Tarragona busca voluntarios que se conviertan en mentores de personas refugiadas

Se necesitan familias, grupos de amigos o personas a título particular que les ayuden a tejer redes sociales. En el municipio viven actualmente unos 200 solicitantes de asilo

28 noviembre 2019 09:00 | Actualizado a 29 noviembre 2019 17:22
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Ahora parecen lejanos los días del ‘volem acollir’ (queremos acoger) y todas las buenas intenciones que despertó la crisis de refugiados de la guerra de Siria. No obstante, lo cierto es que en la ciudad viven hoy 203 personas solicitantes de asilo de las que apenas se habla y que siguen necesitando ayuda para ‘ubicarse’, social y culturalmente hablando.

Justamente eso es lo que busca el Programa català de refugi, un plan del Departament de Treball, Afers Socials i Famílies de la Generalitat, que trata de ‘emparejar’ a estas personas y a habitantes de la ciudad dispuestos a convertirse en sus mentores.

Alba Monclús, técnica del programa en Tarragona, explica que la intención es encontrar a voluntarios que estén dispuestos a ayudar en la integración de estas personas compartiendo con ellas de dos a tres horas semanales. La idea es que los interesados se apunten en grupos de familiares, amigos, compañeros de trabajo... Aunque también es posible hacerlo a título particular.

Estos voluntarios reciben formación específica para conocer cómo es el proceso de solicitud de asilo y qué se espera de su labor como mentores. El programa se encuentra en plena búsqueda de voluntarios.

Por su parte, las personas demandantes de asilo o que ya son refugiadas, también participan de manera voluntaria. En el caso de Tarragona, son derivados por Creu Roja, entidad encargada por el Estado para atender a estas personas en el Camp de Tarragona.

El programa tiene una duración de ocho meses prorrogables hasta doce. Las parejas o grupos son los que deciden qué tipo de actividades realizar, desde acompañarles a hacer un trámite como el del empadronamiento, por ejemplo, hasta salir a conocer la ciudad o realizar alguna actividad lúdica.

Rompiendo mitos

Actualmente en la ciudad hay 42 personas (dos más están por llegar) en la primera fase, la de acogida, en el programa de solicitantes de asilo. En esta fase las personas, que son asignadas por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, se alojan en pisos alquilados por Creu Roja y tienen garantizada la manutención.

A esta primera fase, que puede durar unos seis meses, se suma otra de una duración similar, en la que se hace seguimiento y también se brinda apoyo en las necesidades básicas mientras se busca empleo. En este punto se encuentran actualmente otras 161 personas, en Tarragona, según explica Emma Pérez, responsable del departamento de personas refugiadas de Creu Roja.

Contrario a lo que quedó fijado en el imaginario colectivo, la mayoría de personas solicitantes de asilo que están aquí provienen de países de América Latina, aunque también hay personas de Rusia, Siria o Ucrania. Apenas cuatro son de Siria.

Más allá de esto, en Tarragona se han realizado este año 367 entrevistas de personas solicitando entrar en el programa.

Pérez reconoce que contar con un mentor puede serles muy útil para establecer redes sociales que no tienen, mejorar el conocimiento del idioma e, incluso, aumentar sus posibilidades de encontrar un empleo.

Una experiencia enriquecedora

Pero, ¿qué puede suponer una experiencia así a las personas que hacen de mentoras? Toni Mañané es un periodista de Barcelona que ya va por su segundo proceso de mentoría en aquella ciudad y asegura que para él ha sido una experiencia enriquecedora.

Cuenta que se apuntó cuando la guerra de Siria porque sentía que «quería revertir lo que se hizo por los catalanes que se tuvieron que exiliar en Francia y Latinoamérica... Hacerle lo más fácil posible la vida a personas que han tenido que dejar su país», explica.

Su primer proceso de acogida fue una mujer rusa de unos cincuenta años con un hijo adolescente que ya consiguió el asilo. La mentoría terminó hace unos meses pero la amistad perdura. Una de las cosas que más le llena es que el chico, que estaba desmotivado hacia los estudios, le mandó un Whastaspp con una foto en junio: era su título de la ESO, algo por lo que Toni le había estado insistiendo mucho.

Las actividades que hacían surgían de los gustos de ambas partes. «Y nunca preguntas por qué están aquí; es su decisión contártelo. Desde que nos conocemos hablamos desde aquí hacia el futuro, no hacia atrás», cuenta.

Actualmente se encuentra en su segunda mentoría con una familia de Ucrania que tiene un niño pequeño. Les acaban de denegar el asilo y van a recurrir.

Mañané explica que esa es una de las cosas que tienen que tener claras los mentores, que ellos están para acompañar, pero no pueden dar falsas esperanzas porque la mayoría de estas peticiones son denegadas.

De hecho, hace unos días así lo reconocía la secretaria de Estado de Migraciones, Consuelo Rumí, quien afirmaba que la mayoría de solicitantes de asilo que están llegando a España recibirán una resolución desfavorable.

Con todo, Mañané insiste en que «a nivel personal, poder intercambiar culturas es muy gratificante».

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