos Richardson. El que retrata a celebridades como Obama haciéndoles posar con su característico pulgar hacia arriba, gran sonrisa, y hasta con sus particulares gafas de plástico negro. Y el que, desnudo, fotografía a modelos también desnudas. El Terry Richardson amigo de famosos, «generoso y cálido», como le define Jared Leto. Y el Terry Richardson que hace a las modelos llamarle ‘Tío Terry’. Desnudándose él dice que se libera de su ‘timidez’, por eso llama a su libro Kibosh, lleno de imágenes de su pene y con escenas sexuales explícitas, «el trabajo de mi vida», que luego Terrywold continuaría menos explícitamente. Alega también que desnudándose delante de sus modelos les da tranquilidad y nunca ha reconocido que esa actitud, dado su lugar en la moda, «puede ser un abuso de poder tácito» como le planteó New York Magazine.

El freno se lo ha puesto Harvey Weinstein. El escándalo del ‘superproductor’, al que le han llovido las acusaciones de abusos sexuales después de dos artículos en The New York Times y The New Yorker, ha salpicado mucho más allá de Hollywood. Las revelaciones sobre Weinstein fueron la mecha de una campaña de concienciación generalizada sobre los abusos contra mujeres por parte de hombres en situación de poder.  Como cuenta el ABC, la actriz Alyssa Milano prendió las redes sociales con testimonios de mujeres afectadas con la etiqueta #MeToo (yo también).

El turno le ha llegado a Richardson esta semana. La poderosa editora Condé Nast anunció en una circular interna, a la que tuvo acceso The Daily Telegraph, que dejaría de trabajar con el controvertido fotógrafo. «Todas las sesiones que se le hayan encargado o las que ya se hayan realizado pero no se hayan publicado deben ser eliminadas y sustituidas con otro material», aseguraba James Woodhouse, vicepresidente y director de operaciones de la compañía, en un correo electrónico destinado a las ediciones de cada país. La editora, que publica revistas como Vanity Fair, Glamour, GQ y Vogue, ha dejado de contar con el fotógrafo ahora que muchos lo han visto como un depredador que se apoya en una cámara fotográfica. Y es que  varias modelos han relatado episodios de abusos sexuales no consentidos durante sesiones de fotografía desde hace años. 

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