Pasar más tiempo con los padres tiene premio

¿Qué podemos hacer para pasar más tiempo con nuestros padres? La pregunta se la plantearon los alumnos de quinto de primaria de la Escuela Santa Teresa de Jesús. 

Este fue el tema que eligieron para participar en el reto I can (yo puedo) que convoca la organización Design for Change (diseño para el cambio), con presencia en diferentes países del mundo. Su trabajo representó a España el pasado diciembre en Taiwán. 

Los encargados de exponer el proyecto en la cumbre, en la que participaron niños de 24 países, fueron Valeria Viñambres y Vicente Martí. Cuentan que cuando sus profesoras les propusieron elegir un tema que les interesara a todos los de la clase surgieron muchas ideas relacionadas con el medioambiente, el acoso escolar o el cuidado de los animales, pero realmente con la que se sintieron todos identificados fue la falta de tiempo con los padres. 

La premisa no podía ser más clara: «Nuestros padres están muy ocupados con el trabajo y muchos de ellos se lo llevan a casa. Esto ocasiona que se sientan estresados todo el día. Están distraídos para pasar tiempo de calidad con nosotros. Nos hace sentir decepcionados y tristes que presten más atención a las pantallas de sus móviles que a nosotros». A partir de allí se pusieron a trabajar en las cinco claves del método de Desing for change: siente, imagina, actúa, evoluciona y comparte.

La caja mágica
Para conseguir sus objetivos cada niño diseñó una caja mágica destinada a sus padres. Cristina Padrell y Sonia Ferrer, sus tutoras en ese momento, cuentan que cada caja era distinta. Las había con purpurina, con etiquetas, forradas, pintadas... 

En el interior de la caja cada niño decidió qué poner: ideas de actividades para hacer juntos, fotos divertidas de momentos para recordar... Pero sobre todo las cajas tenían el objetivo de ser el sitio donde sus padres guardaban el móvil para pasar tiempo con ellos. Los niños, además, hicieron un vídeo personalizado explicando a sus padres por qué necesitaban más tiempo juntos.

Las maestras invitaron a los padres a la escuela sin darles demasiadas pistas, sólo explicándoles que querían mostrarles el proyecto en el que sus hijos habían estado trabajando. 

Después de una introducción cada niño se fue aparte con sus padres a enseñarles el vídeo. Las maestras reconocen que cayó más de una lágrima. 

«Para nosotros el resultado ya era un premio», cuenta Padrell. Mientras, Valeria y Vicente relatan que la idea funcionó: ambos certifican que los padres de la clase están haciendo un esfuerzo por pasar más tiempo con sus hijos.

Pero lo cierto es que ese no sería el único premio. El proyecto fue elegido para ser presentado en Madrid, donde se dieron cita los mejores once de España. Allí se fue toda la clase y justo cuando acabaron su presentación les informaron que eran los elegidos para ir a la cumbre internacional que tendría lugar en Taiwán. «¡Fue muy emocionante!», recuerda Valeria, «nosotros habíamos ido a pasárnoslo bien».

Vicente se quedó impresionado con Taiwán, lo enorme de los edificios y la organización del evento donde los niños eran protagonistas en todo momento. Había hasta unas banderolas con sus nombres y sus caras. Tanto él como Valeria se quedaron con la idea de que los niños no tienen que esperar al futuro para transformar las cosas. Uno de los proyectos que más les interesó fue el de los niños de Bhután, que decidieron transformar un terreno abandonado cerca de su escuela en un parque hecho con materiales reciclados.