En la playa de la Savinosa, el interés no estaba en la arena, las agunas cristalinas o el día perfecto para tumbarse o disfrutar de un chapuzón. Las miradas se centraban en "la parte trasera de la playa", donde un par de conejos jóvenes caminaban en busca de comida cerca de la arena y por tanto de los bañistas.
Las semanas de confinamiento han dado confianza a la fauna para que vaya descubriendo parajes antes prohibidos por la presencia humana continua.
Uno de los bañistas fotografió a una pareja de conejos que saltaban y corrían por la playa, no cerca del agua, ni mucho menos entre las personas, pero más cerca de lo que pasaba antes de la pandemia.
Quizá la presencia de conejos en la Savinosa dé pie a un cambio de nombre popular como ya ocurre en una rotonda del barrio de Sant Pere i Sant Pau.
La rotonda
Tarragona ya tiene una rotonda con conejos y denominada así popularmente por su presencia. Se trata de la rotonda de los Quatre Garrofers que da pie al inicio de la avenida Països Catalans y que hace unos años incluso se vetó dar de comer a estos animales que corrían a sus anchar en este tapete de césped natural y matorrales para esconderse en caso de sentir peligro.
Tarragona: "O ponen soluciones ya o un día lloraremos una muerte"
Casi un kilometro de carretera, siete pasos de cebra, más de cinco centros escolares y todo el peligro del mundo. Así definen los vecinos la avenida de los Països Catalans, de Sant Pere i Sant Pau. Están desesperados.
Actualmente, en el mismo espacio han vuelto los conejos. el vecindario ha avistado un par, aunque uno de ellos se ha visto con más frecuencia pastando en el césped. Su lejanía con los humanos gracias a los dos carriles de la rotonda dan a estos herbívoros un espacio de tranquilidad sin temor a que les molestes las personas.