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Representantes de la Associació de Veïns de La Móra-Tamarit se reunieron la semana pasada con la Agència Catalana de l’Aigua (ACA) para abordar de forma definitiva los diferentes problemas asociados a la presencia del canal que cruza de norte a sur la urbanización. Esta ha sido una de las largas reivindicaciones del vecindario, que durante muchos años tan solo había obtenido silencio administrativo. Sin embargo, ahora esperan que este nuevo encuentro sea el primero de un calendario de contactos que permita poner hilo a la aguja de forma definitiva a la situación.
«Fue un primer paso bastante interesante que debe permitirnos explorar las diferentes opciones para ver cómo podemos solucionarlo», afirmaba el presidente de la Associació de Veïns, Francesc Garcia. Una de las cuestiones que se puso de manifiesto es que cualquier intervención que quiera impulsarse primero pasa por resolver la salida de aguas sucias. Estas proceden de una estación ubicada a escasos metros de la línea de mar, que quiere eliminarse para evitar el mal olor y la proliferación de mosquitos, durante los meses de calor. «Es una solución que se dio hace muchos años y que estoy seguro que a día de hoy se buscaría una cosa más adecuada», argumenta Francesc Garcia.
Ambas partes quedaron en reunirse de nuevo y acordaron que en la próxima ocasión también estaría presente Ematsa, otro de los agentes implicados en este proceso cuyo objetivo final es la renaturalización del canal. Es el proyecto con el que se está trabajando, tras consensuarlo los vecinos con el Ayuntamiento de Tarragona. Este surgió a raíz de la actuación impulsada en La Murta, de Creixell, y que ahora van a intentar copiar para buscar una solución para La Móra.
Consiste en la recuperación de esta desembocadura para convertirla en una laguna permanente. Una opción que, en primer lugar, requiere que no siga entrando agua del mar y, a continuación, obliga a buscar un mecanismo que permita hacer subir el agua del nivel freático, estancada por debajo del canal. «Es una opción que entendemos que es la más adecuada ya que al ser agua salada no se acercan los mosquitos y permitirá que haya una vegetación», indicaba Garcia. Esto obliga a perforar esta capa freática o rebajar la profundidad del canal para que pueda subir el agua del subsuelo, dos opciones que tendrán que estudiarse a nivel técnico para conocer sus ventajas y desventajas.
De momento, la asociación vecinal ya ha empezado a trabajar en cómo conseguir los medios. Y, en este sentido, defienden que el organismo dependiente de la Generalitat le tocará «ponerse las pilas». Por el momento, no hay una estimación de los costes que implica el proyecto ni quién debe asumir el qué. «El problema es que hay varias administraciones que tienen competencias y esta ha sido la razón por la que durante tantos años se han ido pasando la responsabilidad, mientras seguimos así», lamenta el presidente de la asociación de vecinos.
Junto con la administración local y el Govern, la Direcció General de Costas también tendrá que ser consultada. Con todo, los vecinos piden que «ahora que hemos encontrado una solución, es el momento en el que todos estemos alineados y que definitivamente haya un presupuesto». Por el momento, los vecinos aseguran que «con que nos escuchen ya es un qué».
