'La situación a bordo del Open Arms es límite'

El tarraconense Marc Reig capitanea el barco con 151 migrantes, tras 13 días a la deriva en el Mediterráneo. Admite la situación crítica. «Estoy convencido de lo que hago», dice al ‘Diari’, y pide "un puerto ya"

13 agosto 2019 19:16 | Actualizado a 14 agosto 2019 08:19
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Marc Reig aparenta tranquilidad y aplomo, a pesar de ser el responsable de 151 personas que llevan 13 días en un barco a la deriva en aguas internacionales, en mitad del Mediterráneo. «La situación es muy complicada», admite el tarraconense, al habla con el 'Diari' por teléfono desde el Open Arms, a 29 millas de la isla italiana de Lampedusa. «Nos encontramos todos muy cansados. Pedimos un puerto lo antes posible para poder entrar con todas las garantías», explica con calma, a pesar de la que la situación se agudiza y cada día se vuelve más insostenible. 

«En el barco hay peleas, hay discusiones, hay momentos de tensión, es una situación límite», apunta. Ya son 13 días en el mar, con toda la carga emocional que eso implica. Hay preocupación por los menores. El propio Marc, capitán de marina mercante, solicitó este lunes formalmente a la embajada española en Malta asilo para los 31 menores no acompañados que van a bordo. Argumentó la «situación de incertidumbre en la que se encuentra el buque Open Arms, que permanece ‘sine die’ en aguas internacionales». 

Reig mantenía que los menores «cumplen las condiciones para ser reconocidos como refugiados» y ha indicado que la situación ya se puso en conocimiento del Tribunal de Menores y de la Procuraduría de Menores de Palermo sin obtener respuesta. «Aún no hemos recibido respuesta», decía sobre esta petición. Este martes pidió también la evacuación de un bebé enfermo y su familia, que fue autorizada. 

«Soy optimista. Esto no puede continuar así mucho más. Queremos que los gobiernos se den cuenta de esta situación», explica el capitán

También preocupan las secuelas psicológicas de los rescatados. «Hay personas que han sufrido violaciones y abusos en Libia y que llevan tiempo padeciendo», reconoce Reig. «Hay niños que intentamos cuidar con todo el cariño del mundo. Somos muchas personas. Solo hay para comer arroz y cuscús», añade. Marc se mantiene fuerte en sus convicciones, pese a que la labor humanitaria de su barco ha originado una nueva crisis en el Mediterráneo y una guerra cruzada de declaraciones entre el Gobierno de España, Italia y la propia ONG catalana, Proactiva Open Arms. Reig habla claro: «Estoy convencido de lo que estamos haciendo. Tengo a un gran equipo y estoy muy orgulloso de él. Queremos que los gobiernos se den cuenta de esta situación, de que no es sostenible». 

No es la primera vez que Marc ha hecho gala de su sólido ideario. Suyas han sido las decisiones de los tres rescates del navío, al que las autoridades españoles tienen prohibida la búsqueda activa de inmigrantes en el mar. El primero se produjo el jueves 1 de agosto, cuando se rescató a 55 inmigrantes. La segunda operación fue en plena noche, un día después, socorriendo a 69 personas. El último rescate se dio en la madrugada del pasado sábado: 39 inmigrantes más. Todos zarparon desde Libia, país en guerra desde 2011. 

«Las personas a las que rescatamos están muy preocupadas, porque no saben qué va a pasar con ellas. Ellos no entienden qué hacen allí. Para ellos, ya han sido rescatados y no comprenden que no puedan irse, no entienden la situación», relata el capitán. 

Reig, que se muestra optimista respecto a poder llegar a algún puerto en breve, no quiere incidir demasiado en la que sería una decisión extrema. ¿Sería posible dirigirse a un puerto, aun sin autorización, como el de Lampedusa, pese a las amenazas del ministro italiano Matteo Salvini, que ha sacado a relucir estos días su faceta más antiinmigración? «Queremos hacer las cosas con toda la legalidad posible. Entrar en un puerto sin tener autorización será un último recurso, en situación de gran necesidad y de una emergencia total», admite Marc. 

Reig se ha visto envuelto en otras situaciones extremas en anteriores misiones. En 2018 también capitaneaba el barco cuando fue inmovilizado en puerto por orden del fiscal italiano de Catania, que abrió una investigación por un posible delito de promoción de migración ilegal. El buque fue retenido y Marc, como principal responsable del navío, investigado. «Estoy tranquilo. No hemos hecho nada malo. Sé que volveré para seguir salvando vidas», decía por entonces. 

«Estamos muy cansados. En el barco la situación es muy complicada, hay peleas y momentos de tensión», reconoce Marc Reig

Todo quedó en nada, porque en mayo de este año el juzgado de instrucción de Catania, en la región de Sicilia, archivó los cargos penales contra Marc y la jefa de misión, Anabel Montes, que también está actualmente a bordo del Open Arms. Ambos estaban acusados del desembarco, en marzo de 2018, en el puerto de Pozzallo, de 218 migrantes a los que socorrieron en alta mar, cerca de Libia. Tanto la fiscalía como el juez instructor concluyeron que no existían pruebas para acusarles de tráfico de personas. 

Cruce de ataques con Ábalos
Ahora la situación es otra, pero también grave. «Además, ahora viene mala mar y eso puede complicar las cosas», dice Reig. Hay previsión de que lleguen olas de más de dos metros. Ante esta situación, los mensajes cruzados se endurecen. «Personas, vidas humanas, abandonadas en medio el mar sin explicación alguna. Es una demostración en toda regla de la falta de humanidad absoluta de sus gobiernos. Es infame el silencio de Europa», decía Proactiva Open Arms. El propio Marc se ha visto envuelto en la controversia. El ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, afirmó este martes que el capitán no es competente para pedir asilo a menores: «Entiendo que para mantener la cuestión viva pueda ser un elemento pero no tiene esa capacidad». 

Por su parte, el fundador de Open Arms, Òscar Camps, respondió al Gobierno: «No tratamos de mantener viva la ‘cuestión’. Tratamos de mantener vivas a las 507 personas que están sufriendo un secuestro en medio del mar», entre el Open Arms y el Ocean Viking. Pidió al Ejecutivo de Sánchez valentía y altura política.

Marc Reig no es el único tarraconense vinculado desde hace tiempo a Open Arms. Martín Maretta, ingeniero marino y oficial de marina mercante de Torredembarra, ha participado en misiones como jefe de máquinas, igual que Emma Segú, ingeniera química y oceanógrafa, de Altafulla, que ha sido marinera y cocinera.  

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