La satisfacción de haber salvado una vida

Campclar. Dos mossos d’esquadra realizan el masaje a un conductor que había sufrido un paro cardiaco hasta la llegada de la ambulancia

09 abril 2020 18:50 | Actualizado a 10 abril 2020 18:14
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Ha sido la actuación más gratificante de su carrera profesional. Y es que no todos los días, ni meses o años, se salva la vida a un hombre que había sufrido un paro cardiaco en plena vía pública. Es la escena de la que fueron protagonistas dos agentes de los Mossos d’Esquadra de la comisaría de Campclar. El masaje cardiaco que hicieron a la víctima fue suficiente para que recobrara la vida hasta la llegada de la ambulancia y los técnicos sanitarios pudieron seguir dando atención.

Ismael y Josep Maria son agentes de la misma promoción de Mossos, la de 2008-2009. Sus vidas se separaron después de salir de la Escola de Policia de Catalunya. El primero fue destinado al Aeroport de Barcelona, Ciutat Vella y El Vendrell, mientras que el segundo fue a parar a las comisarías de Cambrils, Martorell y Vilafranca del Penedès.

Pero desde noviembre del año pasado –cuando Ismael llegó a Tarragona, ya que Josep Maria llevaba ya siete años– están en el mismo escamot de la Unitat de Seguretat Ciutadana de la ABP del Tarragonès. El 23 marzo compartieron patrulla, concretamente en el turno de mañana. Sobre la una y media de la tarde estaban casi finalizando su jornada laboral y se encontraban de servicio por el barrio de Campclar. «Circulábamos por la Rambla de Ponent. Al llegar a la altura del cruce con la calle Riu Llobregat vimos, en medio de la rotonda, un vehículo de transporte sanitario colectivo y mucha gente en medio. Lo primero que pensamos fue que había habido un accidente de tráfico», comenta Ismael. Pararon el vehículo policial y se acercaron para ver qué pasaba. Fue entonces «cuando vimos a un hombre que había sufrido una parada cardíaca».

Constataron que no era un accidente: «El hombre estaba conduciendo y cuando estaba a punto de acceder a la rotonda le dio la parada. El vehículo siguió circulando muy despacio y una persona que lo vio lo frenó».

«Pedimos una ambulancia y comenzamos a actuar», recuerda Ismael. Josep Maria recalca que tuvieron que «apartar a la numerosa gente que había a la zona, para evitar un contagio y también porque intentaba grabar con el móvil la escena», a la vez que controlaban el entorno para evitar que ningún coche los atropellase. Le tomó el pulso en la carótida y comprobó que no tenía.

Tras sacarlo del vehículo, Ismael comenzó a practicarle el masaje cardiaco durante unos cinco minutos, el tiempo que tardó en llegar la ambulancia. También dispusieron de un DEA que llevaba el vehículo de transporte sanitario. Todo contribuyó. «Llevamos mascarillas para evitar el reflujo, pero no las utilizamos, porque actualmente se considera que con el masaje cardiaco es suficiente». Por su parte, Josep Maria recuera que «identificamos al ocupante del vehículo anterior, miramos que no hubiesen evidencias o signos de algún golpe en el vehículo que conducía la víctima».

Cuando llegó la ambulancia le pusieron otro DEA así como medicamento. Ello sirvió para estabilizar al hombre y llevárselo al Hospital Joan XXII. «Sufrió dos paradas cardiacas», señala. Después supieron que era vecino de Sant Pere i Sant Pau.

«Sabemos que, dentro de lo grave que le pasó, se está recuperando. Está fuera de peligro», según les ha comentado un allegado.

«Es la situación más gratificante que he vivido. Es el summum de nuestro trabajo, el salvar la vida a una persona. Reconozco que es una situación tensa», asegura Ismael. Su compañero Josep Maria afirma que no fue una situación estresante, aunque sí gratificante.

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