Tarragona se prepara ante una eventual desaceleración

Representantes de los diferentes sectores de la economía local analizan cuáles deberían ser las acciones inmediatas para reforzar la ciudad ante el fantasma de una posible recesión

29 agosto 2019 07:00 | Actualizado a 29 agosto 2019 07:09
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La mayoría de analistas económicos advierten sobre la inminencia de una desaceleración económica global que, dependiendo de las circunstancias, podría convertirse en una grave recesión. Las cifras que acaban de conocerse sobre el consumo privado y exportaciones en Alemania refrendan este pronóstico. Según Nouriel Roubini, profesor de la Universidad de Nueva York, son tres los factores que amenazan el horizonte económico.

Tres amenazas económicas

Por un lado, asistimos a una guerra comercial y monetaria entre las autoridades norteamericanas y chinas, con crecientes aranceles a las importaciones; en segundo lugar, también existe un conflicto tecnológico entre ambas potencias, que tuvo como hito el reciente veto de la administración Trump a la compañía Huawei; y por último, los precios del petróleo pueden verse afectado por la crisis entre Washington y Teherán. Si a estos factores añadimos la creciente balcanización de la economía internacional, las posibilidades de que se produzca una recesión en 2020 toman cuerpo.

Fueron muchos los actores económicos que en 2008 achacaron a la imprevisibilidad de la crisis financiera sus devastadores efectos. En ese sentido, y tras los numerosos avisos recibidos desde todas las instancias económicas (empezando por el BCE), procede un análisis a nivel de Tarragona sobre las medidas que deberían tomarse para fortalecer el tejido económico local, con el objetivo de afrontar con mayores garantías este inquietante escenario.

Según Miquel Àngel Fuster, presidente de la sede de Tarragona del Colegio de Economistas de Catalunya, «los ciclos económicos son inevitables por más que algunos gurús hablen de tiempos nuevos, del fin de las crisis etc. Por tanto, lo que cualquier economía (doméstica, empresarial o nacional) debe hacer es gestionar bien cada momento, y prepararse para los malos mientras todavía se disfrutan los buenos».

Centrando la cuestión en la comarcas de Tarragona, «lo deseable es seguir trabajando para adaptarse a la globalización y poder ofrecer unos productos y servicios competitivos en todos los sectores económicos. Esto pasa por la educación, la formación, la investigación, la innovación... pero también por el trabajo del día a día bien hecho».

A nivel local hay que seguir invirtiendo en la industria (que genera empleo más estable y de calidad que los servicios), reclamar infraestructuras clave que siguen sin llegar, y potenciar el turismo y el comercio de calidad. El excesivo endeudamiento, a todos los niveles, es uno de los problemas económicos más graves. ¡El mundo se debe a sí mismo tres veces su PIB anual! Eso no hubiera pasado si simplemente hubiésemos hecho aquello de ‘no estirar més el braç que la màniga’».

Los retos a los que se enfrenta la economía de Tarragona no son los mismos dependiendo del sector que se analice, y en ese sentido también son diferentes las acciones que deberían llevarse a cabo para reforzar las defensas ante una eventual desaceleración. Desde el punto de vista del comercio, el presidente de la Via T, Salvador Minguella, sostiene que «lo primero que debería hacerse es rebajar los precios del parking y darlo a conocer. En segundo lugar, también hay que dinamizar el comercio con campañas. Y por último, deben llevarse a cabo actuaciones urbanísticas para hacer el comercio más agradable, por ejemplo el proyecto Illa Corsini».

Propuestas de fortalecimiento

Desde la perspectiva del turismo, Carlos Segarra, vicepresidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Tarragona (AEHT), denuncia el perjuicio que supone que la vía ferroviaria siga pasando por la costa, y propone diferentes actuaciones urgentes para minimizar la posible desaceleración: «aumentar el presupuesto del patronato de turismo, para tener los mejores técnicos y una buena programación; unificar las áreas de patrimonio, cultura y turismo, para que todas las actuaciones vayan en una misma dirección; hacer una importante intervención en todas las playas, principalmente en el Milagro, para hacerlas limpias, accesibles, seguras y de nivel; crear una instalación permanente de Tarraco Viva, para generar una importante industria cultural que nos diferencie; externalizar y profesionalizar la gestión de los monumentos, para mejorar la experiencia del turista y convertirlos en una importante fuente de ingresos; y poner en marcha los proyectos que pueden significar una potenciación real de nuestro potencial: uso turístico del Banco de España, potenciación de la capitalidad enológica de Tarragona, crear un gran museo arqueológico en la Tabacalera, y recuperar la ciudad residencial».

Por su parte, Eduard Farriol, Presidente de la Federación Empresarial de Hostelería y Turismo (FEHT), destaca que «el sector turístico de la Costa Daurada ya lleva años preparándose para las contracciones de los mercados. Llevamos mucho tiempo optimizando nuestros establecimientos para garantizar a los clientes la mejor experiencia vacacional posible. Hemos invertido muchos recursos económicos para mejorar nuestra planta de alojamientos -hoteles, campings y apartamentos- y posicionarnos así con una alta calidad en el segmento familiar. Nuestra propuesta de valor está a la altura de las exigencias que requieren las personas que nos visitan, y todo ello con unos precios más que adecuados. Eso es lo que garantiza una alto nivel de satisfacción de nuestros clientes, y nos permite afrontar en las mejores condiciones posibles un entorno complicado como el que parece que vendrá». Aun así, «no podemos bajar la guardia, y debemos optimizar constantemente nuestra propuesta de valor conjunta: innovación, formación, renovación, sostenibilidad... La mejora continua es el camino para afrontar las vicisitudes de los mercados, sea en momentos de desaceleración o de expansión».

Finalmente, desde la óptica de la industria, fuentes de la Asociación Empresarial Química de Tarragona (AEQT) reconocen que «en los últimos meses nuestro sector, como el contexto económico general, está mostrando ciertos síntomas de desaceleración. Y los anticipos de resultados del primer semestre de 2019 confirman esta tendencia, entendida como un ciclo económico marcado por un descenso de demanda y el consiguiente exceso de oferta. Ante esa posibilidad, los sectores productivos deben prepararse, redimensionando sus magnitudes y adaptándolas al nuevo contexto, con medidas de ajuste y aumento de la productividad, y de optimización de costes, siempre garantizando que se cumplen los objetivos principales, como son la seguridad y la fiabilidad de las unidades de fabricación. Y también deben explorarse nuevas opciones de mercado para canalizar el mencionado exceso de oferta. Paralelamente, la industria también puede implementar medidas a nivel estratégico, como la revisión o reevaluación, ante las previsiones, de algunas inversiones o proyectos que estuvieran planificados. En definitiva, si como parece nos enfrentamos a un nuevo ciclo de recesión, el tejido empresarial deberá estar preparado y saber reaccionar. Tomar las medidas adecuadas es imprescindible para que las compañías puedan seguir siendo competitivas en contextos de dificultad y, como ya demostró la última gran crisis, los proyectos que no tengan esa capacidad de anticipación y adaptación difícilmente podrán sobreponerse a la adversidad y salir adelante».

Analizando este contexto en clave local, «es imprescindible preservar la competitividad de la industria química de Tarragona en los mercados internacionales. Para ello, es necesario que el territorio, a través de sus administraciones públicas, garantice dicha competitividad, regule los costes energéticos para equipararlos a los del resto de la Unión Europea, y ponga en funcionamiento infraestructuras críticas como el Corredor Mediterráneo o la autovía A-27, que tienen un impacto sobre la logística».

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