Tarragona 2 quiere que el autobús llegue hasta el barrio

Los vecinos también reivindican rehabilitar o derruir la caseta en desuso del parque, habilitar un párking en el solar ubicado delante del Pax y poner más puntos de luz en los accesos

08 enero 2019 09:17 | Actualizado a 19 febrero 2019 14:09
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Un autobús. Esto es lo que pidieron los vecinos de Tarragona 2 a los Reyes Magos. Pero no se han debido portar bien porque sus deseos no se han cumplido. Reivindican que el autobús urbano llegue hasta la avenida de Josep Gramunt i Subiela, a la altura de la Escola Pax. «Cuando vinimos a vivir aquí, éramos jóvenes, pero ahora ya no lo somos tanto. Nos cuesta mucho esfuerzo subir por la avenida Rovira i Virgili. No costaría nada que nos pusieran un autobús», reclama Paquita, una vecina de 78 años. 

El presidente de la Associació de Veïns de Tarragona 2, Juanchu González, tiene claro que un autobús de medidas convencionales no cabe por las calles del barrio. «Hace unos años, la Empresa Municipal de Transports (EMT) adquirió  tres miniautobuses, de los que tienen 12 o 15 plazas. Estos podrían circular tranquilamente por aquí», explica González, quien asegura que ha hecho la petición en muchas ocasiones. Paquita, la vecina, dice que «no hace falta que pase cada veinte minutos. Nos conformamos con que pase un autobús cada hora», y añade que «nosotros también pagamos impuestos, por lo tanto, merecemos los servicios igual que el resto de tarraconenses». 

La avenida de Josep Gramunt i Subiela ya cuenta con una parada de autobús escolar, donde se recogen los alumnos de la Escola Pax para ir a la piscina. Los vecinos proponen aprovechar la parada para el bus urbano. Desde la asociación aseguran sentirse abandonados por el Ayuntamiento. «No contamos con ningún tipo de servicio. Ni desde el punto de vista de la movilidad, ni limpieza, ni señalización. En los últimos cuatro años, nadie se ha puesto en contacto con nosotros. Parece que no existimos», explica González.

Otra de las reivindicaciones vecinales tiene que ver con la caseta ubicada en el parque de la urbanización. En un primer momento, la instalación sirvió como oficina de la promotora para vender las casa adosadas. Más tarde pasó a ser la sede de la asociación de vecinos. La titularidad, pero, siempre ha sido del Ayuntamiento, según aseguran desde la entidad. Hace unos tres años, la caseta empezó a ser víctima del vandalismo. Pintadas en las paredes y destrozos en el interior. Actualmente, el equipamiento ha quedado en el olvido. «Que hagan lo que quieran con ella. Nos da igual el uso que le den. Pero lo que no puede ser es que esté en estas condiciones», explica González. Las ventanas están rotas, lo que supone un riesgo para los niños que van al parque a jugar. La asociación de vecinos tenía una especie de despacho, con nevera incluida para las fiestas. También servía como local para las comunidades de vecinos. Ahora, nadie se atreve a entrar y los vecinos piden rehabilitarla o derruirla.

Caos circulatorio a las cinco

Justamente delante de la Escola Pax hay un solar que quita el sueño a los vecinos. Parecía que su destino estaba escrito. Querían construir un instituto que diera continuidad a los alumnos del colegio. Pero el proyecto se paralizó y ahora es un terreno con variedad de vegetación. «Hace dos o tres veranos se incendió y los vecinos tuvieron que apagar el fuego con cubos de agua», explica González, quien pide a la administración que limpie cada año el solar. Una de las propuestas por parte de la entidad vecinal es convertir el terreno en desuso en un párking para que los padres que recogen a sus hijos en el colegio puedan dejar el coche. Y es que si alguna cosa denuncian los vecinos de Tarragona 2 es el caos circulatorio que se monta cada día a las cinco de la tarde en la avenida de Josep Gramunt i Subiela. 

«Nos bloquean la salida de casa. Ya nos hemos acostumbrado y somos conscientes de que durante diez o veinte minutos no podemos salir de la urbanización», asegura un vecino, Carlos Noguera. La avenida principal se llena de coches durante las horas punta. Los padres vienen a dejar o a recoger a sus hijos al colegio y, la mayoría aparca en las calles adyacentes. Resulta complicado aparcar en la avenida de Josep Gramunt i Subiela, ya que hace unos años se instalaron unas pilonas de hierro para evitar el estacionamiento de vehículos. Por esto, los padres buscan alternativas en las calles de alrededor. Adaptar el solar en desuso solucionaría el problema, aseguran desde la entidad vecinal, quienes reivindican la presencia policial durante las horas punta.

Luz o cámaras

El pasado 25 de abril, Paquita y su cuñada iban tan tranquilas por el Camí de l’Oliva –uno de los puentes que da acceso al barrio–, cuando un desconocido les arrolló y les robó los monederos. «Es un tramo oscuro, donde pasan muchos alumnos del Pax para volver a casa. En invierno, a las cinco de la tarde ya es de noche», explica González. Los vecinos reivindican más puntos de luz o bien cámaras de vigilancia en el Camí de l’Oliva. Además, el tramo está bastante sucio y lleno de excrementos de perro. Aseguran que, desde hace unos días, cuando un vecino instaló por su cuenta unas papeleras de cartón, la cosa ha mejorado. 

Y es que la limpieza también es una cuenta pendiente. En la urbanización hay solamente un contenedor verde. «Los vecinos deben trasladarse hasta la otra punta del barrio para tirar el resto de poda. Se juntan grandes cantidades de vegetación», denuncia González, quien también reclama mejorar e instalar más badenes que obliguen a reducir la velocidad de los vehículos que pasan por allí.

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