Quejas por los nuevos trenes Avant, que vibran tres veces más

Los usuarios aseguran que ha bajado la calidad en el servicio desde la estación de Camp de Tarragona a Barcelona y que hay menos plazas disponibles. En cambio, siguen pagando el mismo precio

20 noviembre 2019 08:20 | Actualizado a 20 noviembre 2019 09:23
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Los usuarios habituales de los trenes Avant entre la estación de Camp de Tarragona y Barcelona están indignados. Aseguran que desde mediados del mes de septiembre el servicio ha perdido calidad, que los nuevos convoyes son más incómodos y que las vibraciones que perciben los pasajeros imposibilitan que pueda trabajarse durante el viaje. Una situación a la que hay que sumar las dificultades para encontrar una plaza para los titulares de los abonos, que son los que utilizan con una mayor frecuencia la alta velocidad en la media distancia.

Los problemas empezaron a detectarse a partir de que se ponía en funcionamiento el AV City. En concreto, era el 16 de septiembre cuando Renfe estrenaba este nuevo servicio, con un tren S-121, que reservaba algunas plazas hasta un 25% más económicas, con las del Avant. El arranque fue con el tren de las 7.36 horas de la mañana en dirección a la capital catalana. Un convoy que llega a las 8.15 horas y que utilizan muchas de las personas que trabajan allí a diario.

Las personas que viajan con un bono ya criticaron en su momento que ellos no podían beneficiarse de los descuentos. Pese a ello, el malestar fue a más. Y uno de los primeros problemas que se planteó fue el de las vibraciones. Es un tema que conoce muy bien Mar Tàpia, sismóloga especializada en el estudio de terremotos y usuaria del Avant. Cogió el teléfono móvil y, a partir de los sensores del aparato y gracias a una aplicación homologada por la Universidad de Berkeley, pudo demostrar que este nuevo modelo triplica las vibraciones respecto a los Avant anteriores. Asimismo, también hizo la prueba midiendo este parámetro en un convoy AVE y, en este caso, comprobó que el tren AV City multiplica por seis el impacto de las vibraciones. «El resultado es el mismo que obtendríamos en una estación sísmica de verdad, pero son herramientas que se utilizan en la ciencia ciudadana», dice Tàpia.

La prueba la hizo a finales de septiembre, cuando tan solo el tren de primera hora de la mañana era S-121. No obstante, unas semanas más tarde, la compañía ferroviaria Renfe sustituía el resto de los Avant por el nuevo modelo y ahora todos los trenes que cubren el trayecto Barcelona- Lleida sufren el mismo problema. Mientras tanto, los S-114, que son los que había hasta el momento, se los han llevado a Andalucía. En concreto, a la nueva línea de alta velocidad Granada-Sevilla, que estrena este servicio Avant.

Las firmas se repartían clientes y licitaciones y fijaban precios mínimos para encarecer servicios

El operador Renfe justifica que los S-121 «tienen más plazas que los anteriores» y que la sustitución responde a la voluntad de «consolidar la demanda de alta velocidad de media distancia» en la línea de Lleida a Barcelona, pasando por Camp de Tarragona. En cambio, al tratarse de un corredor nuevo, ésta no existe aún en la línea de Granada a Sevilla y, por tanto, se ha optado por desplazar los Avant S-114. Con el cambio, Renfe afirma que se ha pasado de convoyes de 238 plazas a 282.

Asimismo, el operador defiende que los nuevos trenes «reúnen todas las características de seguridad y confort». «En España hay más de cinco millones de personas que los utilizan y, oficialmente, no tenemos ninguna queja», apunta el portavoz de la compañía, quien asegura que es un modelo «muy similar» a los Alvia que conectan Camp de Tarragona con el norte peninsular.

Los argumentos de la compañía no convencen a los usuarios. «Sobre todo cuando supera los 200 kilómetros por hora es cuando lo notas más. Es como si estos trenes no estuvieran pensados para ir a estas velocidades», argumenta Tàpia. Y esto genera un conjunto de incomodidades entre los usuarios. «Antes podías aprovechar el viaje para leer un rato o prepararte una reunión, pero ahora ya no. Los que leen se marean, los ordenadores saltan de la mesilla», añade esta sismóloga.

Ramon Puig es uno de los usuarios habituales, que sufre en sus propias carnes la situación. «Al principio la gente se quejó por el olor, pero después está el tema de las vibraciones y que es complicado trabajar con el portátil. El cambio ha sido muy negativo, con un deterioro del servicio en muchos aspectos», argumenta. Un punto de vista que comparte Vicenç Parisi, quien asegura que «en algunos momentos te sientes inseguro».

La utilización del servicio Avant ha ido a más. Desde abril de 2008, cuando se ponía en funcionamiento, la conexión con Barcelona es la que tiene más demanda después del viaje a Madrid. Casi un centenar de usuarios son habituales del tren de las 7.36 horas de la mañana desde Camp de Tarragona. Y muchos de los abonados a veces se quedan sin asiento, ya que son trenes con una importante demanda desde Lleida. «Más o menos la mitad de usuarios son de Lleida y la otra mitad subimos en Camp de Tarragona. Los trenes van llenos», argumenta Puig.

El primer tren de la mañana, el que llega a las 8.10 a Barcelona, es el que tiene más demanda. «O haces la reserva con bastante antelación o no hay manera, porque no hay plazas disponibles. Esta semana ya lo he perdido dos veces», afirmaba Javier Escrivá, vecino de Reus y desde hace cuatro años uno de los asiduos del Avant.

Los usuarios denuncian que las personas que funcionan con bonos, cuando no tienen una plaza asignada, tienen que coger otro tren. En cambio, los de Girona pueden coger un AVE.

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