Pocos pipicanes en Tarragona y la mayoría, en mal estado

El Ayuntamiento se propone usar parte de la partida de Espais Públics para mejorar su estado. Algunos dueños aseguran que sus animales han enfermado por la falta de higiene

28 diciembre 2019 09:20 | Actualizado a 28 diciembre 2019 09:32
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En la ciudad hay 6.495 perros empadronados, según el portal de Dades Obertes del Ayuntamiento de Tarragona. No obstante, y pese a que el trámite es obligatorio, lo cierto es que serían muchos más. De hecho, de acuerdo al Arxiu d’Identificació d’Animals de Companyia, AIAC, (el registro que llevan los veterinarios de los animales con chip) en la ciudad vivirían al menos 14.939.

Las cifras, sin tener en cuenta los animales que no están identificados, hablan de uno por cada 8,8 habitantes. Así pues, no sería muy exagerado afirmar que una de cada tres familias de la ciudad tiene un perro... Y la cifra va en aumento.

El Serrallo, sin vallado

Para repasar la situación de los pipicanes decidimos volver a realizar el mismo recorrido por siete de los trece equipamientos municipales que ya visitamos justo hace un año para ver si hay cambios en su situación.

Arrancamos por el de El Serrallo, porque en aquel momento la Associació d’Advocats en Defensa Animal de Tarragona, ADAT, advirtió que el Ayuntamiento de Tarragona incumplía su propia ‘Ordenança sobre la protecció, la tinença i la venda d’animals’ al no tenerlo vallado.

La situación es idéntica a la del año pasado. Se trata apenas de un trozo de tierra con una pequeña fuente y un cartel que pone que es un ‘área para perros’. Efectivamente, según la ordenanza, estas áreas deben ser «espacios cerrados destinados exclusivamente al recreo de los perros».

Herminia, dueña de Shasta, explica que en la zona hay muchos perros y este trocito es del todo insuficiente. Nos advierte (y luego lo comprobaremos) que en la zona que está en torno a la piscina hay muchos animales sueltos con el consecuente peligro para las personas, pero también para las mascotas que pueden escaparse a la carretera. Además, aquí se repite la que será una constante en todo el recorrido: el incivismo de los dueños que no recogen los excrementos.

Juan Carlos, dueño de Gaia, considera que un pipican en la zona ayudaría a una mejor convivencia: «Yo conozco a gente que pagaría para tener un pipicán en condiciones», asegura.

El de Sant Pere i Sant Pau mejora

Donde sí hay un cambio este año es en el de Sant Pere i Sant Pau, cerca de la Guardia Civil, donde después de años de reivindicaciones, finalmente se ha colocado una valla perimetral. José asegura que ahora está más tranquilo porque puede dejar suelto sin problemas a su perro Boss. En la zona ya murió algún animal al ser atropellado tras saltar la tapia.

La limpieza también es correcta pero todavía quedan mejoras por acometer: no hay una fuente y falta luz, algo que los usuarios echan de menos especialmente ahora que anochece más pronto.

Aunque tal vez lo que más molesta a los vecinos es el hecho de que el pipicán ha sido dividido por una cerca en la que hay un cartel que reza: «Acceso prohibido. El acceso a este recinto será bajo su responsabilidad».

Pese a la prohibición, hay una puerta que permanece siempre abierta. Los usuarios suponen que se ha restringido el acceso porque en ese lado hay un socavón rodeado por cintas de plástico «pero habría tenido más sentido que lo repararan en lugar de dejar más de la mitad del terreno inutilizado», explican.

Falta limpieza

Regresando al centro de la ciudad, revisamos uno de los más grandes, el del Camp de Mart, objeto de una recogida de firmas estos días para mejorar su estado.

Las verjas están en mal estado, hay restos de cristales, excrementos sin recoger, agujeros y raíces que sobresalen. Aquí tampoco hay iluminación por la noche y vemos más perros sueltos fuera que dentro del espacio habilitado.

Cristina, que sí entra con sus mascotas, igual que Silvia, explica que su perra estuvo muy grave con un parvovirus. Otros tres animales que acudían al equipamiento también enfermaron. «El mantenimiento es inexistente, se limitan a retirar las papeleras», aseguran.

Problemas con la arena

Otro de los equipamientos grandes del centro es el que se encuentra en el Parc de la Ciutat. En este caso el grado de limpieza ha mejorado algo respecto al año anterior. Tres personas que están con sus perros explican que ahora han colocado más luz, algo que se agradece, y también más papeleras, aunque estas últimas no cuentan con tapa, como las anteriores, por lo que temen que cuando llegue el calor se extiendan los malos olores.

Aquí las grandes quejas siguen siendo el tipo de arena, «que se levanta y causa conjuntivitis y alergias», y los numerosos agujeros del terreno, que ya han causado lesiones a mascotas y más de un esguince a algún dueño.

También visitamos el del Parc del Francolí, que está cerca del barco pirata, a priori uno de los más limpios, aunque aquí también hay quejas por el incivismo. Fina, dueña de un cachorro que está por el parque, explica que no lo lleva porque no le inspira confianza. La peluquera canina le ha recomendado expresamente que no le deje entrar.

En otros dos parques la situación apenas ha cambiado. Es el caso del de la calle Doctor Zamenhoff, donde el olor es insoportable, y el del Parc de la Reconciliació, lleno de hojas y basura y con una puerta que no funciona.

Este último es de unas dimensiones mínimas. De hecho, encontramos a personas paseando a sus mascotas muy cerca que ni siquiera sabían de su existencia. Enrique, que está sentado con su perra en un banco en el propio parque, asegura que «nunca se me ha ocurrido meterla allí, un perro cogió una enfermedad del hígado».

Hay presupuesto para invertir en mejoras el año que viene y en años posteriores

En este parque está anunciada una remodelación importante que no se ha concretado, pero en los planos no se ve ningún equipamiento para perros, por lo que este pequeño pipicán estaría destinado a desaparecer.

Hay dinero para mejorarlos

Consultados respecto al mantenimiento que se da a estos espacios, desde el Ayuntamiento de Tarragona explican que la limpieza de los pipicanes está incluida en el contrato de mantenimiento de la jardinería. Así pues, se pasa a limpiar tres veces por semana, aunque la frecuencia se intensifica según la época del año.

Los trabajos que se llevan a cabo son: recogida de hojas y cacas; limpieza y desatasco de fuentes; vaciado de papeleras y tapado de los hoyos que hacen los perros jugando.

En lo que se refiere a futuras inversiones para mejorar el estado de estos espacios, el concejal de Territori, Xavi Puig, asegura que se realizarán actuaciones no solo el año que viene, sino en años posteriores porque son conscientes de que el estado es «más que mejorable».

Las actuaciones se harán en coordinación entre los departamentos de Territori y el de Benestar Animal. Respecto al presupuesto para las obras, Puig asegura que se cuenta con dinero tanto en la partida de mejora de espacios públicos como de créditos anteriores sin ejecutar, con lo que es cuestión de establecer cuáles serán las prioridades.

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