Las protectoras del barrio

Rosa Puig trabajó incansablemente para el Barri del Port. Ahora, su hermana le ha cogido el relevo

16 febrero 2018 19:42 | Actualizado a 19 febrero 2018 11:22
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Rosa Puig vivía preocupada por la suciedad del Barri del Port. Vivía preocupada por las fachadas que parecían estar a punto de caer y también vivía preocupada por los solares abandonados, llenos de basura y de insectos. Hace un mes que la presidenta de la asociación de vecinos del Barri del Port, Rosa Puig, falleció a los 59 años, después de padecer una dura enfermedad. Puig hacía muchos años que formaba parte de la entidad como vicepresidenta, pero el fallecimiento del Pepe Ruiz en marzo de 2016 –cabe destacar que también murió a los 59 años de edad–, obligó a Puig a ponerse al frente de la entidad vecinal. 

Nadie se hubiera imaginado que dos años después, la nueva presidenta también dejara huérfana la asociación y el barrio. Y es que Rosa vivía por y para las calles del Barri del Port y su gente. Hasta el último de sus días trabajó incansablemente, reivindicando lo que ella creía justo y necesario para la recuperación de una zona que se encuentra en plena degradación. 

Actualmente, su hermana, Carmen Puig –cinco años menor que Rosa–, es la encargada de estar al frente de la entidad vecinal. Estaban muy unidas. De hecho, Carmen ejercía de vicepresidenta durante el mandato de Rosa. «He asumido el cargo de presidenta en funciones y aguantaré hasta el mes de julio», asegura Carmen, quien añade que «quiero dejarlo todo bien atado y listo, como el cierre del ejercicio económico o las subvenciones pedidas». Carmen dice no ser supersticiosa. Menos mal. 

«Debo seguir en honor a Pepe y a mi hermana. A ellos les gustaría que las reivindicaciones no cesaran», asegura Carmen. En verano, la entidad convocará elecciones para escoger el nuevo presidente. «Se necesita gente con tiempo y ganas de dedicarse al barrio. Yo trabajo y no puedo hacerme cargo», explica Carmen, quien añade que «la gente joven debe continuar trabajando y aportando ideas como hasta ahora». De hecho, tanto Pepe como Rosa consiguieron revitalizar a los jóvenes del barrio, con muchas actividades y actos. 

Rosa, y ahora Carmen, reivindicaba un local social en un solar de la calle Smith. El propietario está dispuesto a cederlo, siempre que el Ayuntamiento pague los impuestos más básicos. El Port se encargará de la arreglarlo, según explica Carmen. Rosa trabajó por el barrio hasta el último suspiro. Como anécdota, tres días antes de morir, Rosa aún redactaba documentos para pedir subvenciones para mejorar el barrio.

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