Toni Peco: «Quiero un tiempo en ‘stand by’ para reflexionar»

Toni Peco nació en Lleida y a los seis años llegó a La Floresta, barrio en el que siempre ha vivido y del que fue presidente de la Associació de Veïns desde 1996 a 2016. Encabeza la Federació d’Associacions de Veïns de Tarragona (FAVT) desde el año 2009. En la asamblea de mañana, en la que debe renovarse la junta, no optará a la reelección.

¿Qué le ha hecho poner fin a su trayectoria como presidente vecinal después de 22 años?
Ha llegado el momento de que entren personas nuevas. Estoy contento con esta etapa y creo en la renovación.

¿Lo deja para iniciar una etapa política de cara a las elecciones municipales de 2019?
He estado más de veinte años haciendo política vecinal. A lo largo de este tiempo he tenido diferentes propuestas, pero no. Detrás de la decisión no hay una intencionalidad política de partido, aunque seguiré trabajando para la ciudad.

¿En qué sentido?
De momento quiero un tiempo en stand by, para reflexionar, y después entraré a formar parte de alguna entidad.

¿Qué le ha movido durante todo este tiempo?
Lo que más te llena es cuando ayudas a las personas. La acción social es muy satisfactoria y tanto en La Floresta como a nivel de la federación fuimos muy activos durante los recortes.

Habrán quedado cosas pendientes.
Siempre podría hacerse más, pero sumar esfuerzos cuesta muchísimo. Sobre todo en una ciudad en la que el movimiento social está tan poco cohesionado. Me hubiera gustado poder ir todos a una y poder impulsar los concejos de distrito, en los que estén todas las entidades.

¿Las asociaciones de vecinos se han quedado obsoletas?
Antes tan solo organizábamos fiestas mayores, mientras que en los últimos años hemos desempeñado un papel muy importante en el ámbito reivindicativo. 

¿Se sienten escuchados por la administración?
No mucho. El Ayuntamiento debería tener en cuenta que la ciudadanía organizada tiene un papel y en los últimos cuatro años no ha habido mucho diálogo.

¿Por qué motivo?
No acaban de creerse los modelos de participación e interacción con la ciudadanía. 

¿Cómo ha cambiado su barrio desde que llegó?
Yo tenía seis o siete años y lo que vi entonces, y se ha visto de nuevo con la segunda ola migratoria y la crisis, es que La Floresta es un barrio muy solidario, en el que es muy importante la convivencia. Esto ha sido fruto de la acción vecinal. No lo digo porque yo fui su presidente. Esto ya viene de mucho antes. La asociación de vecinos siempre ha tenido una responsabilidad para fomentar la solidaridad y los valores.

Conectar Ponent con el centro de Tarragona siempre ha sido uno de los grandes retos.
Es una asignatura pendiente del urbanismo de la ciudad. Con esto no quiero decir que tenga que construirse más, sino que tienen que adecuarse las zonas entre los barrios y que el Francolí en lugar de una barrera sea un espacio de cohesión. Recuperar espacios para la ciudadanía.

¿Cree que el proyecto del Anillo Olímpico en Campclar ejercerá esta función?
No. Será otro espacio al que podrá irse, pero no cohesionará nada ni entre los diferentes barrios ni con el resto de la ciudad. Esperemos que en un futuro se convierta en un elemento de atracción, pero de momento no podemos pensar que los nuevos equipamientos serán un elemento de cohesión.

A lo largo de estos más de veinte años de trayectoria como líder vecinal, ¿con qué político de la ciudad se quedaría de los que ha tratado? 
Con Manuel del Amo, quien fue concejal de Espais Públics, en los inicios del alcalde (Joan Miquel) Nadal. Era una persona que a veces podía tener un carácter muy duro, pero sabía identificar una necesidad real de un capricho, y me ayudó muchísimo. Siempre decía las cosas tal como eran y la sinceridad y la honestidad en la política se valoran muchísimo.