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Si las poblaciones de costa son más dadas a apoyar a formaciones unionistas, los municipios del interior de la demarcación son feudos independentistas donde apenas queda lugar para partidos como PP, Ciutadans o Vox. Son, por general, localidades donde la adición de Esquerra Republicana y Junts per Catalunya suma mayoría absoluta, si bien en esta ocasión la irrupción del PSC se ha hecho notar con fuerza.
Un somero análisis de los resultados del domingo en las principales poblaciones de esta zona refleja un dato, cuando menos, curioso: Valls, con un alcalde del partido de Puigdemont desde hace muchos años, se entrega sin embargo a ERC, que sube cuatro puntos y medio para erigirse en primera fuerza, mientras JxCAT baja casi dos puntos con respecto a las últimas elecciones generales.
Y Montblanc, con un alcalde republicano que, sin embargo, ha coqueteado en los últimos meses con el partido de Puigdemont y con La Crida, mantiene la hegemonía de ERC, pero es una de las pocas poblaciones donde JxCAT ha subido en proporción de votos.
Destaca en estas localidades el trasvase de votos desde En Comú Podem, en las pasadas generales primera fuerza en el conjunto del territorio, hacia los socialistas.
Por la parte de los partidos más unionistas, Ciutadans se mantiene prácticamente estable pero el PP se hunde, sin que la irrupción de Vox sirva para explicar la debacle popular, toda vez que, aunque le araña unos cuantos votos, no en la proporción en que el PP los pierde. Pero, en todo caso, su presencia es prácticamente testimonial. Aquí manda el soberanismo.
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