Presentan el nuevo proyecto de La Budellera de Tarragona, que aborda la urbanización en tres polígonos

El nuevo plan parcial, que debe «cohesionar» la zona de Llevant, contempla la construcción de 4.500 viviendas y supone una inversión económica de 92 millones de euros

11 octubre 2020 19:40 | Actualizado a 12 octubre 2020 07:23
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Los promotores de La Budellera presentaron, el pasado miércoles, el nuevo proyecto de La Budellera al Ayuntamiento. Se trata de la cuarta versión de esta polémica urbanización que en el plan general consta como el plan parcial 24 y que abarca una superficie de 133 hectáreas de terreno, entre la Vall de l’Arrabassada, Boscos y Cala Romana.

Sus impulsores aseguran que, a nivel general, «el proyecto es el mismo». Pese a ello, defienden que han incorporado las prescripciones que hizo el Ayuntamiento en octubre de 2019, entre las cuales está la división en polígonos en lugar de fases. Esto apuntan que ha supuesto un trabajo de «cirugía urbanística», ya que ha obligado a reconsiderar las fases para compensar las cargas y derechos de los propietarios, de manera que cada uno de los ámbitos se abordará de forma independiente y no se iniciará la urbanización del siguiente polígono hasta que se haya avanzado el 65% de la construcción del primero. «Lo que quiere evitarse es que queden calles vacías y que dentro de veinte y tantos años estas aún no se usen», explica el presidente de la Junta de Compensació Provisional de Propietaris, José Luis García.

En total se han definido tres polígonos, cada uno con unas dimensiones distintas para compensar estas cargas de cara a los propietarios. El primero es el más pequeño en cuanto a dimensiones y el que tiene una mayor densidad de viviendas. Contempla los terrenos junto al Nou Estadi hasta el vial de acceso a la autovía, que hace de línea divisoria. Asimismo, (tal y como puede verse en el mapa adjunto) incorpora los terrenos ubicados al otro lado de esta carretera, desde el CIFO a la antigua N-340.

En total son 29,6 hectáreas de superficie de las cuales 4,3 son para equipamientos y 7,14 de zona verde. Aquí se incluye una parte del ámbito junto a la Platja Llarga, que pasaría a manos municipales bajo la catalogación de zona verde, con una pequeña reserva para equipamientos.

La primera fase prevé la urbanización de los terrenos junto al Nou Estadi

En este primer polígono se construirán 926 viviendas del total de 4.500 que contempla en su conjunto la urbanización. Según detalla la memoria del proyecto, el 30% de las nuevas residencias serán de protección oficial. Los bloques serán de planta baja más cuatro o cinco pisos y las calles darán una continuidad a la parte ya construida en la Vall de l’Arrabassada.

La zona de equipamientos se concentra junto a la zona deportiva. Además, incluye una superficie de 7.000 metros cuadrados ubicada cerca de la rotonda de acceso a la Vía Augusta para otros usos, lo que abre la puerta a que pueda instalarse una zona comercial o un hotel. «Es una propuesta muy interesante porque, con el desarrollo de este polígono, la rotonda definitivamente pasa a ser la puerta de entrada desde Barcelona», indica José Luis García, quien asegura que esta glorieta ejercerá un papel como la Imperial Tarraco.

Un nuevo acceso a la A-7

El polígono dos es el más grande en cuanto a superficie (53 hectáreas) y a construcción de nuevas viviendas (2.000). Comprende los terrenos de la parte norte de la urbanización, que son los más próximos al trazado de la autovía. De hecho, esta ha sido una de las claves por las que se ha priorizado, ya que durante su construcción deberá hacerse un nuevo enlace con la A-7, para dar una respuesta al incremento poblacional y evitar que se colapsen los accesos actuales.

El aspecto viario debe quedar resuelto en buena parte con este segundo polígono que, por su forma alargada, es el que conectará el polígono 1 con la zona de Boscos. Para ello, en el proyecto puede verse como de un extremo a otro este ámbito está atravesado por una rambla de 45 metros de ancho, sobre la que girará la vida alrededor de la urbanización. «Es como un bulevard», indica el presidente de la Junta de Compensació Provisional.

Los promotores también contemplan que en la construcción de este segundo sector se tire adelante una nueva subestación eléctrica y un depósito de aguas.

La primera reunión para iniciar la urbanización se produjo en noviembre de 2005

En cuanto a la zona para equipamientos, el proyecto reserva una superficie de cuatro hectáreas. Por otro lado, este segundo polígono contempla 21 hectáreas de zona verde, entre las que se incluye la otra parte de los terrenos junto a la Llarga en los que ahora negocios como el M15, El Mirall d’estiu y el camping Las Salinas, que a largo plazo deberán desaparecer. Los promotores defienden este aspecto como una de las principales ventajas para seguir adelante con el proyecto. «La Budellera permite recuperar la Platja Llarga, que pasará a manos municipales, y lo hace respetando la Anella Verda, que en ningún caso se verá afectada, sino que lo que hacemos es entregar a la ciudad 46 hectáreas de zona verde, que ahora son propiedad privada y en cualquier momento sus propietarios podrían decidir vallar», argumenta José Luis García.

Casi la mitad de esta zona verde se incluye dentro del tercer polígono, que es el que ocupará el último hueco entre el polígono 2, y las urbanizaciones de Boscos y Cala Romana. Comprende una superficie total de 49 hectáreas de terreno, de las cuales 5,4 serán para equipamientos.

Esta última fase de la urbanización prevé la construcción de 1.350 viviendas, que se ubicarán en el lateral sur del bulevard. Allí se concentrarán los bloques de pisos, mientras que también se incluye una pequeña parte de casas unifamiliares para hacer la «transición» desde Cala Romana.

Más de 90 millones

Los promotores avanzan que la inyección económica total que supone La Budellera asciende a 92 millones de euros, de los cuales 20 se invertirían en el primer polígono, 46 en el segundo y los 26 restantes en el tercero.

Tras presentar el proyecto el pasado día 7, los promotores esperan que esta sea la «definitiva». Aseguran que la primera vez en la que empezaron a hablar de la iniciativa fue en noviembre de 2005. Cinco años más tarde se iniciaron los estudios y el 24 de septiembre de 2013 presentaron la primera versión, que fue tumbada por parte de la Comissió d’Urbanisme de la Generalitat.

Ahora, los servicios técnicos municipales deberán valorar su contenido para ver si la propuesta se adecua a la normativa y hacer los informes preceptivos. «Esperamos contestación en cuatro meses para poder proceder a la aprobación inicial», indica José Luis García.

En el pleno hay una mayoría suficiente para que el proyecto siga adelante. El bloque formado por el PSC, Cs, Junts per Tarragona y PP hacen que el apoyo de la CUP sea insuficiente para que el Equipo de Gobierno, formado por ERC y En Comú Podem, puedan frenarlo. No obstante, la Generalitat ya ha dicho que en el nuevo Pla Director Urbanístic del litoral de Tarragona podría revisarse este sector. La administración catalana quiere evitar los grandes sectores de crecimiento y, en este sentido, muestra una postura similar a la del Ayuntamiento que, por su parte, quiere frenar el crecimiento de Llevant más allá del vial de acceso a la autovía.

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