Saca partido a la cocina durante el confinamiento

Ideas e imaginación para reaprovechar alimentos y planificar menús estos días en los que se dispone de tiempo

21 marzo 2020 17:39 | Actualizado a 21 marzo 2020 17:49
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Desayunar fruta, comer de forma sana, hacer ejercicio físico, leer, dejar de fumar, aprovechar para estar con los niños... El confinamiento puede ser un buen momento para cambiar de hábitos y adoptar algunos más saludables. Y uno de ellos es volver a la cocina, organizarse, aprender a comprar y reaprovechar la comida, algo que en esta situación es más que necesario.

Saber utilizar la despensa ayudará a salir en menos ocasiones a la calle, se ahorrará dinero y, al mismo tiempo, se pasará un buen rato en familia. Más que nunca se deben planificar los menús, ahora que se dispone de tiempo, alejarse de la cocina entre horas y evitar comprar impulsivamente. De esta manera no se estropearán los alimentos de forma innecesaria y se le dará oportunidad a adquirirlos a los demás. 

Santos Masegosa, cocinero del bar El Cortijo de Tarragona, da algunas claves para preparar diferentes platos de manera sencilla y con productos de las tiendas de proximidad. «Es importante consumir primero lo que tengamos fresco y terminar con todos los restos antes de volver a comprar. Se debe evitar la comida procesada y adquirir alimentos básicos como huevos, carne, pescado, legumbres, fruta y verdura. Por ejemplo, con un pollo, que nos puede costar cinco euros y una mañana que pasemos entre fogones se pueden sacar diferentes ideas para varios días», apunta. ¿Qué ideas? 

1.  Un pollo entero
Se debe seccionar en cuatro partes, dos pechugas y dos muslos. Estos últimos y las alas se pueden cocinar al horno, filetear las pechugas para empanarlas y el resto de huesos, dejarlos para hacer un caldo. Y si queda pollo sobrante de las comidas, no se debe tirar en ningún caso. Se utilizará para elaborar croquetas o canelons. En cuanto a la guarnición, verduras y hortalizas. Zanahoria, cebolla, apio, boniato o calabaza, así como patatas. Se puede cocinar todo junto en el mismo recipiente o bien preparar un papillote de verduras al mismo tiempo que se cocina la carne, aprovechando la energía del horno, también indispensable en este confinamiento para evitar altas facturas de luz y gas. Para preparar el papillote se trocean las verduras, se aliñan y se envuelven en papel de aluminio. De esta forma se cocinan diferentes platos a la vez.

2. Un kilo de pescado blanco
Mairas o merluza por ejemplo. Con las cabezas se hace un caldo, con lo que ya se tienen dos propuestas para días diferentes, el caldo de carne y, ahora, el de pescado. Con la misma intención de reaprovechar la energía, encima de la olla del caldo se colocará una vaporera asiática. Se obtendrán así mairas al vapor. Si no se dispone del utensilio, se hervirá el caldo por un lado y se rebozará o se freirá el pescado por otro. Si sobra algo de pescado frito, desmenuzarlo y en una sartén pasarlo al ajillo. Posteriormente elaborar una tortilla.

Los fermentados se consolidan. Es posible elaborarlos con todo tipo de vegetales

3. Una coliflor
Se hierven tres cuartas partes de esta variedad de col. Para introducir a los niños y niñas en el mundo de la verdura con un poco de  imaginación se puede saltear con una pizca de ajo, jengibre y soja o bien con allioli. Asimismo, si se reserva un poco de esa coliflor hervida, servirá para buñuelos, otra manera de presentar la verdura. De igual manera, donde se ha hervido la coliflor se puede utilizar para cocer pasta y es otra forma de reaprovechar el agua caliente de esa olla, que aparte contiene todos los nutrientes de la verdura. Y el resto de la coliflor que queda cruda se fermentará. 

3. Fermentados
La fermentación se está consolidando en la cocina, una antigua práctica para conservar los alimentos que vuelve con fuerza. Santos Masegosa propone aquí ir más allá del los tradicionales chucrut, la kombucha o el kéfir. Así, con la misma coliflor, el cocinero invita a ponerla en salmuera, «que es una preparación de agua y sal», explica. Para ello se deben reutilizar recipientes que se tengan por casa, introducir la verdura a trocitos, añadir la salmuera y guardarlos a temperatura ambiente cuatro o cinco días. Una vez transcurrido este tiempo, se convierte en un aperitivo saludable. Otros alimentos que se pueden fermentar son todo tipo de vegetales como cebolla, zanahoria, pimientos y pepinos.

Consejos
Es conveniente alejarse de la cocina entre horas y evitar la compra compulsiva para que no se estropee la comida de forma innecesaria.

4. Yogur
Si queda un único yogur en la nevera es suficiente para no tener que bajar al supermercado por este motivo. Para elaborar el postre casero para toda la familia se calienta un litro de leche a 60 grados. Una forma de cerciorarse de que está más o menos a esta temperatura es comprobarlo con el dedo durante diez segundos, sin quemarse. A continuación disolver en la leche el yogur natural, sin sabores. Mezclarlo todo y prepararlo o bien en un único recipiente o bien en varios, según se disponga en la vivienda. De nuevo se debe aprovechar la energía del horno ya que tras cocinar los canelons o el pollo, se introducirán los tarros de yogur, que deberán permanecer allí durante doce horas. Eso sí, con el horno apagado. Pasado este tiempo, a la nevera... Y a la mesa. Con condimento al gusto, aunque cuidando la cantidad de azúcares.

5. Fruta
La fruta es una de las mejores opciones para pasar estos días en que el ejercicio es mínimo o, en el peor de los casos, nulo. No obstante, si se ha comprado en exceso o se va a estropear, una buena opción es preparar los famosos smoothies o mermeladas con piezas de temporada que, en esta época del año son los cítricos. Naranjas y mandarinas. Para ello se necesita un kilo de fruta pelada y medio kilo de azúcar blanco o moreno. Se debe triturar la fruta con el azúcar y cocerlo todo durante una hora sin parar de remover. Seguidamente, repartirla en tarros de cristal, cerrarlos y dejarlos durante media hora al baño maría. 

6. Legumbres
Finalmente, es posible convertir unas legumbres en queso vegetal. Si se tienen garbanzos, se deben poner en agua la noche anterior, de manera que pasen 12 horas en remojo. A continuación, con una taza de garbanzos, dos de agua, sal, ajo, cebolla y especias al gusto, se tritura todo y se cuece sin parar de remover durante unos diez minutos. Después se coloca en moldes y se enfría durante unas dos horas. Se tiene así un queso vegetal, con mucha proteína y apto para los que tienen problemas con los lácteos.

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