Reprobación de mínimos a Puig

El alcalde decide mantener al edil de ERC que el pasado sábado acudió a una boda en una finca privada con 15 personas. Deja de ser portavoz municipal en favor de Manel Castaño

22 octubre 2020 17:40 | Actualizado a 09 enero 2021 18:53
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Pau Ricomà (ERC) opta por enrocarse y apuesta por la continuidad en el gobierno municipal de Xavier Puig. Pese a que la pasada semana el alcalde de Tarragona apostó por liderar a nivel catalán el endurecimiento de las medidas de prevención contra el coronavirus –y, por ello, decidió cerrar los equipamientos culturales y alargó el trabajo telemático de los funcionarios del Ayuntamiento–, ayer el máximo representante municipal rebajó el listón de exigencia y evidenció una reprobación de mínimos hacia el concejal de Territori, quien el pasado sábado participó en una boda con 15 invitados en una finca privada de El Catllar, pese a que las restricciones del Govern por la Covid-19 solo permiten reuniones de un máximo de seis personas. En caso de incumplirse este límite, las sanciones previstas por la Generalitat pueden oscilar entre los 100 y los 3.000 euros, que en el caso de Puig no deberá pagarlos porque, pese a reconocer los hechos en su perfil de la red social Facebook, en el momento en el que los Mossos d’Esquadra llegaron al lugar de los hechos –en la calle Anselm Clavé– ya no quedaba nadie, por lo que ni se le identificó ni se le abrió ningún expediente administrativo.

Así, pese a que el pasado miércoles al mediodía el tercer teniente de alcalde le había puesto «su cargo a disposición» al alcalde –tras tener conocimiento de que su presencia en el convite estaba a punto de trascender a la opinión pública–, ayer Pau Ricomà apostó por no aceptar la dimisión del edil, pese a que en una entrevista con el Diari publicada este pasado domingo había justificado las restricciones en teatros, bares y restaurantes en la necesidad de «tomar medidas excepcionales y evitar al máximo los desplazamientos y las concentraciones masivas entre gente que no se conoce» para configurar «un dique de contención de 15 días y poder parar el crecimiento de los contagios».

«Una negligencia»

A nadie escapa que en la decisión de Ricomà ha tenido un peso determinante el hecho de que Puig es una pieza fundamental dentro del engranaje del equipo de gobierno, formado por ERC y Comuns y que solo cuenta con nueve de los 27 representantes del pleno municipal. Una posible expulsión del tercer teniente de alcalde – concejal desde el año 2015, jefe de campaña de Esquerra en las últimas Municipales y número ‘3’ de la candidatura de 2019 – habría supuesto un importante contratiempo para un gabinete en el que tanto él mismo como Jordi Fortuny asumen el peso específico de las áreas con más presupuesto, como Territori, Sostenibilitat, Seguretat y Medi Ambient en el caso de Puig, competencias que mantendrá intactas. Por ello, Ricomà ha optado por evitar una marcha que habría significado una crisis de gobierno cuando aún ni se ha llegado al ecuador de un mandato en el que hace tres meses ya se registró una baja, como fue la de Laura Castel (ERC).

«Como servidor público y alcalde defiendo firmemente que los cargos públicos deben ejercer sus funciones con ejemplaridad, y las acciones del concejal son una negligencia en un contexto de pandemia donde todos y cada uno de nosotros tenemos que actuar cumpliendo escrupulosamente las indicaciones del Departament de Salut», indicó ayer el presidente de la corporación local, quien añadió que «estoy convencido también de que ante cualquier negligencia los cargos públicos debemos asumir las responsabilidades de nuestros actos y que se han de derivar las consecuencias que sean en todo momento proporcionadas a lo sucedido».

Asimismo, el alcalde manifestó ayer que valora como «un gesto que le honra como cargo público», el hecho de que Puig «haya admitido públicamente su error, poniendo a mi disposición su acta de edil», si bien considera «desproporcionado» aceptar la renuncia del concejal. Pese a toda esta defensa de Puig, Ricomà cree que es «imperativo» que su presencia en el acto no permitido del pasado sábado «tenga consecuencias» y, por ello, le retira el cargo de portavoz del equipo de gobierno, que desde ayer mismo ostenta el concejal de concejal de Educació, Ocupació, Seguretat y Protecció Civil, además de octavo teniente de alcalde, Manel Castaño.

Sin embargo, y pese a que el propio alcalde reconoció la «negligencia» de su edil, Xavier Puig seguirá como portavoz del grupo municipal de Esquerra Republicana, por lo que continuará participando en las Juntes de Portaveus, tal y como hizo ayer de forma telemática. ¿Cambiar para que todo siga igual?

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