'Nosotros sí fuimos realmente presos políticos'

Joaquim Masdeu enarbolaba la resistencia cultural. «Sólo por eso ya era sospechoso», dice. Fue detenido en 1973 junto a otros vecinos de La Selva. Maria Teresa Feliu sufrió maltrato entre rejas y difiere de la valoración de Joaquim: «Para mí los consellers sí son presos políticos, como fuimos nosotros»

21 noviembre 2017 12:51 | Actualizado a 21 noviembre 2017 13:09
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Joaquim Masdeu cayó en una redada en Reus en agosto de 1973, más o menos en paralelo a la captura mediática de Cipriano Martos, cuyo trágico desenlace, aún hoy investigado, acabó eclipsando a otras detenciones del momento. «Buscaban a gente de una célula del FRAP. Yo no era de ellos, no sabía ni qué era eso, pero terminaron cogiendo a una serie de gente que trabajaba por la libertad de expresión. Nos acabaron metiendo a todos en el mismo saco», cuenta Masdeu, acusado de pertenecer al Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), grupo afín al Partido Comunista. Su ficha de detenido forma parte de la documentación que conforma el caso de Martos, uno de esos crímenes del franquismo surgidos del olvido para reclamar justicia. 

Su drama fue simultáneo. «Estuvimos dos días detenidos por diferentes comisarías y luego a prisión preventiva», recuerda. En total, Masdeu permaneció cinco días días preso por su activismo intelectual y municipal en aquel franquismo tardío, turbulento en las calles e igualmente asfixiante. «Por alguna razón figurábamos en una lista de sospechosos que hacía la Guardia Civil. Parece ser que yo era sospechoso porque tenía estudios, algunas inquietudes culturales y porque escribía en el Correo Catalán y alguna vez denunciaba cosas. Nosotros hacíamos debates en el Ateneu. Lo nuestro era una resistencia cultural, pero no iba más allá», argumenta Joaquim, que 44 años después sigue viviendo en La Selva del Camp. Cinco personas de ese municipio del Baix Camp fueron detenidas, algunas de ellas torturadas a la vez que Cipriano Martos, maltratado hasta que le hicieron tragar un líquido corrosivo letal. 

Masdeu fue detenido junto a Ignasi Carnicer, luego alcalde de La Selva del Camp, por la Guardia Civil en una reunión de la junta del Ateneu. Joaquim se libró a última hora de los interrogatorios y de los más que probables maltratos. Luego, después de permanecer entre rejas, fue liberado tras abonar una fianza y el caso terminó siendo sobreseído. «Todo el mundo decía que si pasaban tres días nos quedábamos presos. Al tercer día, al anochecer, nos llamaron diciendo que podíamos salir», cuenta Masdeu.

«Las circunstancias son diferentes. Estoy en contra de la prisión para los consellers, me parecen medidas muy fuertes pero creo que nosotros sí éramos presos políticos, porque nos llevaron a la cárcel nuestras ideas», explica este vecino de La Selva del Camp. Para Masdeu, hay matices que diferencian un contexto de otro: «A ellos se les juzga por unos hechos muy concretos que sabían que eran delictivos. Fueron advertidos de ellos en varias ocasiones. Yo los considero políticos presos, y aun así creo que la cárcel es una medida muy dura y que no se debería haber llegado a ese extremo». 

Maria Teresa Feliu, ahora juez de paz en La Selva del Camp, también vivió en sus propias carnes aquellos hechos. Pasó 72 horas en cuartelillos de Reus y Salou antes de ingresar en la cárcel, donde permaneció ocho días. «No te decían por qué te detenían. Yo era activista sindical pero no pertenecía al FRAP. A nivel de pueblo yo luchaba por la libertad de expresión, por hacer que la gente pensara por sí misma. Creo que si estabas un poco integrado en el movimiento local ya levantabas sospechas», cuenta. A los ocho días, quedó en libertad bajo fianza. «Tuvimos que pagar 25.000 pesetas de la época. Lo hice con ayuda de la familia. Era una cantidad considerable. Al final hubo sobreseimiento y no se llegó a juicio, pero nos teníamos que presentar cada semana ante la Guardia Civil. En los años siguientes estuve muy controlada», recuerda. Era 1973. Sufrió maltratos en prisión, como la rueda del cigarro o la tortura de los pies. «Me acusaban de pertenecer al FRAP y yo ni sabía qué era eso».

 

Ahora Maria Teresa ha revivido aquellas viejas sensaciones. Difiere de Joaquim Masdeu en la valoración. «No son situaciones diferentes del todo. Antes había un régimen totalitario. Ahora está camuflado. El sistema sí que es democrático pero la presión que tiene el PP es franquista y hay gente que procede de ese régimen», cuenta, y sentencia: «Para mí los consellers sí son presos políticos, como nosotros. A todos nos metieron en la cárcel por nuestras ideas». 

 

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