'Tengo miedo a que llame el dueño del piso, a quedarme en la calle'

Maria Merino tiene 62 años y una salud delicada. Ha pasado los últimos meses sin ningún tipo de ingresos, comiendo incluso de la basura. Pide ayuda para encontrar un techo

19 mayo 2017 23:39 | Actualizado a 22 mayo 2017 11:32
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Maria Merino salió del Hospital de Santa Tecla el día de Reyes. Parecía, a priori, una buena noticia tras mes y medio ingresada, pero la verdad es que también implicaba la vuelta a la peor de sus pesadillas:«Tengo miedo a la llamada del dueño del piso, a quedarme en la calle», explica. Se refiere a la angustia que no le abandona: lleva un año sin poder pagar el alquiler del piso donde vive en la avenida Andorra. Reconoce que el propietario ha tenido mucha paciencia, pero teme que se le acabe en cualquier momento. Ya le ha hecho saber que su deuda es de 4.000 euros.

Se trata de una cantidad que Merino ve, a todas luces, imposible de afrontar. Llevaba meses sin ingresos, apenas el mes pasado comenzó a cobrar una ayuda de 300 euros de la Generalitat.

Merino explica que ha recibido ayuda puntual de Cáritas para comer, pero reconoce que ha tenido que buscar alimentos en los contenedores. Su situación física se fue deteriorando. Estaba deshidratada y con anemia, aunque la peor noticia estaba por venir: «Me encontraron dos manchas en este pecho, yo ya había tenido un cáncer en el otro, me lo habían quitado y había mejorado, pero ahora esto no podía llegar en peor momento», cuenta sin poder contener las lágrimas.

Merino tiene dos hijos que viven fuera de la ciudad y que, según sus palabras, no le han prestado ayuda.

Problemas tras el divorcio

Cuenta que sus penurias económicas comenzaron tras el divorcio de su exmarido. Mal asesorada, firmó un convenio en el que él se quedaba con la mayor parte de los bienes. Ella, a cambio, recibiría 12 mensualidades de 1.200 euros. El problema es que Merino suponía que se trataba de una pensión vitalicia y el convenio aludía sólo a los pagos de un año. Llevó el tema a juicio y perdió. El letrado que la defendió explica que poco se podía hacer porque el convenio ponía las condiciones de manera literal. No obstante, considera que aquel convenio no estuvo bien redactado, pues cuesta creer que Merino renunciara a los bienes teniendo en cuenta que sabía que no contaba con más ingresos. Ella había tenido varios trabajos limpiando escaleras, pero tuvo que dejarlo por sus problemas de salud.

A Merino ahora, con los efectos de la quimioterapia, le fallan las fuerzas para seguir buscando ayuda. Asegura que ha consignado todos los papeles en Serveis Socials del Ayuntamiento, pero ya le dijeron que no podrían hacerse cargo de la deuda. En Cáritas también le han informado que no tendrían cómo hacer frente a esa cantidad.«Yo sólo les pido que tengan un poquito de humanidad, yo sólo necesito un techo, el que sea, no pido más», dice.

Fuentes municipales explican que el Instituto Municipal de Servicios Sociales fue el encargado de tramitarle la pensión no contributiva a la Generalitat: «Después de hacerlo varias veces, finalmente ha sido aprobada y ahora está a la espera de cobrar. Cuando tenga los ingresos de la pensión se le podrá tramitar la ayuda de alquiler de la Generalitat, mediante la Oficina Local de la Vivienda de Smhausa» .

Aseguran que judicialmente y respecto al desahucio, a los servicios sociales municipales no les consta nada, sólo un justificante del administrador de la finca que señala la deuda.

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