La injerencia rusa llega a las clases de la URV

La difusión de ‘fake news’ es automática, masiva y no tiene necesariamente un gobierno detrás. Profesores de la URV y de la UOC hablan en clase sobre bots, la posverdad y la incidencia en el Procés

23 noviembre 2017 21:01 | Actualizado a 23 noviembre 2017 21:15
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«No hay que confundir el hacking con la difusión de información falsa. No es necesario tanto conocimiento para eso», concede Alberto Blanco, doctor en Ingeniería Informática y Matemáticas de la Seguridad y profesor en la URV. Varios expertos analizan las redes de una supuesta injerencia de países extranjeros en la situación política en Catalunya. «Hablamos sobre todo de bots de Twitter, que retuitean automáticamente noticias de ciertos periódicos. Puede ser que detrás haya alguien interesado o no», cuenta Blanco.

Hay algunos mitos al respecto. Es verdad que los contenidos difundidos van en la línea de favorecer al independentismo para desestabilizar, en último término, organizaciones como la UE o la OTAN, de las que España forma parte. Sin embargo, que detrás esté la acción de un Gobierno como el Kremlin es mucho más discutible. «Los responsables de estas acciones pueden ser desde trolls hasta sectores con intereses políticos pero la conexión con un gobierno es incierta y complicada de demostrar», agrega Blanco. 

Jordi Castellà es profesor en la URV en el área de ciencias de la computación y la inteligencia artificial, un campo que tiene que ver con las injerencias. «Se puede automatizar la creación de perfiles en redes como Twitter. Es un primer paso. En redes que no te piden un DNI ni una identificación más allá, es fácil comenzar a crear perfiles, que se repliquen constantemente, se sigan entre unos y otros y generen una comunidad de seguidores lo suficientemente amplia», cuenta Castellà.

Helena Rifà, directora del máster en la UOC de la Seguridad de las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones, incide en lo sencillo del proceso: «Hablamos de redes con poca seguridad. El uso de bots y sistemas que puedan controlar centenares de ordenadores es sencillo y barato. Son servicios fáciles de encontrar en el mercado negro», relata Rifà

Esas cuentas de Twitter, recién creadas, utilizan la inteligencia artificial para detectar de forma automática aquellos contenidos interesados, habitualmente sesgados, para seleccionarlos y difundirlos. «A veces hablamos de cuentas con pocos seguidores que se colocan en hilos que sí tienen muchos», apunta Rifà. 

En suma, lo que se obtiene a través de métodos técnicos bebe también de cierta ingeniería social. «Consiste en tener servidores todo el día activos y retuitear ciertas noticias, con ciertos patrones definidos. Se trata de estrategias de marketing y de propaganda», cuenta Alberto Blanco. 

Parte de estos conceptos se cuelan durante las clases de ciberseguridad y criptografía o en la asignatura de sistemas distribuidos. «En función de la materia, también hablamos de conceptos como ciberguerra o privacidad de datos. Nos interesa que los alumnos estén en contacto con la actualidad y que vean que lo que estudian tiene relevancia», añade Jordi Castellà. ¿Pero dónde está el punto de partida, esos contenidos sesgados que se viralizan?. «Normalmente son dos medios rusos, ‘RT’ y ‘Sputnik’, los que se dedican bastante a desestabilizar», diagnostica Alberto Blanco. 

Las supuestas injerencias y el concepto ‘posverdad’ también han irrumpido con fuerza en las facultades de comunicación. «Sería una negligencia no hablar de él y no tratarlo», cuenta Ferran Lalueza, doctor y profesor de Ciencias de la Información y de la Comunicación en la UOC, cauto con el supuesto papel de agentes externos en la corriente de opinión: «Me sorprendió que el Gobierno español, sin pruebas suficientes, se subiera al carro». 

Una afectación ‘contundente’
Luego Lalueza añade: «En Estados Unidos llevan más de un año investigando esto, a raíz de las elecciones, y no es un disparate que determinadas organizaciones o países tuvieran interés en intervenir. La hipótesis existe, así como los recursos tecnológicos para incidir de forma contundente». 

Titulares tergiversados o falsos son el arma, con un enorme alcance, para incidir en la opinión pública, sobre todo en aquella que solo se informa en las redes. Lalueza arroja otras claves: «Hay portales que se dedican a difundir informaciones falsas y que tienen un look parecido al de los medios pero son solo escaparates. El potencial está. En EEUU tuvo incidencia y es posible que la tenga en Catalunya. La posverdad juega con la emoción de las personas y más en un ambiente polarizado».

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