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La apertura al público del Santuario del Sagrat Cor ha servido para que los tarraconenses pudieran conocer la obra primogénita del arquitecto modernista. Y es que de las 500 personas que han visitado este espacio ubicado en la calle Méndez Núñez, el 60% son locales. Son datos que ha dado a conocer la empresa Expertus Turismo y Ocio, que se encarga de la gestión de un recinto que abrió al turismo el pasado 3 de julio, permitiendo de esta forma poder apreciar los detalles de la obra más desconocida de Antoni Gaudí.
Un aspecto significativo que revela la encuesta que realiza esta empresa entre el público es que «la mayoría de los visitantes declaran desconocer que en Tarragona había una obra de Gaudí». Un hecho que no es casual, ya que el inmueble permaneció cerrado durante muchos años, después de la Guerra Civil. Cuando las religiosas se fueron en 1972, el Arzobispado de Tarragona se quedó con una capilla, que hasta el momento tan solo abría los sábados para la misa.
El inmueble permaneció cerrado durante muchos años, después de la Guerra CivilEn cuanto a los visitantes de fuera de Tarragona, el 40% son nacionales, siendo Euskadi, Castilla y León, Aragón y Catalunya los puntos de origen más representativos. Mientras que entre los turistas internacionales (que representan el 60%), el mercado ruso, inglés y asiático son los más representativos.
La mayoría de los visitantes llega después de ver la Catedral. De hecho, la gestión de ambos monumentos la hace la misma empresa. Mientras que alguna de las observaciones que ésta ha recogido hace referencia al tamaño del santuario. «Algunos declaran que creían que era más grande», afirman desde Expertus Turismo y Ocio.
Kilómetro 0 del Modernismo
El Santuario del Sagrat Cor se ha convertido en un nuevo punto de interés para los seguidores gaudinianos. Y es que se trata de la obra que permite conocer el Gaudí más prematuro, siendo la única en la demarcación del máximo representante del modernismo catalán. Simboliza además el claro vínculo que durante muchos años éste mantuvo con Tarragona, ya que el arquitecto recibió el encargo de su construcción por parte de las religiosas que se hicieron cargo de su sobrina, Rosa Egea Gaudí, cuando esta quedó bajo su tutela.
